1040. Un lugar para pasar una bella tarde caleña.
“El Gato del Río” es una moderna estatua de bronce realizada por el pintor y
escultor colombiano Hernando Tejada y uno de los sitios más emblemáticos que
adornan las riberas del río Cali donde además pueden verse sus “novias” que son
15 gatas ubicadas en las cercanías, cada una de estás mininas con un significado
y una historia diferente, creadas todas por diferentes artistas en homenaje al
autor popularmente conocido como Tejadita, orgullo de la ciudad. Está instalado
en el oeste de Cali donde la brisa caleña es una delicia, lugar perfecto para
pasar la tarde, tomarse un vinito o sacarse fotos mientras pasean por la zona y
visitan otros lugares como San Antonio, la estatua de Belalcázar y el Museo de
Arte Moderno de la Tertulia, entre otros. (Encontrado en el sitio de turismo y
paseos https://www.minube.com/)

1039. Hazel Scott fue una virtuosa pianista de
música clásica y cantante de jazz que incursionó también como actriz en el cine
norteamericano, además de destacarse como activista en contra de la
discriminación y la segregación racial. En la portada del semanario Jet aparece
con su siamés en brazos junto a un epígrafe que alude a “su revelador costado”,
que no era otro que su devoción por los gatos, por supuesto.

1038. Un cardenal en su corte de gatos. La web
culturizando.com ofrece una breve y curiosa semblanza del todopoderoso cardenal
francés Richelieu, un enamorado compulsivo de los gatos, a los que (nunca mejor
dicho) trataba con “honores de Estado”. Sus nombres delatan cada peculiar
personalidad: Félimare (atigrado), Gavroche (semi-angora), Gazette (muy
indiscreto), Lucifer (negro como el azabache), Ludovico el cruel (inveterado
asesino de ratas), Ludoviska (amante polaca de Ludovico el cruel), Mimi-Paillon
(un angora dorado), Mounard le Fougueux (follonero, ladino y caprichoso),
Perruque (peluca), Pyrame y Thisbé (se profesaban una mutua atracción y
llevaban el nombre de los dos amantes de la mitología griega), Racan (nombre de
poeta y académico), Rubis sur l’ongle (Rubí sobre la uña, bebía su leche
siempre hasta la última gota), Serpolet (adoraba el sol) Soumise (Sumisa, a la
que el cardenal calificaba como su gata dulce y cariñosa, por lo que era su
favorita. Más allá de la anécdota y de las peculiaridades de cada uno de los
mininos, el caso evidencia que existía un hilo que unía la sensibilidad para
las artes y las letras del alto dignatario con su dedicación entusiasta hacia sus
felinos. (https://www.catanddogtank.com/)

1037. “No me sorprende la invisibilidad de los
gatos / La sospechaba desde niño / Los comprendo / Conocemos lo peligroso del
hombre con miedo / Ahora que sé que no se esconden / Aprenderé de su ausencia /
Ser invisible puede serme útil / En un mundo donde todo está a la vista” (“Gatos”,
poema de Jorge Santkovsky)

1036. “Los amantes fervientes y los sabios
austeros / Aman igualmente, en la estación madura / A los gatos poderosos y
serenos, orgullo de la casa / Que como ellos son friolentos y sedentarios /
Amigos de la ciencia y la voluptuosidad / Buscan el silencio y el horror de las
tinieblas / El Erebo los habría tomado por sus corceles fúnebres / Si pudieran
al yugo inclinar su altivez / Toman al meditar las nobles actitudes / De las
grandes esfinges estiradas en el fondo de las soledades / Que parecen dormirse
en un sueño sin fin / Sus caderas fecundas están llenas de chispas mágicas / Y
partículas de oro, tal como una arena fina / Estrellan vagamente sus pupilas
místicas” (‘Los gatos’, poema de Charles Baudelaire, analizado verso a verso
por el filólogo y lingüista ruso Roman Jakobson y el antropólogo, etnólogo y
filósofo oriundo de Bélgica Claude Lévi–Strauss en un imperdible volumen
editado en 1962 con el homónimo título de ‘Los gatos de Charles Baudelaire’)

1035. “Te contaría que en la casa de enfrente
otra vez pusieron lucecitas de Navidad, que la glicina está a punto de florecer
y que me intriga saber de qué color serán los pétalos cuando se abran. Te diría
que hoy anduve en bicicleta, que después llegué a casa y me tiré en el sillón,
que recorrí con mi mente cada milímetro de tu cuerpo y que mi gato me preguntó
por vos. Te diría que el silencio es un espacio que se hace y que tu miedo
también es el mío, que extraño tirarnos sobre el piso de madera a respirarnos,
que te pienso y que pensarte es otra forma de amor. (“Ninguna palabra tuya”,
prosa poética de Leila Sucari, escritora y poeta argentina, ganadora en 2016
del Premio del Fondo Nacional de las Artes por su novela "Adentro tampoco
hay luz".)

1034. «En el hall de la estación advirtió que
faltaban treinta minutos. Recordó bruscamente que en un café de la calle Brasil
(a pocos metros de la casa de Yrigoyen) había un enorme gato que se dejaba
acariciar por la gente, como una divinidad desdeñosa. Entró. Ahí estaba el
gato, dormido. Pidió una taza de café, la endulzó lentamente, la probó (ese
placer le había sido vedado en la clínica) y pensó, mientras alisaba el negro
pelaje, que aquel contacto era ilusorio y que estaban como separados por un
cristal, porque el hombre vive en el tiempo, en la sucesión, y el mágico
animal, en la actualidad, en la eternidad del instante.» (Fragmento de “El
Sur”, célebre cuento de Jorge Luis Borges, aquí fotografiado por el gatófilo
siciliano Ferdinando Scianna)

1033. Maxwell El Gato Mágico, publicado el 29 de
marzo de 1980 en el periódico Northants Post por Jill de Ray (un alias de Alan
Moore). Jill de Ray es un seudónimo en “homenaje” a Gilles de
Montmorency-Laval, barón de Rais, más conocido como Gilles de Rais, un noble y
asesino serial francés del siglo XV que luchó en los últimos años de la Guerra
de Los Cien Años al lado de Juana de Arco. Alan Moore, además de amante de los
gatos, es el escritor y guionista británico creador de cómics tan destacados
como Watchmen, V de Vendetta, Swamp Thing, From Hell y The League of
Extraordinary Gentlemen, por lo que ha sido considerado por wikipedia como el «mejor
escritor de historietas de la historia».

1032. “Un gato, cuando se siente a gusto, emite
un sonido difícil de describir: algo entre el rumor de una tormenta lejanísima,
el rodar de un tren de mercancías que cruza durante la noche un puente de
madera y el zumbido del agua a punto de hervir. Es uno de los sonidos más
agradables que existen y se llama ronroneo” dice la prolífica escritora
alemana, critica literaria y periodista Elke Heidenreich.

1031. Me enorgullezco de mi gato Émile y cada día
soy más consciente de cuánto me enseñó, cuánto le debo y hasta qué punto su
lealtad, su nobleza y su inocencia me acompañarán de por vida. También su
partida me ha hecho comprender aún mejor el dolor y desgarramiento que padecen
los que pierden un ánima que aman. No hay consuelo posible. He recibido un mail
de mi buena amiga y alumna Yanela Pildain que ha perdido a su gato Soni y está
descorazonada, pero encuentra aliento en la meditación. Estoy muy agradecido
por la extraordinaria acogida que está obteniendo mi libro, el muy sentido
homenaje a Émile, "Lo que aprendí de mi gato Émile". (Publicado en ramirocalleoficial
su cuenta de Instagram)