Miríadas de kalpas
Transcurrieron...
Ni había nacido yo
Desde que te quiero
1300. Aunque la mayoría lo conoce por crear The
Office o por su ingenio en las entregas de premios Oscar, en Clowder lo
conocemos por algo aún más importante: ama a los gatos. Ricky Gervais compartió
su vida con una gata siamesa llamada Ollie, quien se convirtió en la más grande
estrella de su mundo. Ollie fue un regalo de su pareja Jane y rápidamente se
convirtió en su fiel compañera. A menudo la llamaba su mejor amiga, y sus redes
sociales estaban llenas de fotos con ella haciendo precisamente lo que mejor
hacen los gatos: relajarse y lucir majestuosa. Cuando Ollie falleció en 2020 Ricky
habló abiertamente de su dolor. Le escribió un sentido homenaje llamándola una
amiga dulce, gentil y hermosa. Quedó claro para cualquiera que lo viera que su
vínculo era profundo y lleno de amor. Ricky comparte hoy su vida hogareña con
una nueva compañera felina llamada Pickle. Tras perder a Ollie no estaba seguro
de poder abrir su corazón de nuevo, pero Pickle lo cambió todo. Es juguetona,
intensa, de gran personalidad, y rápida-mente se ha convertido en el centro de
sus prioridades, como antes Ollie. Ricky comparte a menudo en las redes fragmentos
de su vida juntos mostrando que el amor que sentía por Ollie se continúa en
Pickle. (En imagen Ricky con la recordada Ollie)
1299. Este
gato de porcelana fue diseñado y realizado en algún momento del 1700 en China y
años después exportado a Europa donde le fueron colocados ojos de brillantes y
un taburete dorado a pedido de Madame de Pompadour, la amante principal del Rey
Luis XV entre 1745 y 1751, famosa por su influencia en la corte francesa y su
ascendencia sobre el Rey, además de su pasión por los gatos. El gato de
porcelana, cabe destacar, pertenece a la colección oficial del Museo Getty.
1298. “Dicen que tengo síndrome de Diógenes. No
sé si será verdad, pero no puedo evitar recoger los gatitos callejeros o los
libros tirados delante de los contenedores de basura. Me parece un sacrilegio
tirar la cultura, la historia o todo lo que puede hacer pensar al ser humano. Y
sí, hoy me he encontrado al pie del plátano de jardín, unos niños. Me han dicho
que son maniquíes y que estaban esperando a que los recogiera el camión del
punto limpio, pero yo he visto en esos niños, los que mueren en cualquier
guerra injusta de las muchas que hay en este mundo absurdo y egoísta y me los
he llevado a casa para vestirlos, darles de comer y dejarlos después de
asearlos y ponerles ropita, en una cama de sábanas limpias. Puede que me crean
una vieja loca. Puede que tenga algún síndrome de esos modernos. Ahora le ponen
nombre a todo, pero no se habla del dolor ni se le pone nombre, a eso que
sienten los padres que pierden a sus hijos de manera tan injusta que son las
guerras, la muerte o el hambre. Eso nos lo dejan para que lo veamos como si se
tratara de un moderno juego, luego nos cuentan lo que algunos quieren que
creamos y todos apagamos la televisión y nos vamos a la cama tras la película.”
(“Vieja loca”, microrrelato publicado el viernes 5 de septiembre de 2025 en
https://misrelatosyotrascosas.blogspot.com, el muy recomendable blog de Nani
Canovaca, autora de la novela “Soledad y Olvido van de la mano” de reciente
aparición. En imagen vemos a María Dolores Rivero Hernández, más conocida como
Lolita Pluma, una querible “Vieja Loca” que dedicó gran parte de su vida a
recoger, cuidar, alimentar y hacer atender por veterinarios a los gatos
callejeros de la zona del parque Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria,
, cuyos vecinos tanto la valoraron y echaban de menos que hasta le hicieron una
estatua que es hoy atracción turística y cita obligada de miles de gateros de
todo el mundo.)
1297. Los
gatos deambulan por las historias de Murakami como lo hacen por la vida real:
silenciosos, inesperados y a menudo dando la sensación como de que ven algo
invisible. Nacido en Kioto en 1949, Murakami es uno de los autores más célebres
de Japón, conocido por novelas como «Kafka en la orilla», «Crónica del pájaro
que da cuerda al mundo», «1Q84» y varias más. Su escritura fusiona lo cotidiano
con lo surrealista y los gatos suelen aparecer en los momentos clave. No
siempre son centrales en la trama, pero nunca aleatorios. A veces hablan, a
veces desaparecen, a veces conducen a los personajes a una mayor profundidad en
la memoria o el misterio. Murakami en entrevistas ha descrito cómo disfruta de
la independencia y presencia de sus gatos, especialmente durante su serena y
solitaria labor. En otra oportunidad evocó que alimentar a los gatos callejeros
cuando sale de paseo forma parte de su rutina cotidiana. Para él los gatos no
son metáforas sino compañeros en el fondo de su conciencia, casi la atmósfera
en la que se mueven sus personajes. Si alguna vez has sentido que un gato sabe
más de lo que dice, o que su silencio encierra algo significativo, encontrarás
eso mismo en las páginas de cualquier libro de Haruki Murakami.
1296. Bob Dylan en el Indian Neck Folk Festival
de 1961, rodeado de músicos de la escena folk de la época. Un detalle curioso
se cuela en la foto: es un gatito siamés sobre el hombro de Jack Parmley. Dylan
era conocido por detectar fragmentos de la vida cotidiana para luego
transformarlos en canciones. Pues bien, aquí tienen uno, años después de esta
escena, en “Like a Rolling Stone” Bob mencionaría a un "diplomático que
llevaba un gato siamés en el hombro". Aunque la línea no se refiere a
Parmley, es un nítido ejemplo de cómo él usaba imágenes de lo que ocurría a su
alrededor para incluirlas en sus letras. (Fragmento de Like a Rolling Stone:
“Ah, nunca te interesaron las muecas de los payasos y malabaristas que hacían
trucos para vos / Jamás entendiste que no eran para nada buenas / No debiste
dejar que otros recibieran las patadas que eran para vos / Solías subirte a
corceles cromados con tu diplomático / llevando en sus hombros un gato siamés /
¿Viste qué duro fue descubrir que él no era lo que parecía / y que se llevó todo
lo que pudo robarte? /¿Cómo se siente estar a la deriva / sin dónde caerte
muerta / como una piedra rodante?”)
1295. Tama, la gata calicó de la estación de
trenes de Kishigawa, en la prefectura de Wakayama en Japón, salvó a su línea de
la quiebra y se ganó así su fama, convirtiéndose en la empleada felina más
conocida del mundo. Cuenta su historia sintetizada que en el 2007 su pequeña
estación de trenes de una zona rural atravesaba serias dificultades económicas
y que estaba a punto de cerrar. Fue entonces cuando tomaron la brillante
decisión de nombrar a Tama como jefa de estación oficial, con gorra y uniforme,
para cumplir la misión de ser adorable con todos los pasajeros sin excepción.
Turistas de todo Japón acudían en masa, cuando hicieron correr la simple
noticia a través de la oficina de comunicación de la estación, y un verdadero
fenómeno impensado ocurrió, ya que todos querían conocer a Tama, la gata
trabajadora, y la línea ferroviaria en crisis experimentó un aumento masivo de
pasajeros en un 17% en su primer mes e iría creciendo de ahí en más, salvando
literalmente a la estación de su cierre... Cuando Tama falleció el 22 de junio
de 2015 miles de personas asistieron a su funeral y fue ascendida póstumamente
a "Honorable Eterna Jefa de Estación" e incluso le construyeron un
santuario con forma de gato en su honor, instituyendo a futuro que la estación
mantendría el puesto y servicio inaugurado por Tama y que sería cubierto por un
plantel de gatas. Nitama, Santama y Yontama son algunos de los nombres de las
gatas que vienen estando a cargo. Es por esta razón que la estación de trenes
de Kishikawa será siempre reconocida como la estación de Tama y sus gatas
sucesoras.
1294. Utilizando tinta negra sobre papel
absorbente, Endre Penovác deja que la pintura se desborde y se extienda de
forma natural, otorgando a sus gatos una presencia nebulosa y sobrenatural. Sus
contornos son suaves, sus ojos vívidos y sus cuerpos parecen flotar entre la
forma y la sombra. Su obra no intenta encasillar a los gatos. Nos invita a
verlos como son: seres esquivos, alertas y siempre medio como en otro mundo. Con
apenas pinceladas Penovác captura no sólo la apariencia de los gatos sino
también cómo se comportan en diferentes ámbitos.
1293. Nacido en 1956 en Bačka Topola, un pequeño
pueblo del norte de Serbia, Endre Penovác es un pintor húngaro conocido por sus
etéreas envolventes pinturas de gatos en tinta y acuarela. Perteneciente a la
minoría étnica húngara de la región de Vojvodina, Penovác aún vive y trabaja en
el mismo pueblo donde nació. Tras estudiar en la Academia de Bellas Artes de
Novi Sad desarrolló un estilo sereno y potente que ha captado la atención
internacional. Si bien pinta una gran variedad de temas, incluyendo paisajes
rurales y animales de granja, son sus retratos de gatos los que le han dado su
merecido reconocimiento.
1292. “Sólo me importa el resplandor / Es el momento de gato / Hubo de todo y no hubo nada / Y es inútil repetírtelo / Sólo un sigilo intrascendente / Una acción obvia / Qué buen pasillo de quietud / Es un paisaje entre islas tan tibias / Tan desnudas de todo...” (Fragmento de la letra de “El gran doblez”, tema que Spinetta publicó en “Don Lucero”, su álbum de 1989. Sobre qué se lo inspiró, El Flaco, junto a su recordado gato Lobo en la foto, dijo en una entrevista: “Observar a los gatos, que tienen mucho de humanos, me disparó este tema que habla de una consciencia dual en la que se establece el sigilo como método de placer. El deslizarse de los gatos es para mí como un paisaje entre islas para el regocijo”.
1291.
Joyce Carol Oates es autora de cerca de 60 novelas además de cuentos,
poesía, ensayos, obras de teatro y un par de volúmenes de memorias. Oates es
también reconocida como una defensora guardiana de los gatos. En 2015 escribió
un poema que The New Yorker le publicó titulado "Jubilate: An Homage in
Catterel Verse" en honor a su gata Cherie. El poema destaca con versos
metafóricos las garras amasadoras de Cherie en su vientre, la aparente
distancia que muestra ante lo que la rodea y el desafío de comprender la
sensibilidad felina. La presencia de Oates en redes sociales (X, en especial)
incluye publicaciones públicas frecuentes sobre sus gatos. En el Cuestionario
Proust de Vanity Fair ella identificó su
idea de la felicidad absoluta como "despertar con un gato ronroneando
junto a mi cabeza sobre la almohada", además de su pasión por escribir.
Incluso en ocasiones publica consejos y recomendaciones como la comida orgánica
sin cereales como necesaria para los gatos mayores o con todo derecho
quisquillosos. Además, aunque los gatos no son el centro de sus ficciones
siempre están presentes, puesto que desempeñan un papel constante y amoroso en
su vida e imagen pública.