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Alguien maneja el viento, lo tripula, quiero decir, el viento es una nave y alguien está al mando, sentado en su butaca, en la cabina, rodeado del más sofisticado instrumental de navegación, y ordena poner proa al destino o virar a estribor. Alguien maneja el viento. Nadie me lo saca de la cabeza.
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De otra manera no se explica que cuando una hoja se desliza por el césped recién cortado y corrés a levantarla, en el preciso momento en que te inclinás y estirás la mano para atraparla, el viento vuelve a soplar, llevándola y trayéndola por el jardín, inasible ante tus ojos impotentes, ridiculizándote. Entonces es verdad. Alguien maneja el viento y se ríe de vos, ignorante de esa verdad.