Si caer no fuera finalmente el inevitable destino
Si la razón no residiera en su inherente vacío
Si al menos comprobara que lo real es cierto
Si acaso lo incierto no exhibiera un innegable sentido
Si todavía creyera en lo que me dicta mi conciencia
Si la tan meneada experiencia garantizara algo
Si no descendieramos la cuesta de un tiempo sin revés
Si el equilibrio no estuviera siempre a punto de ceder
Si la cerrazón no me envolviera cada tanto con su manto
Si no vivieramos el espanto de ser un poco como Sísifo
Si de verdad tuviera qué decir no hablaría tanto
Y que lo digas. Todo el rato acarreando el pedrusco (o los pedruscos que a cada uno le toquen en suerte) y no hay manera, oiga, la ley de la gravedad se empeña en mandarle de nuevo al origen.
ResponderEliminarAl polvo cada acontecimiento humano. Así las cosas terminará teniendo razón la Pizarnik...
ResponderEliminarLa Pizarnik siempre tenía razón.
ResponderEliminarY la tiene todavía. Ayer descubrí su poema Para Janis Joplin. ¿Cómo no lo leí en tanto tiempo? Está inacabado, un auténtico Pizarnik, para que el lector o la voz de Janis pongan el resto.
ResponderEliminarEs impresionante, lo acabo de localizar.
ResponderEliminarYo ni lo conocía. Lo supe por un documental que pasaron hace unos días. En mi volumen de Obras Completas no está.
ResponderEliminarPues ese poema se merece estar en algún sitio, creo que sé dónde, habrá que ponerse las pilas.
ResponderEliminarMe encantará puesto que es un poema crepuscular.
ResponderEliminarHay que ponerle música al poema; lo pide (silenciosamente) a gritos.
ResponderEliminarQue así sea.
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