U: Él no se encuentra a gusto entre poetas. Una vez hasta se orinó en
ellos.
O: ¿Él?
U: Usted.
O: No diferencio.
U: ¿No fue usted acaso el que dijo ser otro?
O: No siempre soy. ¿Quién puede serlo?
U: Yo.
O: Lea bien entonces.
U: No vaya a orinarme.
O: ¿Usted se asume como poeta?
U: No lo creo. La poesía es impunidad.
O: La poesía es la ciencia que elucida lo que queda boyando en aguas de
la entropía toda vez que el alma asoma la nariz en la superficie de lo real...
UNA BREVE INMENSIDAD DE SILENCIO SE EXTIENDE COMO UN DESIERTO ENTRE UNO Y OTRO.
O: ...Me refiero al alma humana, porque las otras están lejos aún de concebirse.
Menudo problema de identidad...
ResponderEliminarMenos aquí (muy bueno):
ResponderEliminarLa poesía es la ciencia que elucida lo que queda boyando en aguas de la entropía toda vez que el alma asoma la nariz en la superficie de lo real...
"U: ¿No fue usted acaso el que dijo ser otro?
ResponderEliminarO: No siempre soy. ¿Quién puede serlo?"
Eso.
Juegos de identidad, Marian.
ResponderEliminarInteresante lo de la entropía, no?
Escribía y recordé la frase de Henry David Thoreau: "voy a ser yo mismo, si no quién va a serlo?" y me salió eso. Mucho mejor, obvio, lo de Thoreau.
ResponderEliminarNo creas. A mí me gusta más la tuya, en serio.
ResponderEliminarPor cierto, la anécdota de Picasso y la gata que aparece a la derecha del blog es genial.
ResponderEliminarGracias, Juan, pero así fue la cosa.
ResponderEliminarSí, genial como Picasso, y pura ternura.
ResponderEliminarEspero que llegando tan tarde, me ced tiempo para felicitarte..
ResponderEliminarAgradecido, Gato, nunca es tarde, nunca hay nunca para los amigos...
ResponderEliminarLos juegos de identidad son también interesantes y tienen mucho que ver con las apariencias.
ResponderEliminarNi más ni menos, y con los muchos que somos sin volvernos locos.
ResponderEliminar