No saben adónde ir
Vagan perdidas
Nada significan aún
Ni suenan todavía
880. “Te quiero como gata boca arriba / panza arriba te quiero / maullando a través de tu mirada / de este amor-jaula / violento, lleno de zarpazos / como una noche de luna / y dos gatos enamorados / discutiendo su amor en los tejados / amándose a gritos y llantos / a maldiciones, lágrimas y sonrisas /(de ésas que hacen temblar el cuerpo de alegría) / Te quiero como gata panza arriba / y me defiendo de huir / de dejar esta pelea de callejones y noches sin hablarnos / este amor que me marea / que me llena de polen, de fertilidad / y me anda en el día por la espalda haciéndome cosquillas / No me voy, no quiero irme, dejarte / te busco agazapada, ronroneando / te busco saliendo detrás del sofá / brincando sobre tu cama / pasándote la cola por los ojos / te busco desperezándome en la alfombra / poniéndome los anteojos para leer libros de educación del hogar / y no andar chiflada y saber manejar la casa / poner la comida, asear los cuartos / amarte sin polvo y sin desorden / amarte organizadamente, poniéndole orden a este alboroto / de revolución y trabajo y amor a tiempo y destiempo / de noche, de madrugada / en el baño, riéndonos como gatos mansos / lamiéndonos la cara como gatos viejos y cansados / a los pies del sofá de leer el periódico / Te quiero como gata agradecida / gorda de estar mimada / Te quiero como gata flaca / perseguida y llorona / Te quiero como gata, mi amor / como gata Gioconda, como mujer te quiero.” (Poema de la novelista y poeta nicaragüense Gioconda Belli)
879. “Amaba tanto a los gatos. Eran su pasión y regocijo…” Peter
Freestone, asistente y cocinero personal del gran cantante de Queen, cuenta en
su libro “Freddie Mercury” respecto del chaleco que quiso usar (cuando sabía
que el final estaba cerca) en el último video de la banda: “Amaba con locura
ése chaleco. Fue un regalo de Donald McKenzie, que luego de reunir todas las
fotos de los gatos de Freddie se las dio a un artista amigo suyo para que se los
pintara en su chaleco de seda preferido”.
878. “Lo principal es no caer en el gran yerro y siempre recordar que
el gato no es un perro…” solía decir el célebre poeta T. S. Eliot.
877. “En mi parque hay muchos gatos. / Uno es Calabaza / -el gatito de
mi casa- / otro -al que llamo Garfield- / es un gato anaranjado. / Uno -que nos
tiene miedo- / es gris atigrado. / No se deja hacer mimitos / -nos da pena- /
¡es un gato abandonado! / Y también se suma / a esta comparsa / Chirlo - negro
con manchas blancas- / con su familia de personas / vive a la vuelta de casa. /
En ocasiones / aparece Chimuelo / -el gato de mi hija- / que es tranquilo y
casero. / Para completar esta banda / a veces viene una gata bonita / -en
blanco y negro- / parecida a Chirlo / -pero al revés las manchas- / ¿será su
hermanita? / Se miran, se huelen / juegan, pelean / y duermen la siesta... /
¡Esta pandilla gatuna / -en el parque de mi casa- / arma siempre alguna
fiesta!” (“La pandilla de mi Gato”, entrañable poema de Lucía, en la foto
rodeada de sus gatos, creadora desde Ushuaia de su imperdible blog http://quemeimportatupasado.blogspot.com/)
876. Luego de que falleciera Griot, Chester Himes, padre de la novela
negra estadounidense, soportó un largo período de soledad y muy honda tristeza,
el cual fue interrumpido cuando alguien le acercó otro gato al que llamaría
Deros, por su personalidad completamente diferente a la de su inolvidable
siamés. Un verdadero antídoto contra el estrés de la vida cotidiana fueron
siempre los gatos para Chester Himes. (Extractado de “Los escritores y sus
gatos” de Alison Nastasi, editado en 2018 por Chronicle Books)
875. Un poema irlandés del siglo IX, replicado en diversas ediciones,
cuenta la historia de un monje y su gato Pangur Ban (Todo blanco significa).
Atribuido a un discípulo de San Patricio, patrono de Irlanda, el poema fue
escrito en uno de los márgenes de un manuscrito de las Epístolas de San
Pablo. Se desconoce la identidad del
autor, probablemente irlandés y de dicho siglo. Esta es una de las traducciones
que llegaron hasta el día de hoy: “Yo y mi gato Pangur Ban / Seguimos un parejo
plan / Mientras él caza sus ratones / Cazo yo las emociones / Lejos del loor
mundano / Me siento lápiz en mano / Pangur mira y sin rencor / Pone en obra su
labor / Gozosos nos pueden ver / Viviendo con sumo placer / Cada uno en el
mismo hogar / Con mi deleite y su solaz / Y cuando un ratón pasa / Veloz Pangur
lo caza / Una palabra a menudo / Cae en mi red y la anudo / Frente al muro, la
mirada / Fija él feroz, descarnada / Junto al muro del saber / Templo yo mi
parecer / Para el gato, qué gentil / Si un ratón deja su cubil / Para mí, qué
regocijo / Si alguna duda corrijo / En la casa, sin boato / Yo y Pangur Ban, mi
gato / Cada uno por su parte / Afinamos nuestras artes.”
874. “Cada vez que llueve / el gato se refugia bajo un toldo en el
patio / Allí duerme / mientras la lluvia golpea todas las cosas que en el mundo
son su propia desnudez / Qué soñará –pregunto / ese flaco y aguerrido macho que
se sume a lo largo de sí mismo / y gusta de dormir bajo la lluvia? / ¿Que con
su rugido tiemblan las cosas que en el mundo son su propia desnudez? / Soñará
que se aparea con leonas, panteras y leopardos? / ¿Que les hace hijos sobre los
que orgulloso reina / y que a su paso le ofrendan gamos, venados, ronroneos
súbitos? / O de un modo más doméstico / soñará con los restos de liebre que ha
robado de la casa vecina y abandonado en el patio / y que bajo este clima
otoñal se pudren lentamente?” (‘El gato trae los restos de una liebre’, poema
del poeta platense Jotaele Andrade; integra su libro “La rosa orgiástica”)
873. Tras la separación de Los Beatles anduvieron distanciados y
aunque la relación había sido siempre áspera McCartney y Lennon volvieron a
verse con mayor asiduidad a principios de 1974, e incluso alguna vez volvieron
a tocar en privado. Después McCartney solía llamarlo por teléfono con
frecuencia y fue durante una de esas comunicaciones que Lennon llegó a
espetarle: «¡Eres todo pizzas y cuentos de hadas!» en alusión a sus letras como
solista. En el esfuerzo por evitar discusiones sobre lo musical McCartney
desviaba el tema y terminaban hablando sobre sus animales predilectos, los
gatos, o de la crianza de sus hijos o de las diferentes técnicas en el horneado
de panes…
872. “Crear es vivir, y sin gatos es imposible” solía decir Leonor
Fini, una mujer de rompe y rasga, ícono feminista, artista original, controvertida,
siempre libre y nunca convencional, glamorosa y carismática excéntrica musa que
llegó a convivir con 23 gatos persas en su casa parisina, artista que se movió
como pez en el agua en un mundo de artistas hombres donde supo constantemente inventarse
a sí misma. Había nacido (en el Buenos Aires de 1907) y hecho toda la vida lo
que le vino en gana, sin importarle las críticas. Posó desnuda para
Cartier-Bresson en 1933, convivió al mismo tiempo durante décadas con dos de
sus amantes, el poeta polaco Constantin Jelenski y el pintor y diplomático
Stanislao Lepri. Se atrevió en pleno auge a desafiar al todopoderoso Papa del Surrealismo,
André Breton. A menudo la han etiquetado como una artista surrealista –junto a
Leonora Carrington, Dora Maar, Maruja Mallo, Frida Kahlo, Meret Oppenheim, Lee
Miller, Dorothea Tanning, Remedios Varo y otras– aunque nunca quiso adscribir a
ningún grupo. Sus obras se exhibieron en la Galería Julien Levy de Nueva York y
en la mítica exposición «Fantastic Art, Dada, Surrealism» patrocinada por
Alfred H. Barr en el MoMA en 1936. Se codeó con lo más granado del mundillo
artístico de mitad del siglo XX: Éluard, Bataille, Magritte, Cocteau, Max
Ernst, Picasso, Gala y Dalí, Leo Castelli, Ana Magnani, Visconti, Genet, Margot
Fonteyn. Entre sus afamados admiradores rendidos a sus pies se cuentan Andy
Warhol y Madonna. Fue musa además de Christian Dior y qué no fue la talentosa
hoy ya casi olvidada Leonor Fini, en la foto en su casa de París en 1956 con uno
de sus gatos persa en brazos.
871. “Amo a los gatos, les debo todo... y lo mejor es que no les
interesa que se los reintegre.” (Ángel Ortuño, poeta y narrador mexicano
fallecido el año pasado)
870. “El gato se queja tras la ventana. Quiere
entrar. Piensas en cómo convivir con un gato y sus exigencias te hacen
reflexionar sobre las cosas más simples. Por ejemplo, la necesidad del gato de
entrar en la casa, y lo bueno que es que pueda. Lo piensas, y tus pensamientos
te absorben de tal forma que no dejas entrar al gato, se te olvida dejarlo
entrar, y el gato sigue tras la ventana, quejándose. Te das cuenta de que no lo
has dejado entrar y piensas en lo raro que resulta que, pensando en las
necesidades del gato y en las ventajas de convivir con las simples necesidades
de un gato, no hayas dejado entrar al gato sino que lo hayas dejado en la
ventana quejándose sin parar, y entonces, mientras lo piensas, y piensas en lo
raro del asunto, dejas entrar al gato sin darte cuenta de que lo estás dejando
entrar. Ahora el gato salta a la encimera, se queja, reclama su comida. Ves que
el gato se queja, exige su comida, pero no piensas en darle de comer porque
estás pensando en lo raro que es que hayas dejado entrar al gato sin darte ni
cuenta, y entonces ves que reclama su comida y que no le estás dando de comer,
y, mientras piensas en lo raro que es que no lo hayas oído quejarse por su
comida, le das de comer sin darte ni cuenta de que le estás dando de comer…” ('Distraída',
relato corto de la escritora estadounidense Lydia Davis)
869. «Sé amable con los gatos o te mato…» Keanu
Reeves dijo que se trata de una foto trucada, de una fake, pero que piensa igual que como el epígrafe. "Y lo pienso muy en serio. Me mortifica la sola idea de
que alguien pudiera lastimarlos o agredirlos. Que lo sepan!!”
868. Cuentan que
Mark Twain no podía vivir sin sus gatos y puesto que trasladarlos a todos era
imposible, para ir de vacaciones o cuando debía viajar por algún otro motivo,
solía “alquilar” unos gatos como compañía. Según un artículo publicado en New England
Today, el episodio más famoso de alquiler de gatos por parte del memorable
escritor ocurrió en Dublín en 1906. El biógrafo de Twain, Albert Bigelow Paine,
estaba allí cuando el autor alquiló tres gatitos durante el verano. A uno lo
llamó Saco. Los otros dos eran idénticos y les puso un nombre conjunto: Ashes.
Luego, al emprender la vuelta, se ocupó de dejarlos al cuidado de gente de su estrecha
confianza o entre los admiradores que lo frecuentaban. Sin duda, una anécdota muy típica de Mark Twain.
867. (Viene de entrada anterior 866) …Poco tiempo después, Walter se graduó en la Universidad de Nueva York y decidió dedicarse a la fotografía, y era tan hiperquinético, divertido y travieso su gato que comenzó a fotografiarlo hasta llegar a ser publicado en varios números de la célebre Revista Life y en el National Geographic. Luego vendrían 70 años de carrera y 90.000 fotos de gatos en su galardonado currículum. Nada menos. (En imagen vemos a Loco, el gato de Walter Chandoha, en una de sus primeras fotografías en 1949)
866. Walter Chandoha, famoso fotógrafo
especializado en retratar gatos, falleció en Nueva Jersey el 11 de enero de
2019 a la edad de 98 años. Podría decirse que su historia con los gatos comenzó
en 1949 cuando caminaba ocasionalmente por Queens y encontró perdido en la
nieve un gatito que luego decidió llevarse a casa. Era su recordado gato Loco,
"el que hizo que me convirtiera en fotógrafo de gatos", como Walter más
tarde evocaría. Era una noche gélida, cuando regresaba de su clase en la
universidad a su apartamento y "tiritando de frío el futuro se me apareció
en forma de bolita de pelos". La soledad y desamparo de ese cachorrito
gris marengo en las nevadas calles de Nueva York lo conmovió... (Continúa en
entrada próxima 867)
865. “Recordé entre otras cosas a los gatos,
muchos, que siempre acompañaron a las hermanas Zambrano. El poeta cubano y buen
amigo de ellas, José Lezama Lima los recuerda en unos versos hilarantes: María
se nos ha hecho transparente/ no le teme al fuego ni al hielo / Tiene los gatos
frígidos y los gatos térmicos / Aquellos fantasmas elásticos de Baudelaire la
miran tan despaciosamente que María temerosa comienza a escribir…” evoca Luis
Antonio de Villena en http://www.ieturolenses.org/
864. “Borges / Mi
viejo siamés / ha encanecido mejor que su amo / Tiene el bozo color de
la canela / poco platica / y sus ojos azules no delatan ni odio ni envidia / ni
asco / Pero no acepta que Luna / la chica que ahora me corteja / más bella que
Selene / comparta el sueño con este pobre viejo que se ha rendido a los ardides de la bella / Antes, dormía
inmensamente solo / ahora prohíbe mi
sueño con sus desagrados / ¡Nadie sabe para quien trabaja!” (El poeta
colombiano Harold Alvarado Tenorio escribió este poema para su siamés Borges)
863. “Los gatos del Hermitage”, poema de Ana
Muela Sopeña: “Bajo el museo existen unos sótanos con pasillos enormes /
Setenta gatos pueblan el subsuelo / Los hermosos felinos saben ser defensores
del arte / Tienen funciones importantes: / exterminar o ahuyentar las ratas que
amenazan con destruir las obras.” (“Los ojos de los gatos alucinan sabiendo que
custodian el arte de los siglos. Defienden la belleza de los roedores
destructivos. Son ángeles guardianes del patrimonio histórico que guarda en su
memoria lo importante. Estos seres divinos conocen su función y no se inmutan.
Así, nosotros los humanos podríamos, sin pausa, aprender de estos amigos
poderosas lecciones singulares. Algunos
de estos gatos tienen nombres curiosos como Verenka, Shurochka y Sergo…” nos
cuenta la Poeta en su imperdible blog http://www.laberintodelluvia.com/
862. “Me agrada frecuentar mujeres bellas / ¿Para
qué mentir sobre ciertas cosas? / Les digo más: / me agrada placticar con ellas
/ aunque no hablemos más que de sonseras / El ronroneo para las invisibles
antenas / es estimulante y delicioso a la vez.” (“Gato domesticado”, poema de
Ezra Pound)
861. En gatosporlostejados.blogspot.com (su blog personal) Lola Mariné escribe a modo de bienvenida: “El escritor, la escritora, como gatos por los tejados observan la vida a su alrededor desde la distancia, aparentemente impasibles; pero en algún momento una palabra, un gesto o una mirada empiezan a configurar en su mente una historia y no recobran el sosiego hasta que se sientan a escribirla. Espero que este blog sea un lugar de encuentro entre personas interesadas por la cultura en general y por la literatura en particular, y -afinando un poco más- por la creación literaria, en especial. En él compartiré mis inquietudes, mis reflexiones, mis acuerdos y desacuerdos con el mundo, con la vida y conmigo misma. Personalmente me declaro demócrata, feminista (creo que cualquier mujer en su sano juicio está en la obligación de serlo), liberal y agnóstica. Espero que entre tod@s logremos hacer de este tejado un lugar agradable, vivo y participativo para ‘gatos y gatas’ inquiet@s.” (Lola Meriné en la foto con Aggie, el gato de la conocida librería parisina Shakespeare & Company)