Pinta, Vincent, pinta
Pinta de azul nocturno la tela
Pinta las nubes que en hilachas
Se desgarran, se entreveran
Pinta mientras por la habitación
Una mariposa vuela
Y en círculos tu sombrero de paja
Adornado con velas revolotea
Pinta hasta que una llama la atrae
Le quema las alas, traicionera
Abatiéndola sobre un amarillo
Que en el borde de un desorden de colores
Que en el borde de un desorden de colores
En tu paleta espera
Pinta, Vincent, cipreses prendidos fuego
Y el cielo inflamado de tormentas y truenos
Al tiempo que la mariposa desesperada
Deseando escapar
Deseando escapar
Hundida en el óleo aletea
Y vos con un dedo intentás depurar
La sustancia tiznada por el dorado insecto
A la par que sobre tus párpados
El sudor se anega
Mezclándose con tus lágrimas de feliz furor
Tras haber encontrado el color
Tras haber encontrado el color
Que nubla tu loca visión...
Mientras con el dedo aceitado
Te refregás los ojos cansados
Te refregás los ojos cansados
Y recibís tu merecida iluminación
Pinta, Vincent, pinta
Pinta remolinos concéntricos
Alrededor de la luna y el sol
Envolviendo con un aura la luz de las velas
Latiendo como pozos en llamas
Como si fueran estrellas
Pinta, Vincent, pinta sin más
Pinta, pinta, pinta
Inspirado poema a Vincent. Autentico.
ResponderEliminarAgradecido, Juan. Quería expresar (y seguiré intentando) la idea que que debemos a la conjunción entre una mariposa de la luz, el óleo aceitoso y las lágrimas y el sudor de Vincent ese efecto tan logrado en los astros y en las luces que irradian en sus obras.
ResponderEliminarQué maravilla, Carlos. Creo que Vincent se ha reencarnado para seguir pintanto.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marian. Su pintura está viva y cada tanto me provoca versos.
ResponderEliminarHas dado un pasito a la,trascendencia. Tendrás noticias en breve...
ResponderEliminarMuchas gracias, Gato, pero qué bien que suena eso.
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