Mil
novecientos cincuenta y siete días hace que se fue
Y su ausencia permanece inalterable aquí conmigo
Así
como las hojas en otoño se vuelven amarillas
El
recuerdo nunca deja de volverse color olvido
¿Cuándo
el porvenir podrá por fin venir de algún lado?
Sueños
rotos, aire estrangulado, tiempo malherido
Todo lo que deseo son meros ecos de lo perdido
Tal vez porque sólo se pierde lo que se creía ganado
Ojalá
el pasado fuera algo que en verdad ha pasado
¿Para
qué quiero el mañana si no vas a estar allí para hacerlo realidad?
Una
cosa es sentir como una eternidad tu ausencia
Y
otra muy diferente sentir la ausencia de eternidad
Más de 3000 días hace que partió, sé de ausencias, de vacíos, de soledad, añoranza y dolor.
ResponderEliminarAnte el destino y la ley impuesta de vida, nada se puede hacer.
Pero hay algo en tu poema que me ha llegado muy hondo, es cuando dices:"EL RECUERDO NUNCA DEJA DE VOLVERSE COLOR OLVIDO"
Muchas veces me he preguntado: ¿Qué sería de mí si me faltasen los recuerdos? Con los años, me da tanto miedo perderlos...
Cariños.
kasioles
Bello en su desolación.
ResponderEliminarTrece días desde que se fue y aún no he aterrizado del todo.
Me uno a este canto a la ausencia.
Un poema, Carlos, infinitamente bueno y...tan triste que desgarra las lianas del corazón del mundo.
Un abrazo grande
Ana
Gracias, Kasioles. Un verso que conmueva a alguien es todo lo que pido. Un abrazo.
ResponderEliminarNo me olvido de tu último escrito. Gracias de nuevo.
Así salió, Ana. Calculé los días, jugué con las palabras y los tiempos, busqué dos fotos en mi archivo que "redondearan" lo que quería decir. Eso fue todo. Abrazo grande y muy agradecido.
ResponderEliminar"Sueños rotos, aire estrangulado, tiempo malherido"
ResponderEliminarEse verso.
Gracias, Juan. Un verso, sólo uno, para dejar constancia de cómo se siente.
ResponderEliminarProfundo y emotivo.
ResponderEliminarAusencia de eternidad...
Besos Carlos.
Así salió. Son de esas cosas que uno no quisiera tener que leerse. Pero de sinceridad se trata y así salió. Gracias, Adriana.
ResponderEliminarQué bello y qué tierno, Carlos.
ResponderEliminarEs posible que nunca se haya ido. Que esté ahí, contigo, inmaterial y sin tiempo, pintándote de oro los otoños y colgando en tu frente esos recuerdos...
un abrazo muy fuerte
Gracias, Soco. Así salió, así siempre suele salir. Alguna vez lo lograré trasmitir.
ResponderEliminarHermoso comentario. Un gran abrazo.
Vuelvo sobre este poema inmenso. Es triste, pero bello.
ResponderEliminarUn beso enorme, amigo
La tristeza en cada verso...
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