martes, 24 de octubre de 2023

Jet lag tanka ---

 





En el espejo
De reojo he visto
Que mi reflejo
Me desvió la mirada
Musitando: lo siento



miércoles, 18 de octubre de 2023

Haiku de regreso ---

 




De viaje a mí...
Al lugar donde siempre
Estoy por llegar











































































































Tanto que contar
Pero no tengo palabras
Para hacerlo...


Bolsa de Gatos 1051/1060

 




1060. “Tal vez debieron cambiar mi nombre y llamarme Ovina, Oveja o Cordera / Sin pastor que me guíe, voy de aquí para allá en la pendiente / y a mí misma me pastoreo / en mi prado interior de serena tristeza lanzo un balido / pero sólo cuando tengo algún meeeeee que decir / El pasto es verde, mi gato calza calcetines blancos / y los árboles no se entrelazan unos con otros / Vestida de civil yo también sé sacudir un mantel / escurrir un trapo de piso y alzarme como una fachada de edificio” (“Agnes”, escrito por la poeta soldado israelí Agi Agnes Mishol y publicado en https://adalirica.wordpress.com/)





1059. Jacques Lehmann (en la foto retratando a su Mikette) siempre firmó sus obras con el seudónimo “Jacques Nam”. Es uno de los mejores dibujantes de gatos de la primera mitad del siglo XX. Desde muy joven dibujaba a los gatos de sus padres. Luego de matricularse en la Escuela de Bellas Artes de París trabajó para el Instituto Pasteur dibujando animales a la par de realizar caricaturas políticas en periódicos como “La vie parisienne” y “Le Figaro”, entre otros, además de ilustrar para las editoriales Hachette y Flammarion. Trabó amistad con la escritora Colette, gran amante también de los gatos, ilustrando sus textos y libros. Escribió y editó “Eux, mes chats” (Ellos, mis gatos), una colección de 45 poemas dedicados a los gatos con 70 ilustraciones, libro que hoy sólo se consigue en librerías de incunables. Luego de dibujar sobre papel investigó la técnica del laqueado, que acabó siendo su preferida y usó en numerosas ocasiones para plasmar el gran amor que sentía por los gatos: “Prefiero los gatos a cualquier ser viviente”. En su evolución como artista también esculpía y realizaba moldes de gatos para el bronce. La fábrica de porcelana de Sèvres reprodujo varios gatos suyos. En 1912 fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de París y en 1925 ganó la Medalla de Oro en la Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas por sus obras de animales. Al año siguiente le otorgaron la prestigiosa Legión de Honor y en 1970 con el Premio Grammont de la Sociedad Protectora de Animales. Durante su vida fue amigo de numerosos artistas, como Jean Cocteau, Paul Léautaud y otros enamorados de los gatos. En 1971, con 90 años de edad, expuso en Londres en compañía de otro gran pintor especializado en gatos, Théophile Steinlein. Falleció en su casa de París rodeado de sus gatos en 1974.





1058. “Daña a un gato y que yo te vea, y será lo último que hagas;  dáñalo y que más tarde me entere, y tendrás unas horas más” le dijo alguna vez a uno de sus seguidores Yukio Mishima (Kimitake Hiraoka de nacimiento) amante de los gatos, novelista, ensayista, poeta, dramaturgo, guionista y crítico de arte considerado una de las personalidades de la cultura japonesa del siglo XX.





1057. La licenciada y máster en psicología de la Universidad de Valencia Lorena Gascón en @lapsicologajaputa, su Instagram, nos recomienda: ¿Por qué tu gato se quiere más que vos? 1. Tu gato se prioriza y le da a su cuerpo el alimento y el descanso que necesita. 2. Tu gato vive en el aquí y ahora y no pasa tiempo dándole vueltas al futuro y al pasado. 3. Tu gato hace lo que quiere hacer y no hace lo que no quiere hacer. 4. Tu gato cuando se hace daño se lame esa parte del cuerpo y se permite el tiempo para sanar. 5. Tu gato tiene sus límites y cuando alguien los invade sólo se defiende. Conclusión: sé como tu gato. 





1056. “El gato, entre los animales, es el más perfecto. Los movimientos del gato (un gato se sub0e a una mesa llena de cosas y no derriba una), su sabiduría (‘si los gatos supieran hablar, no lo harían’, decía Nan Porter), la capacidad de estar al mismo tiempo en reposo y alerta (es fantastico ver a un gato dormir cuando de pronto, ante lo más mínimo, despierta.) Los gatos han marcado mi vida. A Soseki le dediqué una novela de 327 páginas. El gato es el animal de los escritores. Es silencioso. Es el príncipe de la libertad. No se puede domesticar nunca. Es un animal silvestre, no doméstico. Nunca lo verás en un circo. El gato es desobediente por naturaleza, nunca acata órdenes. Me encantaría reencarnarme en un gato.” (Fernando Sánchez Dragó, gatófilo, escritor y periodista español, prolífico autor de ensayos y novelas, en la foto con su gato Bufa)





1055. «Dick Whittington y su gato» es una leyenda del folklore inglés que refiere a Richard Whittington (1354-1423), un adinerado mercader que más tarde fuera alcalde de Londres, quien logró un formidable ascenso social desde una infancia muy pobre hasta volverse rico por venderle su gato a un país infestado de ratas. (Richard Whittington y su gato retratados por Gustave Doré)





1054. “Soy muy tierna, pero depende con quién, no con cualquiera.  Soy como mis gatas. Percibo las energías” declaró la actriz chilena Tanza Varela al sitio https://cosas.com.ec





1053. Diego Giacometti, tan escultor y gatófilo como su hermano Alberto, en un alarde de originalidad decidió inmortalizar en su “Chat matre d-hotel” de 1967 lo único que como atributo jamás se le puede imputar a un gato: ser servil.





1052. Instantáneas gatunas -  El escultor Diego Giacometti retratado junto a uno de sus gatos por la fotógrafa belga Martine Franck, esposa nada menos que de otro célebre gatero, Henri Cartier-Bresson.



1051. Un día el escultor Alberto Giacometti recordó que el gato de su hermano Diego «pasaba como un rayo de luz» caminando con su anatomía ágil y depredadora entre objetos cercanos sin siquiera tocarlos nunca. Como artista esto lo fascinó y decidió llevarlo al bronce. Eso sí, fue fiel a su estilo y convirtió al animal en una delgadísima estructura que “milagrosamente” se mantiene de pie, sin perder ni un poco de su esencia felina. Como dijera Sartre de las esculturas de Alberto Giacometti: «a mitad de camino entre el ser y la nada». La obra destaca por su horizontalidad extrema, muy rígida. Este minino podría colarse por el agujero de entrada de un ratón para devorar a sus víctimas. La anatomía de este gato es como la de los humanos de Giacometti: figuras alargadas, extremadamente delgadas y de una superficie rugosa, áspera, que inequívocamente captan la idea de un saco de vida compuesto sólo de piel y huesos. Giacometti reduce a este gato a la mínima expresión y sin embargo no deja de tener ninguno de los atributos propios del gato. (Le chat de Alberto Giacometti, hoy exhibido en el Museo Metropolitano de Nueva York es una escultura de 27.9 x 80 x 13.3 cm. Texto de Fulwood Lampkin publicado en www.historia-arte.com)