No puedo realmente
Mi sombra es lo único que me quedaNo quiero perderlaY con ella toda evidencia o sentidoDe que proyecto, voy y vengo, y existoPorque mi sombra de forma irrefutableY en mayor medida que un espejoEs la que me devuelve mi real reflejoLa que me vuelve inocultable
770. “La cara del gato es una de las cosas más
perfectas. La quisiera labrada en mi tumba, como Arquímedes quiso esfera y
cilindro: puesto que algo había descubierto él, y yo también...” (Gerardo
Deniz, poeta mexicano de origen español, gatófilo declarado, con su gata
Koshka)
769. Si hay una escritora por la que tengamos
devoción en este blog, esa es Ursula K. Le Guin. A pesar de ser una gran
renovadora de la Ciencia Ficción y de haber reflexionado también sobre la
escritura, Ursula disfrutaba creando para el público más joven, como es el
ejemplo de Catwings: las aventuras de los gatos voladores de Editorial
Fambloyant. “La señora Tabby es una gata que vive en la gran ciudad y que una
noche tiene un sueño: podía volar y escapar a otros lares. Aunque se quedó
bastante confusa, no le dio mayor importancia, pues todo el mundo sabe que los
gatos no vuelan. Sin embargo, sus cachorros nacen con alas. Como el callejón en
el que está su hogar se está convirtiendo en un lugar peligroso para criar a su
prole, su madre les animará a que salgan volando y se marchen a vivir al campo.
Pero deberán tener cuidado. Los seres humanos no están acostumbrados a lo extraordinario
y siempre buscan sacar dinero. Para ello son capaces de las mayores
atrocidades, como encerrarlos incluso…” Llena de amor hacia la naturaleza y muy
especialmente hacia los gatos, Catwings no es meramente un cuento infantil. Al
igual que el resto de libros de Ursula K. Le Guin contiene varias capas de
lecturas y metáforas muy poderosas. Sin embargo, al público joven le enseñará
el valor de la empatía y el poder de la unión ante las adversidades. El
ilustrador de esta maravilla es S.D. Schindler, quien ha introducido dibujos en
blanco y negro de corte clásico que le van muy bien a la obra. Una pequeña
maravilla que gustará a los lectores más jóvenes, pero también a los amantes de
la Naturaleza en general y de los gatos en particular. (Extractado de
"Catwings" de Ursula K. Le Guin, reseña del 3 marzo de 2021 que podés
leer completa en el recomendable sitio https://rociotizon.blogspot.com)
768. Ursula K. Le Guin falleció el 22 de enero de
2018 en su casa de Portland, donde vivía junto a su esposo Charles y su gato
Pard, al que durante años le dedicó una sección en su blog
(www.ursulakleguin.com), en la que publicaba crónicas y anécdotas, como la
última titulada “Pard y La Máquina del Tiempo”, en la que cuenta que Pard, como
todos los gatos, no necesitan una máquina para viajar en el tiempo. "En un
momento están aquí con nosotros y al siguiente ya no. La transición suele ser
imperceptible.”
767. “Desde siempre, un sinfín de artistas han
compartido sus vidas con diversas especies. Están Frida Kahlo y Diego Rivera
con sus queridos Xoloitzcuintles, o Freddie Mercury con sus múltiples y
adorados gatos. Los casos son infinitos y uno de ellos es el de Pablo Holman y
Rocío García, una enamorada pareja del medio artístico que posee una de las
familias más lindas. Con una amplia sonrisa, apoyado en el marco de la puerta,
Pablo nos invitó a pasar al hogar que comparte con Rocío, y un brillo en sus
ojos se encendía cada vez que mencionaba el nombre de alguno de sus pequeños:
Ninja, Mía y Demetrio, integrantes de la familia ‘caturra’ que todos comparten.”
(Extractado de la nota publicada en https://petslife.com.mx/)
766. “Los gatos, esos locos de increíble y cruel belleza. Esos seres amarillos como llamas, rojos como sangre, negros como los árboles ennegrecidos para siempre por el hollín de las bombas alemanas… Los gatos, las nubes de gatos maullando de miedo. En los cementerios siempre se los ve al acecho de no se sabe qué acontecimiento de naturaleza indescifrable, excepto para ellos, los gatos, seres sin dueño.” (Fragmento de “La muerte del joven aviador inglés” de Marguerite Duras)
765. “Nadie me entiende sino el gato Pedro / Le
daré unas botas para que llegue a la Ciudad que Fue / y deje de dormir frente a
la chimenea / que en el Molino encienden en pleno verano / En el Sur Profundo
tendrá que cazar ratones / y vivir con colores propios / mientras yo voy al
cementerio / del brazo de la hija del capitán del puerto / donde hace cuarenta
años que no pasa ninguna nave…” (Fragmento de “Días de ocio en la ciudad que
fue”, editado en 1997 en el poemario “En el mudo corazón del bosque” del poeta
chileno Jorge Teillier, en la foto con su gato Pedro en brazos)
764. “Quiero rescatar aquí con motivo de la
celebración de La Noche de Los Difuntos una ilustración que realicé este año -creada
a carboncillo y retoque digital- para un relato de Egdar Allan Poe.” (Encontrada
en el sitio de la ilustradora y artista plástica Ana Salguero Palacín,
http://www.anasalguero.com/feed)
763. “Conocí al más miserable bastardo y hambriento gato / mientras estaba sentado con un libro en un banco / fumando medio paquete de Luckies en Venice Beach / Me vio y se acercó blanco sucio con un ojo verde y otro ojo amarillo / y un corte fresco en su oído lleno de cicatrices / Enojado como un lobo herido mantuvo su distancia / y su mirada decía, dame de comer o andáte a la mierda / el banco en el que estás es mi territorio / Lo que él no sabía era que yo también estaba desesperado y loco / y lo que el vacío y la soledad y la rabia pueden hacerte / cuando no tenés más que dolor en tus bolsillos / y tu casa es un Pontiac de 1978 reventado y estancado en un callejón al oeste de Los Ángeles / y la voz en tu mente está taladrándote y matándote más y más cada día / y te levantás y tomás aún más vino de pis de rata / para protegerte de una locura inmediata / y dios se convierte en un tipo que aparece del 7-11 ofreciéndote la miseria de otra maldita jarra / y el miedo es tu mejor sentimiento y el amor es muerte / y todo tiempo es muerte y hasta tus ojos apestan / y tus tripas están hinchadas con los gritos de aquellos a los que odiás / y la única cordura real que existe puede encontrarse / en el pequeño milagro de meterse de nuevo otro trago / Eso quiere decir que el gato blanco no supo / que yo también había sido cortado con la misma tijera / la única diferencia entre nosotros son diez años y una máquina de escribir”. (Poema de John Fante, con traducción de Juan Arabia, publicado por Buenos Aires Poetry en https://circulodepoesia.com/)
762. “Habría sido insufrible ver a ese pedazo de cachas haciéndole el boca a boca. Le vi por el pueblo un par de veces. Creí que se dedicaba a la cría de reses en cualquier granja de la comarca. Su indumentaria me creó tal expectación. Vestido como si fuera un leñador con aquella camisa de cuadros, las mangas remangadas de manera estratégica dejando ver el volumen de los bíceps. Nada apuntaba a que se trataba del nuevo veterinario. La sorpresa la tuve aquél jueves cuando un coche pilló a “Pelusa”. Su corpulencia se contrarrestaba con el delicado trato al coger a la gata para la exploración. Ahora es nuestro héroe.” (HéroEs, escrito por ©Auroratris el miércoles 3 de marzo de 2021 en su exquisito blog https://estrellasenminoche.blogspot.com/)
761. “Los gatos, la fotografía y el yoga, en ese
orden. No necesito nada más en la vida”, dijo la fotógrafa polaca Gosia Janik.
760. Mi vieja, Dora Francisca Bavio de Perrotti,
amaba a su gato (tanto que hasta le dio su nombre, Francisco) como amaba los
tangos interpretados por Roberto Goyeneche, en especial “Mano a Mano”, aquel
tango canción compuesto por Gardel y Razzano con letra de Celedonio Flores que
entre sus versos glosaba: “Se dio el juego de remanye cuando vos, pobre
percanta / Gambeteabas la pobreza en la casa de pensión / Hoy sos toda una
bacana, la vida te ríe y canta / Los morlacos del otario los tirás a la
marchanta / Como juega el gato maula con el mísero ratón…” Hoy 30 de marzo hace
cuatro años que falleció mi vieja y la extraño cada día más. (En la foto, mi
vieja junto a mi esposa Mercedes, y con Francisco, su gato maula y pulguiento
en brazos)
759. Los gatos son una temática habitual en la
filatelia del Reino Unido muy requerida por los coleccionistas y aficionados.
Los sellos de esta serie reproducen algunas de las obras de la ilustradora escocesa
Elizabeth Blackadder, especializada en filatelia gatuna: 19p: Sophie o gato
europeo negro. 25p: Puskas o gato siamés y Tigger o gato europeo tabby. 30p:
Chloé o gato persa anaranjado o rojizo. 35p: Kikko o gato europeo tricolor y
Rosie o gato Abisinio.
758. “Acabo de despertarme de una siesta. He
soñado con mi gato, Manolo. No es exactamente mío, sino de una de mis
compañeras de piso. Vivo con ella hace tres años y medio, y hace poco más de
uno que lo trajo a casa. Su nombre en realidad tampoco es Manolo, sino Lobo,
pero a mí me ha dado por llamarlo Manolo, Manolito. Soñé que era de otro color
y que estaba con mi familia y conmigo de vacaciones o algo así. Mientras yo
soñaba, él dormía sobre mi culo. Suele dormir encima de mí algunas tardes si
echo la siesta. Cuando trabajo en el escritorio de mi habitación se tumba en
una manta que he puesto para él junto al ordenador. Por algún motivo elige
estar aquí y no en su sillón o en el salón con mis otras compañeras de piso. Ahora
mientras escribo, está lamiéndose a mi lado. Pasamos bastante tiempo juntos,
así que le hablo. Le confieso cómo me siento, le digo que lo quiero, lo
apachurro contra mí, bailo con él, lo persigo por la casa, lo llamo chancho
porque está un poco gordo, le pido consejos y le pregunto qué va a hacer con su
vida. Él me responde lo que yo quiero: una mirada de dulce incomprensión que me
hace cambiar al instante las inquietudes por una sonrisa.” (“Hablando con
Manolito” por Rocío Wittib, encontrado en https://lifevestunderyourseat.wordpress.com/)
757. Jacques Dutronc, cantautor y actor
cinematográfico francés, famoso por su millonaria colección de 500 dagas y
espadas antiguas, está desde hace mucho casado con la modelo y cantante
Françoise Hardy. Juntos residen en Monticello, Córcega, (y al parecer también
coleccionan gatos) "con sus tres docenas de gatos”, según difunde su
página personal en la web.
756. “Démonette, la demoñita de Jules Amédée
Barbey d'Aurevilly sobrevivió al literato francés. «Démonette para los amigos
íntimos» solía presentarla Barbey. Fue Madame Constantin Paul que le había
confiado la gatita al dandy-escritor en 1884 y él de inmediato la ungió como reina
de la casa, permitiéndole incluso que se estirara sobre los manuscritos en los
que él trabajaba y que comiera con él en la misma mesa para recibir los bocados
más selectos de sus propias manos. Un tal Léon Ostrowski realizó esta pintura
que apareció en la “Revue Illustrée” del 1 de enero de 1887. «Ojos de oro sobre
un trozo de terciopelo negro» la describió Barbey…” (Extractado de “El Tigre en
la Casa” del escritor, fotógrafo y renombrado gatófilo estadounidense Carl van
Vechten)
755. “Si alguien me ha vuelto diabólicamente loco
fue ella, mi delicia, mi Démonette…” exclamó el célebre autor de “Las
Diabólicas” Jules Amédée Barbey d'Aurevilly (1808-1889) mientras estaba siendo
retratado por Félicien Rops.
754. “Yo que murmuro tu nombre cuando muerdo / la
carne nostálgica del poema / te escribo desde un futuro que no habitará mi
sangre / te escribo en el deseo de divulgar sobre tu vientre un fárrago de
semen /: horas antes del silencio vi las sombras merodeando el cuarto / como
fantasmas de gatos / y te reconocí por el color de tu perfume / ¿dónde estaba
tu ubre de lujuria y fin? / ¿tu rojizo manto sobre la mirada clara?” (“Cuarta
paradoja”, poema de Sergio Felipe Mattano en https://mattano.blogspot.com/)
753. “Tengo un amigo que un día de 1971 vio a
Mastronardi en una mesa de un bar de la Avenida de Mayo. “Aquel es
Mastronardi”, le dijo alguien desde la puerta, mientras esperaban que sus
sentidos se acostumbraran a la penumbra del local, y señaló a un hombre de
cabeza blanca que estaba sentado de perfil a una mesa, inmóvil. Me vino a la mente
la imagen que me surge cada vez que pienso en Mastronardi, esa foto en la que
se ve en un sillón a un hombre de unos sesenta años, de anteojos, cejas
gruesas, pelo peinado hacia atrás, mano derecha posada sobre un gato negro:
bajando la mirada hacia el animal como si acechara en él una respuesta
conocida, el hombre parece ignorar totalmente el objetivo, a menos que pensemos
que en su gesto mismo de esquivarlo hay una elaborada puesta en escena. El
gato, en cambio, con los ojos grandes bien abiertos mira hacia adelante: nos
mira a nosotros, que miramos al hombre que no nos mira, al hombre que mira al
gato mirarnos. «El alma, como el gato, mimosa se agazapa.» Algo, que no es
solamente el gato, parece agazaparse en esa foto…” (Quien habla sobre el poeta
y ensayista argentino Carlos Mastronardi en el fragmento inicial de su libro, ‘Mastronardi’,
publicado en 2018 por la Editorial Neutrinos, es Miguel Ángel Petrecca)
751. Su padre irlandés, don Enrique Walsh,
trabajaba en la contaduría de la New Western Railway of Buenos Aires y en sus
ratos de ocio tocaba el piano para su hija, quien asimilaría las tradicionales
nursery rhymes para niños (como Baa Baa black sheep o Humpty Dumpty) y las
construcciones verbales y juegos de palabras característicos del nonsense
británico como fuentes de inspiración para su obra futura. María Elena Walsh se
crió en el Gran Buenos Aires, en Ramos Mejía, en un viejo caserón con fondo,
gallinero, rosales, limoneros, naranjos, una higuera y gatos, los infaltables
gatos de los que se acompañaría y sobre los que escribiría de por vida… (Aquí
fotografiada en 1971 por Pepe Fernández junto a su gata Glinka)