Voz ni mirada
850. Silvina
Ocampo contó que vio a Jorge Luis Borges abrir una vez una puerta en la
Biblioteca Nacional y preguntarle al gato que ahí vivía: “¿Se puede entrar?” o
que si el gato estaba sentado en su silla Borges sencillamente elegía otra en donde
ponerse a trabajar… (En la foto de Carlos Pesce para la revista Siete Días del
5 de abril de 1978 Borges muestra la misma solícita actitud ante su célebre
gato Beppo en su casa)
849. “Adoro a los gatos. Son de las pocas
criaturas que no se dejan extorsionar por sus dueños.” (Umberto Eco)
848. “Los gatos negros - En la misteriosa Irlanda
precristiana, la de los druidas recitadores de la Sabiduría del Arcano, los
llamados Ollave, Maestros de la Poesía, existió un famoso santuario-cueva, en
el cual moraba una delgada gata negra. Sentada en una enorme silla-trono de
piedra, altiva e iracunda daba respuesta a todos aquellos que temerosos y respetuosos
atrevíanse a inquirirle por el futuro que les aguardaba. Entre los celtas de la
Verde Erin, los gatos gozaron fama de animales proféticos. Antiguamente, en
Escocia e Inglaterra, cuando las parejas celebraban nupcias, encontrarse con un
gato negro en la puerta de casa simbolizaba un matrimonio feliz y próspero. En
la Edad Media en especial en Europa,
empieza la creencia de que los gatos negros son muy cercanos a las brujas. La
iglesia fomentó esta idea, por lo que las personas temían hasta la mirada de
estos felinos, ya que podría hechizarles. La tenencia de un gato negro era
motivo suficiente para quemar a alguien en la hoguera. Por otra parte, la quema
de los gatos de color negro era una de las principales actividades en las
noches de San Juan. Creencia que se continúa con la conocida cacería de las
brujas de Salem, donde se creía que estas se transformaban en gatos negros.”
(El lunes 25 de octubre pasado J.P. Alexander publicó esta y varias otras
imperdibles leyendas en su recomendable https://enamoradadelasletras.blogspot.com)
847. “Uno no puede imaginarse tirándole un hueso
quinientas veces a un gato y que venga luego babeando con el hueso. Los gatos
van completamente a su aire, son seres libres, además de muy domésticos; ocupan
la casa de una manera que tú acabas siendo su siervo y mendigando que te
quieran un poquito. Son absolutamente superiores…” admitió alguna vez Joaquín
Sabina en un reportaje.
846. “Los gatos bostezan porque asumen que no hay
nada que hacer…” (Casi un haiku de Jack Kerouac)
845. El escritor y poeta polaco Józef Wittlin
nació en 1896 en Dmytrów, Galitzia, en los confines del Imperio, pero pronto la
familia se trasladó a Lvov, Lemberg en aquel entonces, paradigma de la broma cartográfica
de una Europa oriental de líneas oscilantes. Educado en el seno de una familia
de origen judío 'asimilada' y de lengua polaca, apenas aprendió unas pocas
palabras en yíddish para utilizarlo exclusivamente para comunicarse con sus
gatos. “Nuestras conversaciones son verdaderamente edificantes, pero
estrictamente reservadas, y respecto de sus tópicos o contenidos nos hemos
prometido discreción...” (https://instytutpolski.pl/)
844. “El hombre que está asomado a la ventana
envidia a la mujer que, en el jardín de la planta baja, canturrea ante la
mirada atenta del gato. Qué feliz es, piensa el hombre. Ignora que la mujer no
es feliz: con excepción del gato, acaba de perder todo lo que amaba, y sospecha
(alguna vez lo ha leído) que los gatos se apartan de la desdicha. Moriría si el
gato también la abandonara. Por eso, ante la persistencia de la mirada de él,
no para de cantar y se ríe de cualquier cosa. El hombre de la ventana le
envidia la alegría porque no advierte el simulacro. El gato sí lo advierte.
Recela de esta actitud incongruente de la mujer. ¿Por qué no se largará a
llorar de una buena vez como desea? La observa un momento más, a la
expectativa: ha vivido momentos muy lindos con ella. La mujer, consciente de la
mirada del gato, hace una divertida pirueta de baile. Sin duda le ocurrió algo
extraordinario, piensa el hombre de la ventana. No hay nada que hacer, concluye
el gato, ya no es confiable. Alarga infinitamente su cuerpo gozoso, se da
vuelta y, sin volver la vista atrás, salta la medianera y se va para siempre.”
(“Mujer con gato” de Liliana Heker. Publicado en “Cuentos reunidos” de 2016 por
Editorial Alfaguara)
843. “Carlos
Alonso y Guillermo Roux. Mano a mano. Se mandan dibujos como cartas. Cada uno
espera en silencio la enigmática respuesta del otro. En una caja de madera
viajan de Unquillo a Martínez, de Martínez a Unquillo, un retrato, un jarrón
con flores, un gato… y media página en blanco. Dibujos a medio camino que el
destinatario debe terminar. Ese es el juego. Sólo unas pocas reglas que han ido
acordando silenciosamente, como caballeros. En apenas un gesto, el respeto de
hacer espacio al otro. Roux se retrata en media hoja. Alonso le pinta un
paisaje. Y así va tomando forma el ejercicio. En los primeros trabajos sus
autorretratos dialogan. Pero pronto la obra mancomunada va corriéndose del eje
de su propia anécdota, y nacen obras integradas, que parecen hechas por un solo
artista: Rouxalonso o Alonsoroux. Se van entendiendo cada vez mejor. Se unen en
el papel las líneas y colores de una y otra mano... Sus vidas fueron por
caminos paralelos. Ahora llegan a una esquina común: el arte sin compromisos.
Ya nada es tan importante como la pintura en sí. Le han sacado la mayúscula.
Roux y Alonso viven la fiesta de una pintura libre de mandatos, movimientos,
grupos, ideas. Quedan la destreza y el placer...” (Extractado de la reseña de
presentación del notable trabajo de estos artistas argentinos en
https://mariapaulazacharias.com/)
842. “Era uma vez uma vez / um gato siamés / Por ser muito engraçadinho / é chamado de Gatinho / Além de ser carinhoso / ele é muito curioso / Nada se pode fazer / que ele não deseje ver / Se alguém mexe na estante / está lá no mesmo instante / Se vão consertar a pia / está ele lá de vigia / E o resultado é que quando / viu seu dono concertando / a tomada da parede / meteu-se, com tanta sede / a cheirar tudo que – nhoque! / levou um baita choque! / E pensa que ele aprendeu? / Mais fácil aprendia eu! / Mantém-se o mesmo abelhudo / que quer dar conta de tudo.” (“O Gato Curioso”, poema del escritor, dramaturgo, traductor, cronista y crítico de arte brasileño Ferreira Gullar, publicado en portugués para que no pierda su sonoridad)
841. Claude Cahun fue una pionera queer o persona
no binaria, poeta, ensayista, andrógina, novelista, periodista, simbolista,
individualista por excelencia, fotógrafa, activista, idealista, soñadora y
amante de los gatos, única y diferente a la vez. Entre 1948 y 1953 trabajó una
serie con sus últimos autorretratos. “El camino de los gatos” la llamó. Para
Claude el gato era símbolo de libertad e independencia. Tal vez por eso toda su
obra (su cuerpo incluso, su mente y personalidad) son un constante
cuestionamiento de la realidad y sus apariencias. El gato representa el intercesor
entre lo visible y lo que es invisible, quien tiene acceso a mundos sensoriales
desconocidos y al mismo tiempo recónditos pero inherentes a cada ser. El gato,
en definitiva, fue el ser con el que ella se identificaba, el que más se le
parecía o al que más se quiso parecer. (En la fotografía Claude Cahun junto a
su gato Kid)
Uno es la última
versión no definitiva de quien va logrando ser
840. «No tomo en cuenta si un gato es hipócrita y
astuto, como se dice. Es un ser obligatorio en el interior de un hogar, porque
lo completa. Es quien le saca lustre a los muebles, quien suaviza los ángulos
de las cosas, quien confiere misterio al lugar. Él es la joya de la corona.»
Gran admirador de los felinos, Stéphane Mallarmé escribió semanas antes de su
muerte: «Mi Lilith, mi dios doméstico, ídolo totémico de mi hogar… Sólo hay dos
ojos dorados con tal precisa proporción de negro para delinear y enaltecer su
valor. Tan sólo por eso me satisface darle afecto en el lugar exacto, en el
repliegue o vuelo de su cola. Lo adoro, en el caso del gato “adorar” es la
palabra, y yo soy absolutamente egipcio cuando se trata de este ser misterioso
cuyos ojos tienen la profundidad y el brillo de las estrellas de vaya a saber
qué cielos. Me queda dejarles este dibujo a tinta que James Whistler intentó en
vano porque su modelo desapareció debajo de la cama antes que el gran pintor
inglés pudiera siquiera hacer un esbozo...»
839. El gato tiene su propio luminoso universo.
Yo amaba más a los perros que a los gatos y mi marido me dijo una vez: ”Se ama
lo que se conoce, y por eso no amas a los gatos, porque no los conocés. Nunca
conviviste con ellos y entonces no sabés lo que son.” Cuando mi marido murió,
empezaron a aparecer los gatos en mi vida. “Cuando yo me vaya voy a volver como
gato. Así me vas a reconocer y a seguir amando”, me convenció”, asegura la
artista paraguaya Lucy Yegros.
838. Estanislao Fernández o Dyhzy, en su versión drag queen, es el hijo del Presidente argentino Alberto Fernández y publicó en Instagram esta simpática fotografía junto a su gato Galactus que lo acompañó durante la cuarentena en 2020...
837. «Les imputamos a los gatos que no nos
prestan atención en el preciso momento en que ellos nos están demostrando su gran
poder de concentración en otro asunto que no somos nosotros…» (Toni Morrison,
novelista, ensayista y editora estadounidense ganadora del Premio Pulitzer en
1988 y del Premio Nobel de Literatura en 1993)
836. Annie Edson Taylor fue la aventurera norteamericana que el 24 de octubre de 1901 se convirtió en la primera persona que se lanzó dentro de un barril a las Cataratas del Niágara. Deseando asegurarse financieramente la vejez y para así evitar la indigencia, Annie buscó quién la patrocinara en su proyecto, pero al encontrar reticencia, puesto que nadie quería aparecer avalando semejante acto suicida, lejos de amilanarse ella siguió adelante y relleno con un colchón el interior del barril de roble y acero que utilizaría en su temerario emprendimiento, dispuesta a realizar una prueba. Dos días antes del que se sería su memorable acto hizo un primer intento, lanzando a su gato dentro del barril desde la Catarata Horseshoe y luego, una vez que su gato sobrevivió, Annie se decidió a entrar en la historia como la primera mujer que sobrevivió a tal hazaña. Con el tiempo, la figura legendaria de Annie Edson Taylor hasta provocó que escribieran en su memoria el musical “Queen Of The Mist”, un espectáculo compuesto por Michael John LaChiusa que en 2011 abrió el Off-Broadway.
835. “El animal está ahí antes que yo, ahí a mi
lado, ahí delante de mí –de mí, que estoy si(gui)endo tras él–, y así pues, también, puesto que está
antes que yo, helo aquí detrás de mí, me rodea, y desde este
ser-ahí-delante-de-mí se puede dejar mirar, sin
duda, pero –la filosofía lo olvida quizás, ella sería incluso este
olvido calculado– él también puede mirarme, tiene su punto de vista sobre mí,
el punto de vista del otro absoluto, y esta alteridad absoluta del vecino o del
prójimo nunca me habrá dado tanto que pensar como en los momentos en que me veo
desnudo bajo la mirada de un gato…” (Jacques Derrida, filósofo que desarrolló
el análisis semiótico popularmente conocido como deconstrucción, ilustrado por
el artista Valerio Adami)
834. “Me gustaban más los perros, pero ahora
prefiero a los gatos. Por más que sean ariscos. Los perros te lo dan todo, pero
los gatos se hacen desear, son difíciles de tratar. Son como yo…” declaró en una
entrevista la modelo y actriz británica Cara Delevingne.
833. “En una hostería romana” de Carl Heinrich
Bloch es un óleo sobre lienzo de 1866. Se exhibe actualmente en la Galería
Nacional de Dinamarca. Bloch se había formado en la Real Academia Danesa de
Arte bajo la tutela de Wilhelm Marstrand, quien luego le recomendaría viajar
por Europa aprendiendo de otras escuelas y maestros. Cuando realizó “En una
hostería romana” Bloch estaba ya en Italia. El trabajo le fue encargado por
Moritz G. Melchor, amigo y mecenas del artista, quien aparece al fondo hablando
con amigos, detrás de las dos figuras femeninas. Además el cuadro incluye al
gato de la hostería que frecuentaba Bloch y un autorretrato, puesto que es él
mismo el que estando de espaldas gira su cabeza para ver, como el resto de los
presentes, a quien ha ingresado al lugar que no es otro que cada espectador de
esta gran pintura.
832. "Un gato jamás se haría amigo de alguien que fuera incapaz de amarlo. Los gatos no se equivocan con las personas." (Amos Oz, gatófilo escritor y periodista israelí)
831. « Nací de noche casi maullando / como los
gatos del arrabal / La luna en fuego y las tres Marías / que me cantaban “No
llores más” / El sueño grande, la casa chica / bramaba cerca el ferrocarril /
Grillos y sapos, lechuzas tuertas / fueron la orquesta que dirigí…» (Fragmento
de “Postales del Alma”, tema compuesto por Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale,
en la foto junto a su gato)