La noche emerge
En ese
estanque de perlas que es la luna llena
De melancolía
Las horas caen
lánguidamente
Como las hojas rojas
doradas del árbol de otoño
La brisa vaga perdida
Como mi amada entre la
neblina de mis desvelos
Brillan mis ojos
encendidos
En lágrimas
Como estrellas
Gemidos en el aire me
traen su recuerdo
En esta noche sin ella
Vuelo de fiebre
Añoro sus labios, siente Genji
Su perfume aún persiste en
mis manos
No deja rastros en el
silencio colmado de grillos
Como si fueran
incrustaciones
Refulgen en el oscuro
verdor del follaje
Tal vez sean los ojos
temerosos de los ciervos
Tal vez el inocente sopor
de este instante