A pesar de que me gustan mucho estos temas, no les doy demasiadas vueltas (porque la realidad es aplastante) y los aparco pronto (hasta que vuelven a surgir:) Pero vamos, sí al sueño y no a la ensoñación.
Pero los sueños, los que se roncan, a veces son tan reales que cuesta despegarse de ellos, y te dejan cruzando un puente entre lo real y lo irreal o entre lo irreal y lo real. Que dependiendo del tipo de sueño, cruzas rápidamente el puente o haces acampada en él.
Yo voy pensando cada vez más que lo más real es el sueño. Ya lo dijo mi tocayo.
ResponderEliminarTu tocayo es un genio. No hay nada irreal cuando lo real es que sueño...
ResponderEliminarIgual es que no se produce esa metamorfosis.
ResponderEliminar"Estamos hechos de la misma materia de los sueños" (Shakespeare)
A pesar de que me gustan mucho estos temas, no les doy demasiadas vueltas (porque la realidad es aplastante) y los aparco pronto (hasta que vuelven a surgir:) Pero vamos, sí al sueño y no a la ensoñación.
ResponderEliminarPero los sueños, los que se roncan, a veces son tan reales que cuesta despegarse de ellos, y te dejan cruzando un puente entre lo real y lo irreal o entre lo irreal y lo real.
ResponderEliminarQue dependiendo del tipo de sueño, cruzas rápidamente el puente o haces acampada en él.
¿Cómo seria toda esta basura sin sueños?
ResponderEliminarPor cierto, el poema es más profundo que lo que a primer vistazo aparenta.
ResponderEliminarIntenté algo, Marian, leyendo y releyendo la metamorfosis del sueño de Chuang-Tzu, pero volveré a intentarlo.
ResponderEliminarVivan los sueños, Gato!
ResponderEliminarA mí me impresiona que escribir es como soñar, porque uno nunca sabe cómo van a terminar un poema o un sueño, da igual.
Es lo mismo.
ResponderEliminar