1230. Christopher Lee y su 'gato amigo' Renfield,
nombre que evoca al personaje devoto sirviente come moscas del Conde Drácula en
la novela de Bram Stoker. “Me gustan los gatos. Admiro su independencia y su
autosuficiencia. No le puedes instar a nada a un gato, hará lo que quiera, eso
me encanta y por eso los respeto: los gatos no serán serviles ni aduladores ni
intimidados por nadie jamás. No podrás creer que los tienés y que eres su
dueño, nunca, puesto que ellos son los que te eligen y ni te enteras. Es una
relación de respeto mutuo entre iguales la que te proponen. Son seres en mi
opinión admirables.
1229. Alice Walker es una novelista, famosa
autora de 'El color púrpura', además de activista, ganadora del Premio Pulitzer
y amante guardiana de gatos en varios albergues. Aquí presentamos las
particulares referencias que sobre dos de sus gatos hizo en una entrevista:
“Snaggletooth Kitty es un nombre intraducible; se lo puse porque es una gata
que tuvo una vida bastante dura hasta llegar a mí; tenía algunos dientes rotos
y otros torcidos, lo que le dificultaba poder alimentarse bien. Quien no la
conocía podía verla fea, pero yo la miraba y veía la encantadora perfección de
sus muy distintivas imperfecciones. En cambio a Tuscaloosa lo llamé así porque
significa ‘Guerrero Negro' en lengua choctaw. Como se desprende de su nombre,
lo sentía intrépido, solitario en la gran ciudad pero a la vez con mucha
necesidad de protección. Por aquel entonces vivía en un pequeño apartamento de
tres ambientes en un segundo piso en Park Slope, Brooklyn, y mientras trabajaba
en el escritorio que daba a la calle Tuscaloosa se dormía plácido entre mis
pies, pero abría los ojos de inmediato ante cualquier ruidito, siempre listo
para protegerme.”
1228. Jean Cocteau creo en París "El Club de
Los Amigos de Los Gatos" con la única finalidad de contar con un lugar
dónde reunirse con sus amigos a intercambiar experiencias y aprender sobre
gatos, su casi religiosa fascinación, y tanto que hasta él mismo diseñó un pin
de acceso a las exclusivas tertulias. En dicho club se realizaban muestras
pictóricas o fotográficas y se daban conferencias y espectáculos sobre un tema
excluyente, los gatos. Artistas e intelectuales gateros como Foujita, Colette,
Stravinsky, Erik Satie, Jean Marais y Picasso, entre otros, asistían como
caracterizados socios de ese club de gatótilos, única condición para integrar
tan selecta afición.
1227. La escritora estadounidense Patricia
Highsmith, autora de “El talentoso Sr. Ripley” y “Extraños en un tren” no tenía
precisamente una reputación que inspirara calidez en la gente sino más bien una
dura personalidad que sólo suavizaban los gatos. Los prefería a los humanos.
"Mi imaginación funciona mucho mejor cuando no tengo que lidiar con la gente,
por lo que recurro a mis gatos para afrontar mi día a día. Cuando me levanto
por la mañana primero preparo el café y recién entonces les digo a mis gatos:
hoy, si no viene nadie, va a ser un gran día”, declaró ante Naim Attallah en
una entrevista. Highsmith compartió su vida con muchos gatos: los más famosos
fueron su siamés “nariz de chocolate” llamado Semyon, Sammy, Charlotte (del que
se cuenta no dejó de llorar cuando Highsmith falleció) y un "gato
atigrado" al que no llegó a ponerle nombre tras recibirlo como regalo en
su último cumpleaños. Es que dar nombre para ella era fundamental y debía estar
lúcida, siempre decía, para saber hacerlo. Se cuenta además que tuvo a Spider
que finalmente fue entregado en adopción a la autora escocesa Muriel Spark,
quien refirió: “Se notaba que había sido gato de escritor. Se sentaba a mi
lado, serio, mientras escribía.” Cuando una vez le preguntaron sobre sus sueños
desde niña, Highsmith respondió: “Una encantadora casa de dos pisos, que no me
falten buenos martinis, buenas cenas con vino francés, una buena compañera,
libros y gatos, muchos gatos.
1226. El primer gato conocido o del cual se tenga
históricamente registro aparece mencionado en el Egipto Antiguo como Nedjem,
nombre que significa “Cariño”. Fue un gato de llameante anaranjado pelaje que
vivió hace unos 3500 años durante el reinado de Thutmosis III, sexto faraón de
la dinastía XVIII, quien fue conocido además como un devoto protector de los
gatos, ya que fue el primero que impuso las más severas penas para el o la que
persiguiere, atacare o dañare siquiera a cualquier venerable gato. (Imagen de
Nedjem encontrada en Karnak)
1225. El 30 de junio de 2013 se inauguró una
estatua conmemorativa de la poeta Wisława Szymborska en Kórnik, Polonia.
Diseñada por Piotr Mastalerz y Dawid Szafrański dicha estatua monumento
presenta a Szymborska, vestida como para dar uno de los habituales paseos por el
parque de la ciudad en la que vivió, a punto de descansar en uno de los bancos
en donde hay también una estatua de un gato en alusión a su ya célebre poema,
'Un gato en un piso vacío', y a la predilección que por ellos sentía Wislawa.
El encanto del monumento, además, parece estar invitando a los transeúntes a
tomar asiento un rato junto a Szymborska y el gato.
1224.
“Necesitas a tu gato / Cuando te desplomas / Cansado y plano / Demasiado
urbano / Entre demasiados ascensores y pisos / Demasiadas luces de neón y pasillos/
Demasiada gente diciéndote qué debes / Y lo que no debes hacer / Con demasiado
dolor de cabeza / Resplandores y demasiadas respuestas / Nunca se sabe /
Acaricias luego al gato / Te calienta las rodillas / Te das cuenta que su
ronroneo es tu batería / Levantas las manos / Fluyen los poderes que las fieras
ignoran / Y te sentís como nuevo / Con tu gato en tu regazo / Das un bostezo de
leopardo / Fue una siesta de un tigre” (“Gato”, poema del laureado poeta y
escritor de textos infantiles Ted Hughes, incluido en su libro “El gato y el
cucú” e ilustrado por Flora Mc Donnell)
1223. “Era la hora del almuerzo, el día se
prestaba para salir por un rato de la oficina para almorzar al aire libre.
Durante todo el invierno fue imposible hacerlo, por obvias razones, pero ese
día soleado de primavera, decidí salir, harta de escuchar justamente a la hora
del almuerzo a Peralta hablar de sus hemorroides irritadas por la comida que
tan amablemente le preparó su suegra o a Marilina quejarse como siempre del
olvidadizo de su novio y sus aniversarios de mes, día y año. Y luego el jefe,
haciéndose el canchero, narrando sus aventuras de fin de semana. No, si
realmente siempre fue insoportable la hora de la comida en la oficina, no puedo
darme el lujo de comer en el bar de la esquina muy seguido, así que táper en
mano cada día, me siento estoica en la pequeña cocina de la oficina junto a mis
compañeros y mientras voy deglutiendo mi alimento los “escucho” por educación.
Ese día decidí salir a respirar aire fresco y cruzarme hasta el parque que está
a dos cuadras del trabajo. Agarré mi bolsa y apresuradamente bajé por las
escaleras para que nadie se colara en mi plan y poder disfrutar de un almuerzo
relajado. Busqué un banco a la sombra de un frondoso pino y allí me senté,
saqué mi ensalada, sin notar que debajo de mi asiento había una pequeña mota
peluda gris, durmiendo camuflada sobre unas sucias y malolientes medias de lana
al tono con su pelaje. Al oler el atún de mi ensalada abrió sus ojillos
desesperados y empezó a maullar, le di un poquito del pescado que devoró en un
instante, le di un poco más y se lo tragó en un abrir y cerrar de ojos, no
conforme con eso el pequeñín se trepó por mis pantalones buscando más alimento,
le puse todo lo que restaba del atún en la tapa de mi táper mientras yo me comí
la lechuga, el tomate y el huevo duro lo miraba y me enternecí con él. Todavía me quedaban cuarenta minutos antes de
volver a la oficina, así que dejé que el pequeñín durmiera en mi regazo
mientras escuchaba su suave ronroneo de felicidad, entonces me decidí y mientras
lo acariciaba le dije: -Ya no vas a estar solo muriendo de hambre y durmiendo
en unas malolientes medias para calentarte, pequeño, a partir de hoy eres mi
gato… Ese día no regresé a la oficina, mentí argumentando que me sentía
descompuesta y me fui a casa a llevando a mi nuevo compañero.” (“Mi nuevo
compañero”, escrito por Patricia Fulvey, en la foto con su gata Olivia, y publicado
recientemente en el más que recomendable blog https://somosartesanosdelapalabra.blogspot.com/)
1222. “Con el corazón absolutamente roto, les
cuento que Nacho ha fallecido en paz. Normalmente no publico asuntos familiares
privados, pero realmente creo que él era ya como el gato de todos en cierto
modo. Nacho tenía una magia especial. Llegó a mi vida cuando más lo necesitaba
y trajo momentos de alegría y sólo momentos de alegría a mi hogar… En este
momento mi único pensamiento reconfortante es saber que su imagen y legado
vivirán para siempre a través de ‘Made by Nacho’, el alimento que él me inspiró
a crear para nutrir a todos los gatos del mundo. Por favor, recen por Nacho.
(Comunicado en Facebook del reconocido chef gatófilo Bobby Flay por el
fallecimiento en octubre de 2023 de su amado Maine Coon Nacho)
1221. "El gran filósofo, escritor, dramaturgo y
poeta griego Nikos Kazantzákis también tuvo una gata como compañera. Fue
durante una de sus estancias en Egina, la más duradera, donde permaneció por 15
años a partir de 1931, conviviendo casi en soledad con su gata. De esta etapa
habla en sus cartas con su esposa Helena y las incluye en su libro "Nikos
Kazantzákis, el intransigente – la biografía del autor”, revelando en ella un
amor en gran medida desconocido por una gata llamada Sminthitsa.
"Smintheus, nombre culto de Apolo, era un exterminador de ratones…”,
escribe en una de esas cartas, “y no se nos escape que los antiguos egipcios
habían exaltado en el gato atributos de deidad. En verdad te digo, Helena,
Sminthitsa logró fascinarme de tal manera que le descubrí una expresión humana
que despertó en mí todo lo que podía habitarme de felino y comencé
concientemente a imitar sus maullidos, enojados o tiernos, intentando
comunicarme con ella, y lográndolo. Me imagino que si vivimos durante años en
el desierto con un animal la devoción por ese animal se irá manifestando lenta
y gradualmente hasta que hombre y animal ya casi no se diferenciarán o existirá
una diferencia apenas perceptible, física, quizás."
Luego de leer la bolsa de gatos, algunos ya los había leído no se con cual quedarme, son todos seres especiales que aman a los gatos. Me sorprendió Jean Cocteau que creo un club para reunirse y habar de sus gatos.
ResponderEliminarNunca tuve gatos, pero debe ser cierto eso de que ellos te eligen ya que hay un gato negro que es del vecino y viene a dormir la siesta en mi ventana, se acomoda entre el vidrio y la reja y duerme. Cosas de gatitos.
Saludos.
Va a tu ventana porque te percibe sensible y buena persona, Poeta, lo cual le provoca algo que atrae especialmente al gato, siente confianza. No es poco, te lo aseguro. Muchas gracias por contarnos...
EliminarGATTI MERAVIGLIOSI!
ResponderEliminarComo maravillosa es tu poesía, Silvia, la que vengo de leer en tu blog particularmente...
ResponderEliminar¡Cuántos ídolos en esta Bolsa!
ResponderEliminarY cuántas cosas que aún debo. Por haber visto la película de Hitchcock siempre quise leer "Extraños en un tren".
Me sorprendió mucho el club de Jean Cocteau, supuse que tendría un club de algún pez, o bicho submarino jajaja
Abrazazooooo