Y abro de par en par la mirada...
Para no acallar las sonoras instantáneas
Que pudiera haber detectado y pretendo se lean siempre nuevas
1010. En su libro ‘Céline secreto’, la viuda del
autor de ‘Viaje al fin de la noche’ recuerda a Bébert, el gato que acompañó a
la pareja en su huida de Francia en tren: “Bébert nos salvó la vida. Me sentía
tan desolada que me hubiera dejado morir sólo para que mi gato viviese. Era él
quien nos creaba un pequeño hogar, un corazón que latía”. Céline había firmado
panfletos antisemitas durante la Ocupación y huyó a Dinamarca donde alternó la
cárcel con viviendas precarias hasta que pudo regresar a su país. En algún
momento adoptó un perro y solía escribir con él atado a su cintura para que no
devorase a Bébert, que siempre estaba vigilante. “Bébert vivio con nosotros ese
pedazo de historia, totalmente inmóvil en la mochila, sin pedir comida ni
bebida, como abstraído dentro de sí mismo pero en contacto directo con la
atrocidad del mundo”, cuenta la viuda de Céline. En estos momentos, otros gatos
(en Gaza, en Siria, en África, en Ucrania) contemplan con sus ojos esa
atrocidad y ofrecen a sus dueños algo parecido a un hogar en la intemperie”
concluye Patricio Pron en su artículo para https://elpais.com/ (En la foto
Louis-Ferdinand Céline con Lucette-Destouches y Bébert)
1009. “El gato Cascabel lo acompaña en casa los domingos que Antonio López pasa pintando. «Yo vivo el domingo en los demás, en mis hijas que nos visitan, en mis nietos que no van a la escuela» cuenta con sencillez y parsimonia el Maestro mientras acaricia a un gato al que nos presenta como Cascabel y al que le dedica todo el rato apelativos tiernos y cariñosos, como Mini. «Los animales no hacen cosas distintas los domingos, sólo el hombre lo ha reglamentado así, porque el hombre necesita poner orden en el tiempo», reflexiona.” (Fragmento de un artículo sobre el gran pintor hiperrealista y escultor español Antonio López García aparecido en https://www.abc.es/)
1008. “¿Por qué inventé ese personaje y por qué
mi fascinación por los animales, específicamente los gatos? La respuesta es de
índole autobiográfica. Amo a los gatos y no me fue muy difícil construir ese
personaje, ni siquiera su psicopatía. Una colega me dijo que la presencia de
los gatos en la novela es una suerte de homenaje a los felinos, y a mí me gusta
esa idea. De hecho, empecé a escribirla cuando murió una gata que adoraba. Si
bien había amado a muchos animales, el dolor que me produjo me impactó en
varios sentidos y, como me sucede a menudo, para huir de un dolor o de un
miedo, me sumerjo en la escritura.” (Fragmento de una entrevista a la escritora
Romina Doval sobre su novela “Presa suelta” en https://www.agenciapacourondo.com.ar/)
1007. “El Sr. Lear se hizo de un gato que entró de cabeza por la chimenea /en una fría tarde de invierno mientras dormían las caléndulas / Como un rayo se tiró en el sillón esparciendo muchas cenizas /¿Será el nuevo deshollinador? / No veo el escobillón. Pensó Lear / Quien raudo salió hacia la iglesia a preparar el bautismo / llevando una liebre y un mirlo para salir de padrinos / El Sr. Lear lo bautizó Foss y ni él sabe bien porqué / Tal vez porque es parecido al resoplido de un tren / Así fue que este gato loco le trajo buena fortuna / mientras cuida las cenizas hasta después del panqueque con mermelada de tuna / Es que una noche tormentosauna centella le quemó la cola / Ya no puede espantar mosquitos y se parece a una ampolla / Ocurre que ese golpe eléctrico lo iluminó de por vida / escribiendo sobre las cenizas con su cola como pluma extrañas rimas caseras / tales como: ‘una vieja de Corfú se tragó una linterna / y ahora ella es como un faro que ilumina Ciudad del Cabo / Esta eléctrica vieja de Corfú’ / Cuando el Sr. Lear vio eso no entendió ni un pepino / pero en un cuaderno lo copió y con tinta china lo ilustró / Todos los días sobre cenizas anotaba nuevas rimas /Entonces Lear le asaba un arenque o una corvina / Para escribir tonterías había que estar mal de la cabeza /pero entre arenque y arenque publicó un libro el Sr. Lear / Tuvo un éxito inmediato / los niños adoran los disparates / Así es que fueron famosos viajando por todas partes / Foss nunca se molestó en perseguir un ratón / Dormita sobre un almohadón y come lucio con jamón / Ni Lear ni Foss tienen idea de lo que escriben y publican / Todo sea por un arenque y bollos de mantequilla” (“Todo por un arenque (Foss)”, poema del poeta de Venado Tuerto Marcelo Ajubita, incluido en su libro inédito "Los gatos estrafalarios” y encontrado en http://campodemaniobras.blogspot.com/)
1006. Además de la música John Cage tenía otras
dos pasiones: las setas y su gato negro Losa. Se sabe que tuvo otro gato negro
antes, llamado Skookum, pero un operario que arreglaba algo en su piso lo dejó
escapar. El compositor se lo tomó tan mal que un amigo suyo llegó a decirle que
debía quizás volver «a la escuela zen». Losa, de nombre completo Losa Rimpoche
Taxi Cab, y Cage disfrutaban asustando a las visitas primerizas. Losa se movía
por el ático con una caja de cartón que Cage le ponía encima y el invitado
exclamaba inevitablemente: «¡Tiene miedo, no puede salir!» Pero Losa instantes
después alzaba el borde de la caja, salía por debajo y le lanzaba una mirada
desdeñosa a la visita antes de retirarse a un lugar tranquilo a descansar…
(Extractado de un artículo en https://gatosyrespeto.org/
1005. El 13 de abril de 1963, a bordo del 'Louis Lumiére', Pepe Fernández emigra definitivamente a París. Durante años las noticias de Juan Rodolfo Wilcock le llegan desdde lejos. Pero sabe que en Italia su amigo se ha convertido en un personaje sorprendente. Escribe en italiano, ha adoptado a un chico, Livio Bacchi Wilcock, y ha estrenado una obra de teatro, ‘Brasil’, en el Festival de Spoleto. Una princesa ha dado para él una recepción en su palacio y Wilcock ha llegado con su gato en brazos diciéndole al lacayo que no puede quedarse porque no tiene con quién dejar al animal, cosa que se comprende porque ese gato se las trae. En sus memorias, ‘Un gran porvenir detrás de mí’, Vittorio Gassman cuenta que cierta vez Gigi Proietti fue a Velletri a visitar a Wilcock en su casa vacía casi sin muebles pero "llena de pequeños misterios". Wilcock era el traductor de Ricardo III de Shakespeare puesto en escena por Luca Ronconi y Proietti quería hablarle de una traducción del Fausto de Marlowe. "Wilcock exponía sus ideas con voz calma -escribe Gassman- cuando un gato cruzó la habitación diciendo claramente: `Me voy porque ustedes me aburren´, mientras el escritor continuaba hablando imperturbablemente. Al cabo de un instante, Gigi no pudo más y preguntó estupefacto: `Pero, acabo de ver pasar un gato, ¿no? Sí, sí, es mi gato. Me imaginaba pero, ¿habla?... Y Wilcock dijo secamente: Sí, pero no siempre..." (El país de Juan Rodolfo Wilcock. Extractado de La Nación–Cultura del 29 de junio de 2003)
1004. El gran poeta romántico ingles John Keats,
autor del Endymión (1818), es el primero de los convocados a esta antología
sobre poetas amigos de los felinos domésticos. Keats es autor además de una oda
repleta de un intenso e irónico humor inglés dedicada al gato de la señora
Reynolds, madre de su amigo y también poeta J. H. Reynolds. Sus versos, que lo
muestran pleno de conocimientos y empatía con los gatos, se publicaron diez
años luego de su muerte. Se dice, y no es una leyenda urbana porque infinidad
de fotografías lo prueban, que desde entonces en el cementerio romano donde fue
sepultado se ven gatos cuidando la tumba del joven autor del Hyperión (1819)
fallecido de tuberculosis el 23 de Febrero de 1821 con apenas 26 años. A
continuación la obra en cuestión: Oda al Gato - "¡Gato! Tú que has dejado
atrás el gran climaterio / a cuántas ratas y ratones habrás exterminado en tu
vida! / ¿En cuántos bocados? / Contempla con tus lánguidos y brillantes ojos
verdes / aguza tus aterciopelados oídos / pero, te ruego, no me claves las uñas
que ocultas / y enaltece tu dulce maullido / contándome tus embates sobre
tantos peces, tiernos polluelos, ratas y ratones / No, no bajes tu mirada / no
te lamas tan delicadamente las garras / porque a pesar de tus ronroneos y
resuellos / y de que hayas perdido ya tu cola / y que las criadas te hayan
corrido a patadas / tu pelo sigue tan suave / como el día aquel cuando tan
joven penetraste la ventana / y quedaste por completo salpicado de astillas de
vidrio.” (Extractado de https://www.catanddogtank.com/)
1003. Louis Coulon, apodado 'Padre Coulon', fue un trabajador de Montluçon y representante del sindicalismo francés amante de los gatos. Fue popular por tener una de las barbas más largas del mundo (3m 35cm) además de ser una figura icónica de la fotografía de principios del siglo XX.
1002. La periodista Gabriela Carchak cuenta “me
pasé la vida diciendo que los gatos eran unos seres inmundos, hasta que
aparecieron ratones en mi casa y le tuve que tocar el timbre a mi vecina
pidiéndole con mi peor cara de asco: ¿Me prestás el gato? Encima, soy alérgica
a su pelo. Así llegó Jazmín a casa, pero me inmunicé en 15 días. Yo, que odiaba
a los gatos, ahora duermo con ella, que se lleva bárbaro con mi golden
retriever. Sólo una cosa tiene en contra: ¡Cuando no estoy en casa la extraño
un montón!” (Encontrado en http://divinosgatos.blogspot.com.ar)
1001. Cuentan que Bohumil Hrabal (1914-1997)
falleció tras caer por la ventana de la habitación del hospital donde había
sido internado mientras (dicen algunos) estaba dándole de comer a unas palomas,
aunque hay quienes perjuran que eran unos gatos del tejado, como fuere, sólo
una sensibilidad como la suya pudo destinarlo a una muerte así, entregado a la
humana honda tarea de amar y cuidar a los animales. Hrabal fue un novelista tan
extraordinario como diferente, a quien el éxito jamás se le subió a la cabeza.
Cuando el régimen prosoviético que gobernaba Checoslovaquia le censuró sus
publicaciones a raíz del éxito de sus “Trenes rigurosamente vigilados” de 1964,
él se limitó a seguir concentrado en su tarea dde escritor sin preocuparse del
vanitas vanitatum de publicar, mientras en un cajón iba acumulando sus grandes
obras maestras: “Yo que he servido al Rey de Inglaterra”, “Una soledad demasiado
ruidosa”, “Personajes en un paisaje de infancia” y varias más que iban y venían
pasando de mano en mano en ediciones piratas. Fue cuando el Club Pen lo animó a
presentarse tras el cambio que Hrabal rechazó la iniciativa y respondió que
bastante tenía ya con cambiarse a sí mismo como para intentar ponerse a cambiar
el mundo. Bohumil Hrabal fue un humilde y tierno hombre amante de los animales,
muy particularmente de los gatos, a los que les dedicó un libro imprescindible
en su literatura “Mi gato Auticko", editado en 2016 por Galaxia Gutenberg
con la deliciosa traducción al español de Monika Zgustova.