320. “Consideraciones del Gato Murr”, del escritor, jurista, dibujante,
caricaturista, pintor, cantante y compositor musical prusiano Ernst Theodor
Wilhelm Hoffmann (1776-1822), es la biografía de dos artistas inequívocamente
diferentes. El gato cuyo nombre le da título al libro es un filisteo pedante y
un literato acomodaticio, y el músico Kreisler es el prototipo del artista
romántico y pasional que lo da todo por el arte. En cierta forma la obra es una
sutil alegoría sobre las dificultades que debe enfrentar un artista y es al
mismo tiempo referencial de la vida del propio Hoffmann que fue un artista por
las noches y un eficiente funcionario judicial durante el día. El hecho de que
Kreisler tenga que vérselas finalmente con la locura, en contraste con la
cómoda vida burguesa del Gato Murr es, además, una nítida toma de posición de
Hoffmann sobre la romántica dicotomía entre el arte o la vida.
319. "Lo que distingue a los gatos del ser humano es que ellos
también saben abrir puertas, pero nunca las cierran” dice Ai Weiwei al comienzo
de ‘Never Sorry’, el documental de Alyson Klayman que cuenta su vida y su obra como
artista conceptual y activista disidente del gobierno chino. Ai Weiwei es hijo
del poeta Ai Ping, uno de los referentes de la poesía china actual, y vive en
Pekín en una casa especialmente acondicionada para su medio centenar de gatos.
318. El infernal instrumento al que aludía la entrada anterior, el Piano
de Gatos, en verdad existió, y fue obra del estudioso alemán Athanasius
Kircher, según consta profusamente documentado en el tomo quinto de la
Universalis Musurgia de 1650, quien lo fabricó para estímulo y diversión de un
príncipe italiano que padecía muy fuertes depresiones. Cuenta la crónica de
este suceso que, tras una ardua búsqueda, Athanasius logró seleccionar a siete
gatos con diferentes tonos de voces y que los ordenó en pequeñas jaulas
especialmente diseñadas, con sus colas aferradas a las teclas de un piano para
que, al ser presionadas durante la ejecución del instrumento, chillaran de
dolor, provocando así las diferentes voces o notas en cada uno de ellos.
317. Este cortometraje de 8’ es obra del estudio australiano The
People’s Republic of Animation, está basada en un poema de Eddie White y fue
co-dirigida por el propio White y por Ari Gibson y narrada por el músico y
actor Nick Cave: “Había una vez, una bohemia ciudad de gatos en la que un gato
poeta se enamora de la bella gata cantante que cada noche lo seduce desde un
escenario de bar. Todo transcurre con abúlica normalidad en esa ciudad hasta
que un día los gatos comienzan a desaparecer. El desconcierto le da paso a la
desesperación mientras se va vaciando de gatos la ciudad, cuando también
desaparece la gata cantante y el gato poeta no sabe qué hacer ni dónde buscarla...
hasta que escucha sobre la oscura leyenda del instrumento infernal que
aparentemente ha provocado que desaparecieran sus congéneres: el piano de
gatos. (Esta entrada de alguna manera se continúa con la próxima...)
316. “Los gatos son graciosos, pero tienen una gran variedad de extraños
modales para demostrar su alegría. El nuestro, por ejemplo, siempre se orina en
nuestros zapatos." (W. H. Auden)
315. Hoy 13 de julio se cumplen 90 años del nacimiento de Simone Veil en
Niza, sobreviviente de Auschwitz, militante feminista ferviente y enamorada de
los gatos, ministra de sanidad del gobierno de Valéry Giscard d'Estaing que
promulgó la llamada “Ley Veil” por la que se despenalizó el aborto en Francia,
falleció en París el 30 de junio pasado.
314. “Se comprueba con tristeza que hay muchos menos gatos que antes. A
esos extraños y misteriosos dioses de Roma los están exterminando, y las ratas
tienen más libertad para salir a prender su cena en las inmemoriales montañas de
basuras de todos los rincones… Un gato salido de no se sabe dónde, rayo con
pelos, atraviesa entre los automóviles la Vía Garibaldi. Es el primer gato que se
ve por el barrio, pues aún en la noche casi ninguno hace ahora su aparición
entre los restos de comidas arrojados por las trattorias y restaurantes. Repito
y compruebo la desaparición alarmante de los gatos en Roma. Antes, bajo la
ventana de mi cocina, desde la que se ve una oleada rítmica, y en diferentes
planos, de pálidos tejados maravillosos, dábamos de comer todos los días a más
de veinte gatos de todas las edades y tamaños. Las tiernas y, a la vez, feroces
palomas descendían de los tejados altos y chimeneas a mezclarse entre el
agitado gaterío para aprovecharse de la comida. Siempre observé a los gatos
deseosos de merendarse una paloma, pero éstas los amedrentaban a sacudidas de
aletazos, que los gatos recibían sorprendidos. A Baudelaire le hubiera
entusiasmado aquella escena. Aunque más le hubiera divertido, quizá, ver a una
jauría de perros con los ojos sacados por los gatos. Pero en mis tejados no
queda ni uno. Ya no escucho desde mi cuarto su desgarrado y doloroso amor,
lleno de maullidos y silencios impresionantes…” (Fragmentos del artículo de “Gatos,
gatos y gatos y más gatos firmado por Rafael Alberti el domingo 18 de agosto de
1985 en El País de España)
313. “María Elena Walsh me decía que a los gatos hay que ponerles
nombres con varias I, porque la I es un sonido que ellos escuchan mucho...” (Sara
Facio se dejó fotografiar con su gata Nefertiti en una entrevista de La Nación
en abril de 2011)
312. HUMOR: El gato vive marcando el territorio donde será el centro de
atención permanente.
311. “De pibe yo era alérgico a los gatos”, me dijo. ¿Y qué pasó que ahora
convive con ellos como si nada?, le pregunté. “Y me dejé de joder…”, me
contestó el escritor argentino Alberto Laiseca, allá por 2001, en el legendario
bar La Giralda de la Avenida Corrientes. (CP)