miércoles, 11 de diciembre de 2024

La mirada se ve estallar

 




La mirada se ve estallar
En aguas del espejo
Y hecha añicos diseminarse
En miríadas de reflejos
Algo similar le sucede al Poeta
Quien se ve versionarse
Según se va percibiendo
Espejismo tras espejismo
Momento a momento
Si yo no soy, apenas voy siendo
En medio del insondable abismo
Que es epicentro de cada verso
Inmerso en una vorágine
De palabras ciegas sin imágenes
Mientras le plagio al silencio
Lo que en el aire dejó escrito
Flotando en suspenso
Eso que es desconocido
Porque aún no es ni ha sido
Y que espeja no refleja
Más que su fugaz presencia
Tan inmemorial como eterna


jueves, 5 de diciembre de 2024

Incluso esto que digo

 


(Homenaje a Dadá, obra de Luiz Philippe Carneiro de Mendonça)



Las certezas son propias de la infancia
Crédula e inmortal instancia que supimos
Quién más quién menos eternizar
Hasta que entendimos (si es que efectivamente pudimos)
Que nada es del todo cierto ni definitivo ni casual
Ya que la incertidumbre es siempre estable
A la par que inconclusa a cada momento
Por eso la verdad es impermanente
Es decir está en permanente movimiento
Nunca llega a ser: está cambiando todo el tiempo
Incluso esto que digo ya no es así
Por haber estado demasiado quieto como concepto
Me refiero a los cuatro o cinco últimos versos



domingo, 1 de diciembre de 2024

Chöka evanescente

 




En su devenir
Irrefrenablemente
Se reanudan
El mañana y el ayer
Aunque no lo puedas creer
Ahora mismo
Tiempo evanescente
Constantemente
Más que un espejismo
Nunca dejará de ser



Bolsa de Gatos 1191/1200





1200. “¿Qué es lo que meditas? / cuando me ves así tumbado en el sofá / diagonal al espacio donde me siento / ¿fingiendo no mirarte? / ¿En qué piensa tu cuerpo elástico, alargado / pronto a venir hacia mí / ¿si te lo pido? / Las orejas contenidas en recovecos / las patas que reculan / lo que atraviesa ahora el blanco de tus ojos: / luna en cuarto creciente / ¿un prado claro? / Y cuando duermes, como en otras horas / qué sueños te transportan: / a la madre, la caza, la mano suave, el salto / perfecto y alto, muy delgado / Donde: la noche sin frío / que nos abrigará un día / y que será (sólo puede ser) igual” (‘Desnudo: estudio de la conmoción’, poema de Ana Luísa Amaral, poeta portuguesa ganadora del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana de 2021, a quien la literatura, la igualdad de géneros, la ecología, los Derechos Humanos y los gatos mantuvieron siempre ocupada. Traducido por Nidia Hernández para https://tuplanetavital.org/)





1199. Yuri Knorozov fue un lingüista soviético que descifró la escritura maya tras varios años de trabajo en 1953. Yuri siempre tenía la costumbre de incluir a su gato siamés Asya como coautor de muchas de sus obras; sin embargo, sus editores siempre eliminaban esa mención. Yuri también solía usar esta imagen con Asya como su foto oficial de autor para ser publicada en sus trabajos, y se molestaba cada vez que sus editores la eliminaban. Según Yuri, su siamés Asya lo inspiraba, estimulando en él un estado de ánimo ideal para facilitar la concentración y captar de alguna manera telepática sus concretas intuiciones e instrucciones. Eso decía Yuri pero nadie le creyó. Sin embargo, el mundo científico tuvo que caer a sus pies tras su gran logro. Descifrar la escritura maya fue extremadamente difícil porque no había una 'Piedra Rosetta' para proporcionar traducciones a otros idiomas. Los únicos rastros que quedaban eran de estelas mayas (monumentos de piedra) que se repartieron sobre varias ruinas diferentes. Yuri Knorozov trabajó en condiciones de aislamiento en la Unión Soviética e hizo grandes avances sin poner un pie siquiera en América Central. Su descubrimiento fue rechazar la noción de que los glifos mayas se basaban en un alfabeto sino en un silabario de un conjunto de personajes escritos que representan sílabas. Cuando Yuri publicó su trabajo fue atacado y rechazado por varios académicos prominentes de la época, especialmente J. Eric S. Thompson, un erudito británico que creía que la escritura maya era antifonética y se basaba en principios ideográficos. Tampoco ayudó que Yuri publicara su investigación durante el apogeo de la Guerra Fría, cuando los eruditos occidentales se apresuraron a rechazar las obras de los eruditos soviéticos por el prejuicio de considerar que estaban contaminados por la ideología marxista. Le llevó décadas a Yuri Knorozov finalmente conseguir el reconocimiento que se merecía. Uno de sus primeros partidarios y defensores fue un profesor de antropología estadounidense en Yale llamado Michael D. Coe, quien más tarde escribiría: "Yuri Knorozov, un hombre que estaba muy distante del establishment científico occidental y que, antes de finales de los 80, nunca había visto una ruina maya ni tocado una inscripción maya real, sin embargo, contra todo pronóstico, hizo un magnífico descifrado moderno de la escritura jeroglífica maya.”





1198. “6 de noviembre pasado. En Villa Gesell ocho días pasaron sin aplausos. Los últimos y únicos, que acompañaron un rescate con vida, se habían oído diez horas después del derrumbe del Apart Hotel Dubrovnik. Fue cuando sacaron de entre los restos de la torre a la única sobreviviente, María Josefa Bonazza. Esta mañana las palmas, condicionadas por la uniformidad de espesos guantes, volvieron a chocar repetidas veces sobre los escombros para celebrar el hallazgo de una gata, atrapada entre hierros y mampostería, con lesiones, pero en buen estado. Más sobrevivientes seguían buscando cuando escucharon ya no maullidos, sino tibios quejidos. Los bomberos, después de varios días de recuperar cadáveres, se reencontraron entonces con señales de vida. Y tras despejar pedazos de ladrillo encontraron a la gatita, que se llama Kiara, según trascendió.  Era la gata de Nahuel Stefanic, de 25 años, una de las siete víctimas fatales que tiene hasta el momento este siniestro que mantiene todavía a una persona desaparecida: Dana Desimone de 28 años…” (Extractado de una reciente crónica periodística.)





1197. Oliver Reed mimando a su gatito tabby (atigrado) al que le dio el nombre de su pieza musical predilecta, "Jardins sous la pluie", del compositor impresionista francés Claude Debussy. El célebre actor había encontrado a su gatito en la calle en una tarde lluviosa, de ahí el nombre que eligió para él. Cuentan que cuando murió en sus brazos la tristeza fue tan honda que canceló por una semana su participación en el filme para el que lo habían contratado.





1196. Behemot o Beguemot, también popularizado como Popota, es un gato siniestro que pertenece al séquito de Woland, protagonista de 'El Maestro y Margarita', la novela de Mijail Bulgakov. Beguemot (hipopótamo en ruso) es un gato diabólico que responde perfectamente a la imagen oscura medieval del gato sirviente del demonio según la tétrica mitología cristiana contra los gatos, depravado y enorme, negro como el hollín o como los cuervos, sarcástico y pendenciero que gusta mofarse de todo y de todos, y al que mejor sería perderlo que encontrárselo. (En la foto vemos el monumento que los evoca en un banco de plaza en Járkov, Ucrania -sitio que esperemos aún exista- con lugar en el centro para quien desee sentarse entre el autor Bulgakov y Behemot, su gato maldito.




1195. Mijail Bulgakov (15 de mayo de 1891-10 de marzo de 1940) fue un autor y dramaturgo soviético. Se inició como médico, pero abandonó la medicina por la literatura. Muchas de sus obras fueron críticas de la sociedad comunista y acabaron siendo prohibidas o sus ediciones desaparecidas. En 1930 directamente se le prohibió publicar y también se le negó la solicitud para abandonar la Rusia soviética. Bulgakov murió joven por una enfermedad renal y no llegó a ver ninguna de sus obras publicadas sin censura. Su novela más renombrada es 'El Maestro y Margarita', de la que se publicaron "partes corregidas" en la revista Moscú en 1966 y fue recién en 1969 que se la publicó completa una editorial de Frankfurt. 'El Maestro y Margarita' se considera una comedia negra satírica. En sus páginas El Diablo llega a la Unión Soviética, se presenta como el Profesor Woland, acérrimo crítico del libre pensamiento, junto a su cohorte satánica entre quienes destacan su asistente Fagoto y su gato negro parlante Behemoth, un enorme gato malvado que puede caminar en dos pies, declamar arrogante, y al cual le encantan las armas, jugar ajedrez, viajar en tranvía y beber vodka o coñac, sintiéndose un lord inglés. Se piensa que Bulgakov tomó simbólicamente el nombre para su gato de la figura bíblica Behemoth, la bestia del Libro de Job, monstruo creado por Dios en alusión a la eterna lucha entre el bien y el mal. La novela empieza narrando un sinfín de inconcebibles misteriosos episodios mientras el protagonista advierte que ha arribado a una época y lugar donde ya nadie cree ni en Dios ni en el Diablo. 'El Maestro y Margarita' es una de las cumbres narrativas del siglo XX. En sus páginas el autor logró plasmar sus ideas sobre el sentido de la vida y la historia, la libertad y el arte, el amor y la muerte. La novela es una denuncia tan genial como feroz sobre el régimen soviético de entonces.





1194. “Allí estaba el camión de la fruta, bajo una solanera de mucho cuidado, y desde el tejado estaba yo bajo la sombra del emparrado, con un ojo abierto y otro cerrado. Inés, era una joven chiquilla muy apañada, le gustaba hacer los recados para ayudar a su abuela y ese día, como muchos otros, con su bolsa se acercó al frutero. Vi como compraba uvas, plátanos, melocotones y una gran sandía, si casi era más grande que ella, pero el joven sé la puso en otra bolsa, le sería más fácil llevar toda la fruta de una vez. Di un salto para caer a su lado, cuando de repente observe que ella en un descuido la sandía dejaba en el suelo y está corría calle abajo. La pequeña Inés ni se percató de ello, yo aunque maullaba repetidamente, ella no me entendía, solo me acariciaba, por más que mis ojos cerraba y abría la niña solo reía. Cuando se dio cuenta de que su sandía había desaparecido corrió calle abajo como poseída, regresó toda compungida, sin saber dónde había ido a parar su rosada sandía. Me puse a pensar, algo he de hacer para que ella vea que la sandía en aquella esquina de la calle quedó escondida. Si mis maullidos no va a entender, tendré que hacer algo que juré a la bruja Herminia que jamás haría, pero creo que es un buen momento para saltarse esa regla y contentar a mi joven amiga. Cuando creí oportuno, me puse a sus pies y mientras acariciaba mi buen lomo, le dije con voz de barítono… —Inesita, no te asustes, tu sandía está en el rincón de la tía Anita, allí la podrás encontrar, baja rápido a ver porque si alguien al pasar la rescata ya jamás la verás. Inés, ni se inmutó, me dio un beso en el hocico y corrió, tanto corrió que casi pierde su coletero, y cuando vio la sandía solo supo decir: Mi sandia, Mi sandia, se parecía a E.T. Este gato parlanchín tendría su castigo por saltarse las normas, pero mereció la pena ver a la pequeña sonreír subiendo la cuesta con la sandía entre sus brazos. (“Un gato y una sandía”, lo escribió y aportó la foto de Cesar, su bello gato, Campirela en su recomendable fantástico blog https://campivampi.blogspot.com/)





1193. En 1983 Sam, el hijo de nueve años de Helen Brown, autora de varios libros sobre (sus) gatos, fue atropellado por un automóvil en una carretera de Wellington. “Días antes de su muerte Sam había quedado fascinado con una gatita negra nacida en casa de una vecina. ¿Puedo tenerla para mi cumpleaños? La llamaré Cleo”, cuenta Helen que exclamó su hijo, feliz. “Nuestras vidas se vieron destrozadas, nuestra devastada familia no tenía futuro, hasta que una semana después del funeral de Sam, la vecina apareció en la puerta de mi casa con la gatita que él había elegido en brazos y Rob, hermano mayor de Sam, la reconoció de inmediato y dijo ‘es la gatita que quería Sam, bienvenida a nuestra casa Cleo!' Desde ese momento de inflexión nos fue imposible imaginar cómo nuestra vida, pese a la ausencia de Sam, iba a comenzar a recomponerse y a sanar. De hecho así titulé mi libro de 2009: «Cleo, de cómo una pequeña gatita negra ayudó a sanar a una familia”» que ha sido traducido ya a 18 idiomas y vendido más de 2 millones de copias.”





1192. Ai Weiwei es un artista chino apasionado por los gatos. Tiene varios, “nunca me son suficientes”, rescatados de aquí y de allá, y lo acompañan constantemente en su trabajo e incluso suelen convertirse en protagonistas de sus obras. “Mis gatos se saben importantes”, le dijo hace poco en una entrevista al New York Times. “Siempre quieren dormir en medio de la cama o sentarse sobre mi hombro. Es que me alegran tanto la vida”. Su amor por los gatos es reflejo de lo que ha vivido: “Mientras yo crecía en Shihezi, China, en los años 60, no se veían familias con ‘sus’ mascotas, porque por supuesto el comunismo está en contra de cualquier clase de propiedad privada, y cualquier tipo de integración compasiva de un animal se consideraba censurable. Los animales sólo se valoraban como instrumentos de productividad, como en el caso de burros y caballos, o por su carne. Además, nadie tenía suficiente para alimentarlos… Pero con el tiempo los controles cedieron y para cuando construí mi estudio en Pekín en 2000 lo primero que quise fue que hubiera algo de vida allí, por lo que me conseguí un gato, y luego fui dejando mi puerta abierta a cuanto gato suelto anduviera cerca.”





1191. ¿Sus gatos son lindos o feos?... Son, para no ser tan subjetivos si no precisos, inclasificables, y tan únicos como lo es cualquier gato, y no te dejan indiferente además. Es imposible aquí mostrar la infinidad de gatos que ha creado. Googleen a Lola Dupre y sus gatos y verán. Fue muy difícil elegir uno para ilustrar esta entrada. De hecho, creo que se merecería una Bolsa de Gatos entera. Lola es una artista nacida en Argelia y radicada en Glasgow, Escocia, una maestra del collage y la manipulación gráfico-ilustrativa. Utilizando diversas técnicas crea retratos surrealistas y distorsionados de animales, personas y objetos, combinando elementos grotescos un muy fino sentido del humor. Ella comenzó su trabajo apenas con tijeras y pegamento PVA para cortar y volver a ensamblar meticulosamente imágenes fotocopiadas y fotografías antiguas en composiciones en capas. Más recientemente ha incorporado variadas herramientas digitales para perfeccionar aún más sus diseños y las personalísimas expresiones que logró en los mismos. Influenciada tanto por el dadaísmo como por la época victoriana y el Art Nouveau, Dupre explora la fluidez de la personalidad, la naturaleza fragmentada de la gestualidad y la complejidad humana en sus tiernas obras sobre gatos.