Un estanque de inmóviles límpidas aguas
En las que nadie puede mirarse dos veces a la cara
Es el espejo como metáfora
Un estanque de inmóviles límpidas aguas
En las que nadie puede mirarse dos veces a la cara
Es el espejo como metáfora
A Case of You
The Sire of Sorrow
Coyote
(Evening Falls -
René Magritte, 1964)
(Imagen de Francesca
Woodman)
(Ilustra Ofelia, obra de John
Everett Millais, 1852)
740. El libro “The Cats of Wildcat Hill” contiene
instantáneas realizadas por el maestro de la fotografía Edward Weston, además
de textos suyos y de Charis Wilson, su pareja y asistente. Son imágenes de los
numerosos gatos con los que convivían en la casa de Carmel, California, a la
que llamaron “Wildcat Hill”, en honor a los gatos silvestres que decidieron
quedarse con ellos cuando construyeron la casa en una parcela perteneciente al
padre de Charis. El libro fue publicado en 1947 por la editorial Duell, Sloan
and Pearce y es un clásico para los amantes de los gatos.
739 “Si logras que un gato te mire a los ojos / y
miras muy fijo en los suyos / y sientes que el oscuro ronroneo pasa a tu cuerpo
/ y vibra cuando respiras y ves que no es confuso / sino parte de tu piel y tu
mirada / y ves más fijamente y los colores de su iris van cambiando y brillan /
pero en el centro la pupila, alargada, crece y se entreabre / y te muestra sus
jardines, los rumores que lo inundan / los pliegues pequeñitos de las cosas que
son grandes y flexibles y misteriosos / y te llevan a otros mundos / con
colores y sonidos / sensaciones que no
sabías que existían / Pero si te asustas y cierras los ojos / pierdes el mirar
fijo y el ronroneo / y él parpadea y se cierra esa puerta / hasta que vuelvas a
lograr que un gato te mire a los ojos / y mires muy fijo en los suyos…” (“Poema
para Sergio Laignelet” de la poeta mexicana Roxana Elvridge)
738. Monsieur Verdoux es una comedia negra de
1947 escrita y dirigida por Charles Chaplin, en la que además interpreta a un
bígamo asesino serial de mujeres. Para acometer la composición del personaje,
Chaplin se inspiró en el tristemente célebre Henri Désiré Landru y, mientras
escribía el guión, se dio cuenta que debía contrastar la frialdad e indolencia
del siniestro asesino haciendo que se conmueva con algo, y qué mejor que con el
animal que a él más lo conmovía, el gato.
737. “Duermo desnudo, voy por la casa desnudo, me
baño desnudo, como mi gato Safita. Sólo me cubro cuando tengo ocasión con el
vellón de una llama cuando hace mucho frío. Y siempre duermo desnudo, por si
acaso me sorprenden para no tener que hacer esfuerzos…” (Soren Peñalver, poeta
nacido en Albudeite en 1950, en una entrevista en https://www.laopiniondemurcia.es/)
735. Decía Stendhal que lo que engancha del amor
es la incertidumbre y quizá sea eso lo que nos ata a ellos: que nunca sabemos
cuándo van a hacernos caso y cuándo van a ignorarnos. Son elegantes,
misteriosos, caprichosos, graciosos, cariñosos… Tal vez sea también que se
parecen mucho a los humanos. Pero ciertamente el amor y la pasión que algunos
sentimos por los gatos es difícil de explicar ya que, objetivamente, no son
muchos los motivos que nos dan. A ver, ¿cómo se explica la adoración por un ser
que te araña los sofás, te despierta cada día a las 6 y media de la mañana, y
ocupa el mejor lugar de la cama? Eso sólo puede ser amor. Amor verdadero.
(Pedro Zuazua Gil, filólogo asturiano autor de "En mi casa no entra un
gato")
733. “Prefiero el cine / Prefiero los gatos /
Prefiero los robles a orillas del río / Prefiero Dickens a Dostoievski /
Prefiero que me guste la gente a amar a la humanidad...” (Fragmento inicial de
“Preferencias” de Wislawa Szymborska, poeta polaca (1923-2012), socióloga, licenciada en filosofía, Premio de Literatura
de Cracovia 1963, Premio del Ministerio de Cultura de Polonia 1991, Premio
Goethe 1996 y Premio Nobel de Literatura 1996. En la foto su estatua en Kórnik,
su ciudad natal, deja en claro lo que ella sentía por los gatos.
732. “Perdón, me agarrás cocinando” dice Inés. El
olor a cebolla se siente por todo su departamento ubicado sobre la Avenida del
Libertador. “No estoy llorando, ¿eh? Es la cebolla” agrega. Tiene puesto un
delantal de cocina sobre el jogging y el buzo. Hace un rato llegó de su
habitual corrida por el Rosedal y ahora está cocinando para su hija Abril que
todavía no volvió del colegio. Inés Garland no se siente identificada con la
figura del escritor loco que está todo el día escribiendo… Luego, en plena
entrevista, mientras se explaya sobre
sus obsesiones literarias, se interrumpe, le pregunta a Manuel Bence Pieres, su
entrevistador: “Hay olor, ¿no? ¡La cebolla!” grita y sale corriendo hacia la
cocina. Lolo, el gato que le regaló a su hija, da vueltas por el living. Afuera
la lluvia cae sobre una Buenos Aires gris. “Viste que no se puede cocinar y
hacer entrevistas a la vez” dice cuando vuelve. “¡Lolo, bajá de ahí!”, le
ordena Inés al gato que ahora se subió a uno de los estantes de la biblioteca.
“Cuando hay invitados se asusta” dice Inés y se vuelve a sentar. El gato no le hace
caso… (http://elanacoreta86.blogspot.com)
731. “Los animales fueron imperfectos / largos de
cola, tristes de cabeza / Poco a poco se fueron componiendo / haciéndose
paisaje / adquiriendo lunares, gracia, vuelo / El gato, sólo el gato apareció
completo y orgulloso / nació completamente terminado, camina solo y sabe lo que quiere…” (Así comienza
la “Oda al Gato” de Pablo Neruda que Antonio Skármeta lee para su exitoso programa
“El Show de Los Libros” en la televisión chilena. (www.youtube.com/watch?v=D-LeIc7VKT8)
(Imágenes de
Man Ray: Negative Kiss de 1935 y The Kiss de 1930)
(Dibujos de Odilon Redon)
(Archibald
MacLeish, 1892-1982)
(Ilustran Frutero y Fruta de Picasso
y Caligrama de Apollinaire)
La realidad es la respuesta que le oponemos
A lo desconocido
Nos aferramos a tal convención
Frente al miedo que nos provoca lo insondable,
Y tenemos siempre a mano el rótulo de irrealidad
Para protegernos de lo que fue hasta hoy impensado
O inimaginable
E incluso de todo aquello que aparece como nuevo
Que parece no tener antecedentes…
Porque juzgar algo como irreal es
Siempre más convincente y duradero que tener que vérnoslas
Con los hechos que no podemos explicar
Y que nos generan dudas que permanecerán inalterables
Mientras corroen nuestros sentidos, prejuicios y recuerdos
En tanto los hechos se olvidan o son reinterpretados
Por quienes postulan que la única verdad es la realidad:
Ya sean estos los ladinos o sus acólitos crédulos.
730. Hans Ruedi Giger, sí, el genio que diseñó el
Alien, fue un ilustrador suizo con una imaginación tan esplendorosa como
sombría al mismo tiempo que un tipo amable, afectuoso y con un elevado sentido
del humor pese a los sufrimientos por los que tuvo que pasar en su vida, que no
fueron pocos, en particular la pérdida de su mujer, Li Tobler, modelo además en
varios de los trabajos del artista, lo que provocó que se hundiera en una
profunda depresión de la que logró emerger (según sus estrictas palabras)
gracias al amor, compañía e inspiración de su inseparable gato Müggi, un dios
viviente para él.
729. Gaturro, el querido personaje del
historietista Nik, a su manera nos desea Felices Fiestas con esta gaturrada de
navidad.
728. Ernesto Sábato sonríe, su hijo Mario
encuadra por cámara y Mishina, la gata del escritor, dormita en su sillón
preferido en la mítica casa, hoy museo, de Santos Lugares. (Material del diario
de filmación de “El otro Sábato”)
727. Dicen que cuando el poeta Giuseppe Ungaretti
se demoraba en alimentarla o cuando le retaceaba sus mimos debía enfrentar los
maullidos de enojo de Liebre, la gata que había encontrado una madrugada en una
calle de Alejandría...
726. “Yace debajo / Un atardecer diáfano / y
tormentoso”, haiku que Natsume Soseki hizo inscribir en la lápida de su gato,
“un gato sin nombre” como el gato de su famosa novela, “Soy un gato”, auténtica
obra maestra de la literatura japonesa. Soseki fue un reconocido amante de todo
gato en general, profesor de literatura inglesa, escritor de haikus y poesía
china, y autor de varios libros aclamados, "Botchan", por ejemplo.
(Ilustra una imagen del manga de Jirō Taniguchi que cuenta la vida y obra del
gran escritor)
725. Françoise Hardy y Jacques Dutronc formaron
una sólida y rara pareja a partir de 1967. De caracteres muy opuestos, aunque
les unieran algunas cosas como una feroz independencia, sin importarles el qué
dirán. Él siempre más partidario de las extravagancias cuando ella comenzó a
darse a conocer como cantante triste y mu- sa de la melancolía... Había
estudiado Ciencias Políticas, Literatura; sus canciones reflejaban sus
problemas íntimos de orfandad, aunque ella no hablaba solamente de su infancia
y adolescencia. Su padre no ocultaba su homosexualidad; su madre murió en
tristes circunstancias ayudada por quienes le practicaron la eutanasia.
Estudiante en un internado religioso, al salir se la veía casi siempre
distante. La recuerdo en uno de sus viajes a Madrid. Me senté a su lado y no
dejé de fijarme en sus ojos tristes. No parpadeaba ni se esforzaba en esbozar
ni una mínima sonrisa. Su vida con Jacques Dutronc fue cambiado poco a poco
hasta dejar de ser la mujer introvertida del pasado. Lo que no abandonó jamás
fue su pasión por la astrología y su amor por los gatos, esto último es algo al
parecer muy característico en las personas solitarias. (https://www.libertaddigital.com)
724. “Algo se gesta en la sala de espera / algo
que flota sobre los cuerpos y las cosas / y el aire del verano es aún más denso
/ las voces han ido apagándose entre las mujeres / y la tarde se hace pesada y
cómplice / nadie se mira / hay ojos estacionados en un punto / y un sabor
amargo en las bocas / gatos hambrientos / las mujeres dejan soltar una mueca
hostil y melancólica…” (Marta Braier, poema de su libro “El río secreto”)
723. Instantáneas gatunas. Fotografía de Russell
Lee, Noche de Sábado, en Craigville, Minnesota, septiembre de 1937, en tiempos
de la gran depresión.
722. “Si fuera hombre no me hubiera estrangulado
de tu hermoso cuello / Ni hubiera muerto de tu perfume / Si fuera hombre, se me
ocurre, habría fundado una descendencia / Una ciudad que incendiar después / Si
fuera hombre vendrías más pronto hasta mi casa / Cuidarías de mi gato o de mí /
Cuidarías esta rara costumbre de enamorarse / Iríamos por las calles y por la
vecindad / Y las niñas de trapo mascullarían nuestra simpleza / Y todos
saldrían ilesos bajo los vestigios que dejáramos / Si fuera hombre no me
hubiera bajado en la estación correcta / Después de que trocaras con tu ojo la
prosaica ciudad y me dejaras pastoril y mística para siempre…” (Fragmento de un
poema de la poeta uruguaya Claudia Magliano)
721. “Me mudé a una casa en pleno territorio
gatuno. Es un barrio de casas viejas con angostos jardines tapiados. Por
nuestras ventanas traseras se divisan una docena de tapias en una dirección y
otra en la dirección contraria, de todos los tamaños y alturas. Árboles, hierba
y arbustos. Hay un pequeño teatro con tejados a distintas alturas. Aquí los
gatos están en su elemento. Siempre se les ve sobre las tapias, los tejados y
en los jardines llevando una complicada existencia secreta, como las vidas de
los chavales de barrio, regidas por unas normas particulares e inimaginables
que los adultos nunca aciertan a descubrir...” (Fragmento inicial de “Sobre
gatos” de Doris Lessing, ganadora del Shakespeare Prize, del Príncipe de
Asturias de las Letras y del Nobel de Literatura, entre otros grandes premios.)