No hay nada peor, nada más triste
Que estar mal y no darse cuenta...
(Es lo que nos pasa como nación. Este pensamiento, la segunda o tercera cosa que me vino a la mente al
enterarme que habían suicidado al fiscal Alberto Nisman, es una obviedad que da para
un haiku, aunque no merece ser construida como haiku, porque no merecen los haikus contarlo entre sus congéneres.)
¡Ay, nuestros respectivos países!
ResponderEliminar¿Qué haiku podría salir de esto?
Prometo intentar dilucidarlo...
ResponderEliminarPor cierto, creo que no he dicho nada hasta ahora, pero la serie que vas poniendo sobre los gatos es magnífica.
ResponderEliminarAunque no tengo animales en casa, me gustan los gatos. Son más libres que los perros, que para mi gusto son un poco demasiado serviles.
Me acuedo ahora de dos gatos "famosos": "Theodor W. Adorno", de Cortázar, y la gata "Ada o el ardor", de Umbral
Sí, como dice Joaquín, ellos no babean por huesos. Agradezco el comentario. Amo a los gatos y a casi todos los animales y seres humanos, el más dañino de los animales.
ResponderEliminarGenial lo del gato de Cortázar y no menos genial lo de la gata de Umbral, a la que llamó así por la novela de Nabokov, cosa que me enteré hace muy poco.
En la serie pondré información de cientos de ilustres gateros que van de Leonardo da Vinci a Darwin pasando por Celine, Frank Zappa o Winston Churchill entre tantos. No debe ser causal.
Y yo que digo ahora...
ResponderEliminarEl silencio es eso tan estruendoso que nadie puede callar, Gato.
ResponderEliminarQué mala pinta tiene...
ResponderEliminarNo sé, pero creo que tenéis una idea equivocada (o prejuiciada) de los perros. Además de la naturaleza propia de cada animal, he conocido gatos que parecen perros y perros que parecen gatos. Y seguiría hablando del tema, eh:)
ResponderEliminarAmo a los perros también. Excepto las hienas (pobre ser) y los pavos reales (pese a su ostentosa colorida belleza) cuando emiten su graznido o como se llame (así debe sonar el infierno) me gustan los animales...
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