Fielmente imprecisos
Cada reflejo
Un mero espejismo
Ficciones de mí mismo
940. “Dejás que la gata pruebe sus dientes en tus
nudillos / y eso está bien / ella te dice cuánto puede calcular la profundidad
de la mordida, / en milímetros la extensión de sus garras. / Y por tu parte
probás la consistencia real de una perfección. / Caravaggio quiso la luz de una
dentellada en sus cuadros oscuros; / la luz en la oscuridad que se hace de
golpe era la luz sin duda de aquel raggazzo del Tevere. / Las gatas te miran
perdonando tu vida de gran gato sin garras que camina por la casa. / Sus ojos
entrecerrados dicen: / nacimos en equilibrio, para nosotras la revelación no
hace falta.” (“Dejás que la gata pruebe sus dientes en tus nudillos”, poema de
Jorge Aulicino, publicado en su libro ‘Mar de Chukotka’ de Ediciones Del Dock
en 2018)
939. Vivien Leigh fue enviada cuando tenía 6 años
de pupila a un convento donde permaneció gran parte de su infancia. En el
convento había muchos gatos y fue allí donde empezó su amor por ellos. "Yo
era la niña más pequeña y me consentían bastante. Recuerdo que hasta me dejaban
llevar a mis gatos, porque así los sentía, míos, a la cama conmigo. Me ocupaba
a diario de que los hayan alimentado y de cuidarlos si estaban enfermitos, que
tuvieran limpios sus cajones con aserrín los que hacían sus necesidades allí,
porque otros preferían hacer en el pasto en los jardines y algunos hasta en los
tejados. Siempre he sido una loca por los gatos. Por qué habría de
negarlo."
938. Willis, mi gato, anda sigilosamente sobre
las páginas de mi libro, se sabe importante, porque lo es, moviendo su larga
cola de un lado para el otro. “Hazles entender a tus lectores, murmura, que los
gatos realmente somos importantes en momentos como éste.” Willis termina de
decir esto y va a comerse la comida que habíamos preparado para nuestro bebé.
Algunos gatos son demasiado testarudos. Confirmo. Lo próximo que querrá hacer
es escribir novelas de ciencia ficción. Espero sinceramente que lo haga…"
(Philip K. Dick)
937. Romare Bearden fue un artista, escritor,
defensor de las artes, humanista, compositor y amante de los gatos. Se le
conoce especialmente por sus collages con los que solía describir escenas de la
comunidad afroamericana. Fue un artista prolífico, y pese a que no hizo muchos
cuadros con gatos ellos fueron muy importantes en su vida y en la de su esposa
Nanette Rohan. Tuvieron cuatro gatos y a tres los bautizaron con nombres que
evocaban personalidades ilustres: Mikie en honor a Miguel Ángel, Rusty por el
legendario héroe persa Ibn Rustom y Tuttle por Tutankamón. El cuarto, Gippo,
fue quizá el más conocido y con el que más viajaron. En 1967 fue con ellos de
viaje por el Caribe y esto le contó Bearden a Henry Ghent en una entrevista: 'Gippo
es tan mimoso y divertido que nos resultaba imposible dejarlo. Cómo habrá sido
el viaje que se convirtió en la mascota de todo el barco y después, cuando el
crucero acabó, no quería bajar a tierra. Todos lo habían mimado tanto con medio
kilo de hígado de ternera por día que no quería saber nada de bajarse. En
algunas islas, en Barbados por ejemplo, no se pudo bajar por la cuarentena que
les imponen a los animales. Pero a Gippo no le importó porque era feliz a
bordo...' (Extractado de http://gatosyrespeto.org)
936. Contratapa del libro “Los Gatos de Julia -
Una vida en compañía de los gatos” que cuenta la historia de la pionera en
gastronomía televisiva y chef estadounidense Julia Child, en cuyo epígrafe
sintetiza, palabras más o menos: “Realmente, cuanto más cocino, más me gusta
cocinar. Pensar que me ha llevado 40 años encontrar mi verdadera afición y
pasión creativa, aparte de mis gatos y mi marido.”
935. Todos los gatos son voyeuristas. De niño, la omnisciencia divina era una de mis mayores preocupaciones: ¿cómo se las arreglaba Dios para saber qué hacíamos a espaldas de nuestros padres? A los once años, mientras pensaba cuáles eran los únicos ojos que parecían estar en todas partes, resolví el misterio: los gatos eran los espías de Dios. Desde entonces, sentí fascinación por los gatos y pensaba en la cara iluminada de la luna como en la gran antena parabólica de Dios. A los dieciséis, me decía: es indudable que los gatos estudian el comportamiento humano y nada define mejor a un hombre que su actuación frente a un gato. También me decía: todas las posturas de los gatos son posturas fotográficas y los gatos parecen llevar siempre la belleza del paisaje a cuestas. Una década después había olvidado el asunto de los gatos, hasta que la soledad los trajo de nuevo. A veces me imagino la vida vista desde los ojos de un gato y le encuentro sentido a los sucesos cotidianos: “La muchacha que limpia el aparador parece estar diciéndome adiós.” “La mujer que se pone gotas medicinales en los ojos se suministra lágrimas.” Hay ciertas noches en que me pregunto: —Es éste un cielo con bruma?... Y una voz a mi lado me responde: —No, es la luna vista por un miope. A ratos me pregunto si no terminaré siendo como los gatos: un voyeur de mis propios voyeurs. (Texto de Eduardo Huchín Sosa encontrado en https://tediosfera.wordpress.com/)
934. La curiosísima obra ‘Chatrán y su mundo
astral. Vida de mi gato siamés’ (Editorial Elche, 1992) del biógrafo e
historiador Vicente O. Cutolo refiere sobre la nocturnidad de los gatos, a
quienes señala como ocasionales testigos de los duelos a cuchillo en los grises
arrabales de Buenos Aires. Ellos vieron al verdadero hombre porteño desparramar
su olvidada guapeza, tal como lo describe con inobjetable precisión literaria
el citado Vicente O. Cutolo, cuando apunta que “El gato conoció arterias de
tierra en el Buenos Aires antiguo, donde existía la verdadera identidad porteña
que estaba en la subconsciencia urbana…” (Extractado de un artículo que habla
sobre literatura borgeana en http://jovenesrevisionistas.org/)
933. "Estados de la materia / Los estados de
la materia son cuatro: / Líquido, sóli- do, gaseoso y gato / El gato es un estado
especial de la materia / Si bien caben las dudas / ¿Es materia esta voluptuosa
contorsión? / ¿No viene del cielo esa manera de dormir? / Y este silencio, ¿acaso
no procede de un lugar sin tiempo? / Cuando el espíritu juega a ser materia
entonces se convierte en gato…” (“Estados de la materia” del poeta, novelista y
ensayista colombiano amante de los gatos Darío Jaramillo Agudelo)
932. “Lugar seguro”, óleo que la pintora inglesa
Catherine MacDiarmid publicó en su Facebook. “Este es un retrato de mi hija con
su gato, lo pinté durante el confinamiento cuando sus ansiedades sociales eran
más frecuentes. Quería mostrar eso mismo y que se viera el fuerte vínculo que
tienen y cómo su naturaleza ansiosa se refleja en la personalidad de su gato.”
931. En agosto de 1936 James Joyce le escribió a
su único nieto Stephen una carta, hoy convertida en cuento para niños,
ilustrado por Casey Sorrow y editado por la James Joyce Foundation con el
título “Los gatos de Copenhague”. Junto con la carta Joyce le envió además una
enorme caja con forma de gato llena de dulces, una especie de gato de Troya con
el que burló los controles parentales. “No puedo enviarte un gato de Copenhague
porque ¡en Copenhague no hay gatos!” empieza la carta y continúa describiendo:
“Hay montones y montones de pescados y bicicletas, pero no hay gatos. Tampoco
hay policías. Todos los policías daneses se pasan el día en casa, en la cama.
Fuman grandes puros daneses y beben leche cortada… pero no son gatos.”
(Obras de la artista ilustradora Lola Dupre)
930. Cuenta María Esther Vázquez en la biografía ‘Borges
- Esplendor y Derrota’ que Beppo, el gato del escritor, se llamó originalmente
-y modestamente- Pepo. Fue rebautizado en homenaje a Lord Byron y su obra
homónima, un burlesco veneciano escrito en verso. "Era un gato albino muy
lindo, de mal carácter y pésima salud", narró ella. Y agregó: "Esta
especie mínima, doméstica, de tigre, casi un tigre de jardín, intrigaba a
Borges. Se preguntaba cómo serían sus pensamientos, si los tuviese, cómo sería
el mundo para él". Cuando ya estaba cerca de los 80 años, después de la
hora del té, Borges se sentaba en la apagada sala de su casa de la calle Maipú,
cerraba los ojos y repetía durante horas poemas ajenos. A veces Beppo iba y se
sentaba en sus rodillas o a su lado en el sillón, y él, Borges, agradecía su
presencia y lo saludaba con un cariñoso: "¿Qué dice, usted?".
929. “Me imagino a las gatas siempre coquetonas,
sosteniendo en sus garras las preseas y con sombreros de espuma de noche y de
luna abriendo sus grandes ojos, conquistando sobre el tejado a algún obstinado
gato enamorado de su donaire y dulzor…” (Fragmento de la entrada llena de ternura
y sensibilidad que la poeta chilena Meulen le dedicó a Guakolda, la gata de su
hermano. No se la pierdan en su muy recomendable blog https://chaitenvivo.blogspot.com/2022/06/guakolda-gatuna.html)
928. "Recuerdo los días cuando estaba
escribiendo mi primera novela, con mi gato en mi regazo y tomando cerveza. A él
aparentemente no le gustaba que estuviera escribiendo mi novela o que estuviera
concentrado en otro asunto que no fuera en él, y a cada rato destruía mi
manuscrito a mordiscones sobre el escritorio, y yo así me daba cuenta de que
algo andaba mal con la trama o con la estructura de mi historia, y que debía
concentrarme aún más y mejor hasta lograr escribirla bien" contó en una
entrevista sobre sus inicios el afamado escritor japonés Haruki Murakami, un
verdadero apasionado por los gatos.
927. Noticia publicada en (https://epanews.cl/) -
Fallece David Bowie, estrella de rock amante de los gatos. Luego de una intensa
lucha contra el cáncer que padecía, falleció durante la mañana de este domingo
el cantante y estrella de rock David Bowie a la edad de 69 años. El deceso, que
fue confirmado por su hijo, se produjo dos días después del lanzamiento de su
disco titulado Blackstar. Murió en paz rodeado de su familia. Desde pequeño, el
artista demostró un gran cariño y respeto por los gatos, lo que lo llevó a
posar en múltiples ocasiones con felinos. Incluso muchos seguidores de su arte
musical comentaban que sus ojos y cara asemejan a la de un felino, fisonomía
que se debe a un episodio acaecido en su vida escolar. A la edad de 15 años y
tras unos líos amorosos el artista recibió un puñetazo en el ojo de su
compañero de curso y amigo George Underwood, quien llevaba un anillo en su
dedo. Debido a eso tuvieron que operar en varias ocasiones a Bowie, quedando
finalmente con la pupila dilatada y por lo cual, dependiendo de la luz, muchas
veces su cara se parecía a la de un gato… (tal como fuera retratado por el
artista alemán Sebastian Kruger con la heterochromia iridum - que es característica de algunos felinos- en uno de sus ojos)
926. “Fijó en Dios su mirada de esmeralda diluida
con un leve polvo de oro en el fondo, y no obedecía, porque el gato no obedece;
a veces cuando la orden coincide con su voluntad acciona, pero sin la
instintiva sumisión del perro. Porque el gato no es sumiso, trae vivo el
recuerdo de su libertad sin correa. Desprecia el poder porque desprecia la
servidumbre. No es un siervo de Dios ni sirve al Diablo...” (Fragmento de “La
Disciplina del Amor” de Lygia Fagundes Telles, escritora brasileña galardonada
con el Premio Camões en 2005, miembro de la Academia Paulista de Letras desde
1982 y de la Academia de Ciencias de Lisboa desde 1987)
925. “El combate entre el águila y los gatos”,
dibujado en 1878 por Fedor Alexis Flinzer, artista alemán especializado en
dibujar y pintar escenas con animales, aunque su predilección eran los gatos, por lo que siempre se las ingenió para incluir
un minino en cada una de sus ya clásicas pinturas y estampas.
924. ¿Cómo es vivir rodeada de gatos? preguntó la
reportera y la inefable ex modelo y empresaria argentina Daniela Cardone le
respondió: “Me hacen muy bien. Todos mis gatos duermen conmigo en la cama y
Azabache, Matute y Sofío descansan en su repisa, porque los tengo embalsamados.
Cuando murió Matute apareció Matutino. Lo habían abandonado y tenía muchos
problemas de salud. Lo curé y lo adopté. Después adopté a otros cuatro y ahora
tengo cinco en total. Cuando vienen mis nietos Alfonsina y Eloy juegan con
ellos, se aman todos, y yo muero de felicidad.”
923. Instantáneas gatunas - El dramaturgo
estadounidense Tennessee Williams (1911-1983) abrazando a su amado gato Jengibre
mientras posaba para la foto en los fondos de su casa en Key West, Florida,
meses antes de su muerte en circunstancias nunca del todo aclaradas.
(Fotografía de Derek Hudson/Getty Images)
922. "Oda a la muerte de tu amado gato
ahogado en una pecera de peces de colores" es uno de los poemas más
joviales escrito por el poeta Thomas Gray a la memoria de Selim, el gato del
escritor, político e innovador arquitectónico inglés Horace Walpole. En 1747
ambos hicieron un largo viaje por Europa. Durante dicho periplo el adorado gato
de Walpole se ahogó en una pecera llena de peces de colores. Esta desgracia
inspiró a Gray a componer su poema y al célebre William Blake a ilustrarlo.
921. “¿Qué quieres que te cuente del amor / alguien que nunca ha escrito en un poema mariposa o abril? / Yo sólo puedo hablarte de los escorpiones o de las garrapatas / de la cara de imbécil que tiene mi vecino / de lo triste que a veces me resulta escuchar a Coltrane / sin otra compañía que mis gatos /o del abrigo excepcional de los violines / cuando tiemblan y dudan de su música...” (Fragmento de “El último tango” de la poeta de Murcia Katy Parra Carrillo)