miércoles, 1 de octubre de 2025

Bolsa de Gatos 1291/1300

 




1300. Aunque la mayoría lo conoce por crear The Office o por su ingenio en las entregas de premios Oscar, en Clowder lo conocemos por algo aún más importante: ama a los gatos. Ricky Gervais compartió su vida con una gata siamesa llamada Ollie, quien se convirtió en la más grande estrella de su mundo. Ollie fue un regalo de su pareja Jane y rápidamente se convirtió en su fiel compañera. A menudo la llamaba su mejor amiga, y sus redes sociales estaban llenas de fotos con ella haciendo precisamente lo que mejor hacen los gatos: relajarse y lucir majestuosa. Cuando Ollie falleció en 2020 Ricky habló abiertamente de su dolor. Le escribió un sentido homenaje llamándola una amiga dulce, gentil y hermosa. Quedó claro para cualquiera que lo viera que su vínculo era profundo y lleno de amor. Ricky comparte hoy su vida hogareña con una nueva compañera felina llamada Pickle. Tras perder a Ollie no estaba seguro de poder abrir su corazón de nuevo, pero Pickle lo cambió todo. Es juguetona, intensa, de gran personalidad, y rápida-mente se ha convertido en el centro de sus prioridades, como antes Ollie. Ricky comparte a menudo en las redes fragmentos de su vida juntos mostrando que el amor que sentía por Ollie se continúa en Pickle. (En imagen Ricky con la recordada Ollie)





1299.  Este gato de porcelana fue diseñado y realizado en algún momento del 1700 en China y años después exportado a Europa donde le fueron colocados ojos de brillantes y un taburete dorado a pedido de Madame de Pompadour, la amante principal del Rey Luis XV entre 1745 y 1751, famosa por su influencia en la corte francesa y su ascendencia sobre el Rey, además de su pasión por los gatos. El gato de porcelana, cabe destacar, pertenece a la colección oficial del Museo Getty.





1298. “Dicen que tengo síndrome de Diógenes. No sé si será verdad, pero no puedo evitar recoger los gatitos callejeros o los libros tirados delante de los contenedores de basura. Me parece un sacrilegio tirar la cultura, la historia o todo lo que puede hacer pensar al ser humano. Y sí, hoy me he encontrado al pie del plátano de jardín, unos niños. Me han dicho que son maniquíes y que estaban esperando a que los recogiera el camión del punto limpio, pero yo he visto en esos niños, los que mueren en cualquier guerra injusta de las muchas que hay en este mundo absurdo y egoísta y me los he llevado a casa para vestirlos, darles de comer y dejarlos después de asearlos y ponerles ropita, en una cama de sábanas limpias. Puede que me crean una vieja loca. Puede que tenga algún síndrome de esos modernos. Ahora le ponen nombre a todo, pero no se habla del dolor ni se le pone nombre, a eso que sienten los padres que pierden a sus hijos de manera tan injusta que son las guerras, la muerte o el hambre. Eso nos lo dejan para que lo veamos como si se tratara de un moderno juego, luego nos cuentan lo que algunos quieren que creamos y todos apagamos la televisión y nos vamos a la cama tras la película.” (“Vieja loca”, microrrelato publicado el viernes 5 de septiembre de 2025 en https://misrelatosyotrascosas.blogspot.com, el muy recomendable blog de Nani Canovaca, autora de la novela “Soledad y Olvido van de la mano” de reciente aparición. En imagen vemos a María Dolores Rivero Hernández, más conocida como Lolita Pluma, una querible “Vieja Loca” que dedicó gran parte de su vida a recoger, cuidar, alimentar y hacer atender por veterinarios a los gatos callejeros de la zona del parque Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria, , cuyos vecinos tanto la valoraron y echaban de menos que hasta le hicieron una estatua que es hoy atracción turística y cita obligada de miles de gateros de todo el mundo.)





1297.  Los gatos deambulan por las historias de Murakami como lo hacen por la vida real: silenciosos, inesperados y a menudo dando la sensación como de que ven algo invisible. Nacido en Kioto en 1949, Murakami es uno de los autores más célebres de Japón, conocido por novelas como «Kafka en la orilla», «Crónica del pájaro que da cuerda al mundo», «1Q84» y varias más. Su escritura fusiona lo cotidiano con lo surrealista y los gatos suelen aparecer en los momentos clave. No siempre son centrales en la trama, pero nunca aleatorios. A veces hablan, a veces desaparecen, a veces conducen a los personajes a una mayor profundidad en la memoria o el misterio. Murakami en entrevistas ha descrito cómo disfruta de la independencia y presencia de sus gatos, especialmente durante su serena y solitaria labor. En otra oportunidad evocó que alimentar a los gatos callejeros cuando sale de paseo forma parte de su rutina cotidiana. Para él los gatos no son metáforas sino compañeros en el fondo de su conciencia, casi la atmósfera en la que se mueven sus personajes. Si alguna vez has sentido que un gato sabe más de lo que dice, o que su silencio encierra algo significativo, encontrarás eso mismo en las páginas de cualquier libro de Haruki Murakami.





1296. Bob Dylan en el Indian Neck Folk Festival de 1961, rodeado de músicos de la escena folk de la época. Un detalle curioso se cuela en la foto: es un gatito siamés sobre el hombro de Jack Parmley. Dylan era conocido por detectar fragmentos de la vida cotidiana para luego transformarlos en canciones. Pues bien, aquí tienen uno, años después de esta escena, en “Like a Rolling Stone” Bob mencionaría a un "diplomático que llevaba un gato siamés en el hombro". Aunque la línea no se refiere a Parmley, es un nítido ejemplo de cómo él usaba imágenes de lo que ocurría a su alrededor para incluirlas en sus letras. (Fragmento de Like a Rolling Stone: “Ah, nunca te interesaron las muecas de los payasos y malabaristas que hacían trucos para vos / Jamás entendiste que no eran para nada buenas / No debiste dejar que otros recibieran las patadas que eran para vos / Solías subirte a corceles cromados con tu diplomático / llevando en sus hombros un gato siamés / ¿Viste qué duro fue descubrir que él no era lo que parecía / y que se llevó todo lo que pudo robarte? /¿Cómo se siente estar a la deriva / sin dónde caerte muerta / como una piedra rodante?”)





1295. Tama, la gata calicó de la estación de trenes de Kishigawa, en la prefectura de Wakayama en Japón, salvó a su línea de la quiebra y se ganó así su fama, convirtiéndose en la empleada felina más conocida del mundo. Cuenta su historia sintetizada que en el 2007 su pequeña estación de trenes de una zona rural atravesaba serias dificultades económicas y que estaba a punto de cerrar. Fue entonces cuando tomaron la brillante decisión de nombrar a Tama como jefa de estación oficial, con gorra y uniforme, para cumplir la misión de ser adorable con todos los pasajeros sin excepción. Turistas de todo Japón acudían en masa, cuando hicieron correr la simple noticia a través de la oficina de comunicación de la estación, y un verdadero fenómeno impensado ocurrió, ya que todos querían conocer a Tama, la gata trabajadora, y la línea ferroviaria en crisis experimentó un aumento masivo de pasajeros en un 17% en su primer mes e iría creciendo de ahí en más, salvando literalmente a la estación de su cierre... Cuando Tama falleció el 22 de junio de 2015 miles de personas asistieron a su funeral y fue ascendida póstumamente a "Honorable Eterna Jefa de Estación" e incluso le construyeron un santuario con forma de gato en su honor, instituyendo a futuro que la estación mantendría el puesto y servicio inaugurado por Tama y que sería cubierto por un plantel de gatas. Nitama, Santama y Yontama son algunos de los nombres de las gatas que vienen estando a cargo. Es por esta razón que la estación de trenes de Kishikawa será siempre reconocida como la estación de Tama y sus gatas sucesoras.





1294. Utilizando tinta negra sobre papel absorbente, Endre Penovác deja que la pintura se desborde y se extienda de forma natural, otorgando a sus gatos una presencia nebulosa y sobrenatural. Sus contornos son suaves, sus ojos vívidos y sus cuerpos parecen flotar entre la forma y la sombra. Su obra no intenta encasillar a los gatos. Nos invita a verlos como son: seres esquivos, alertas y siempre medio como en otro mundo. Con apenas pinceladas Penovác captura no sólo la apariencia de los gatos sino también cómo se comportan en diferentes ámbitos. 





1293. Nacido en 1956 en Bačka Topola, un pequeño pueblo del norte de Serbia, Endre Penovác es un pintor húngaro conocido por sus etéreas envolventes pinturas de gatos en tinta y acuarela. Perteneciente a la minoría étnica húngara de la región de Vojvodina, Penovác aún vive y trabaja en el mismo pueblo donde nació. Tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de Novi Sad desarrolló un estilo sereno y potente que ha captado la atención internacional. Si bien pinta una gran variedad de temas, incluyendo paisajes rurales y animales de granja, son sus retratos de gatos los que le han dado su merecido reconocimiento.





1292. “Sólo me importa el resplandor / Es el momento de gato / Hubo de todo y no hubo nada / Y es inútil repetírtelo / Sólo un sigilo intrascendente / Una acción obvia / Qué buen pasillo de quietud / Es un paisaje entre islas tan tibias / Tan desnudas de todo...” (Fragmento de la letra de “El gran doblez”, tema que Spinetta publicó en “Don Lucero”, su álbum de 1989. Sobre qué se lo inspiró, El Flaco, junto a su recordado gato Lobo en la foto, dijo en una entrevista: “Observar a los gatos, que tienen mucho de humanos, me disparó este tema que habla de una consciencia dual en la que se establece el sigilo como método de placer. El deslizarse de los gatos es para mí como un paisaje entre islas para el regocijo”. 




1291.  Joyce Carol Oates es autora de cerca de 60 novelas además de cuentos, poesía, ensayos, obras de teatro y un par de volúmenes de memorias. Oates es también reconocida como una defensora guardiana de los gatos. En 2015 escribió un poema que The New Yorker le publicó titulado "Jubilate: An Homage in Catterel Verse" en honor a su gata Cherie. El poema destaca con versos metafóricos las garras amasadoras de Cherie en su vientre, la aparente distancia que muestra ante lo que la rodea y el desafío de comprender la sensibilidad felina. La presencia de Oates en redes sociales (X, en especial) incluye publicaciones públicas frecuentes sobre sus gatos. En el Cuestionario Proust  de Vanity Fair ella identificó su idea de la felicidad absoluta como "despertar con un gato ronroneando junto a mi cabeza sobre la almohada", además de su pasión por escribir. Incluso en ocasiones publica consejos y recomendaciones como la comida orgánica sin cereales como necesaria para los gatos mayores o con todo derecho quisquillosos. Además, aunque los gatos no son el centro de sus ficciones siempre están presentes, puesto que desempeñan un papel constante y amoroso en su vida e imagen pública. 


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