Te siento en los ojos
Desnudo tu cielo
Te oigo oscura
Ya sé que te duelo
Te veo en espejo
Lamo tus pétalos
Me ardés en la boca
De vida me muero
Muerdo tu voz
Hurgo en tu aliento
Tu sabor emborracha
Deseo sin sueños
Me lleno de vos
Manoseo tu silencio
Ya casi te vas
Pero te regreso
Late la noche
Se raja el instante
Crujen tus goznes
Pulsa tu centro
Se vacía tu cuerpo
Te inundo dentro
Todavía no te olvidé
Y ya te recuerdo
Huele a nube
El aire seminal
Hablando tanto
Nos decimos nada
Tiemblo de frío
Ardo como el hielo
No sé lo que digo
Decís lo que quiero
Decís lo que quiero
Nuestro amor anfibio
Entre la tierra y el cielo
No vayas a dejarme
Pero no dejes de quererlo
Tu alma se babea
La mía ni te cuento
Dios y Diablo con nosotros
Pierden su tiempo
Una vez más el adiós
Aunque los dos
Sabemos que no es cierto
Es sólo vicio, es humano
Soy tu maldición
Y vos mi perdición
El amor es superstición
Menos aún, un simulacro
Menos aún, un simulacro
Gime la luz
Se me agua la boca
Chorrea tu piel
Empapada de plata
Abrís los ojos
Tu mirada mojada
Otra vez ese fuego
Aquí vamos de nuevo
* En la fotografía del picnic en Sainte-Marguerite, Cannes, en 1937, vemos a Paul Éluard junto a Nusch, Man Ray, Ady Fidelin y Lee Miller. En las otras al poeta y su musa.
Todavia no te olvidé
ResponderEliminary ya te recuerdo.
Permite que me quede con esto.
Pero claro, Juan. Todo tuyo.
ResponderEliminarEl poema es tan bueno que no necesitaría apoyarse en fotografías, esa es mi impresión nada más, eh, sin ánimo de pretender cambiar nada. Aunque entiendo que guste o no algo, no cambia lo que es o lo que fue y visto así la composición es magnífica también.
ResponderEliminarGracias, Marian. Leí toda la noche a Paul Éluard y viendo sus locas fotografías me salió eso. Creo que pueden ser buenas estrofas de blues.
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