Caen las horas del árbol del tiempo
De ramas colmadas
Con frutos instantáneos de tan tiernos
Caen las horas del árbol del tiempo
Viejo en el arte de reverdecer
De siempre ser
Fugaz, inalterable y eterno
Y en el arte de vivir
Siempre naciendo
Caen las horas del árbol del tiempo
Y se van en la corriente
De este río de presente
Continuo e interminable
Un intersticio de tiempo irrefrenable
Esta te la fusilo, eh.
ResponderEliminarDale nomás.
ResponderEliminar"Tempus fugit", pero... "siempre naciendo"
ResponderEliminarAsí también. Incansablemente.
ResponderEliminarFusilada queda (y gracias).
ResponderEliminarA vos.
ResponderEliminarY a mí,... por lo mismo.
ResponderEliminarAgradecido, Gato.
ResponderEliminarBien, Carlos, muy buen final. Un abrazo.
ResponderEliminarAgradecido, Marcos... Te decía en tu blog que por alguna razón no había salido mi comentario para tu poema de ayer jueves. Me encantó.
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