(Fotografía de Dora Maar)
Cae la tarde
Ebria de fiebre como la hiel
Arde mi sangre
Ebria de fiebre como la hiel
Arde mi sangre
El sabor de tu voz
Como un sol en flor se apagó
El perfume de tu incógnita piel
Enardece el aire
Ya el color no tiene donde posarse
Las mismas palabras hablan otro lenguaje
Pulsiones, sueños poéticos, reflejos inconexos
Fueron el exacto nexo entre cielo e infierno
Huyó tu imagen de su espejo
Justo cuando el mañana se vino para acá
Entre lo que no fue y lo que pudo haber sido
Habrá quedado perdido
Dando vueltas por ahí sin poder llegar
Ni siquiera de la mano nos habíamos tomado
A no podernos olvidar
Vos y yo nos hemos condenado

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