De noche la nieve hace que llueve
Jaspeando la ciudad, cuando en realidad
Se resquebraja la oscuridad
Lloviznan astillas de cielo
Sobre los edificios y las calles
Donde el asfalto mojado es un espejo
Caleidoscopio de distorsionados reflejos
De coloridas intermitentes marquesinas
Y de concéntricas estridentes miríadas
De faros de monstruos ojos de camiones
Emergiendo del abismo
Abriéndose paso entre la neblina
¡Qué bueno!
ResponderEliminar"Se resquebraja la oscuridad
Lloviznan astillas de cielo"
La nieve resquebraja la oscuridad. Tal cual, y mira que conozco la nieve. Me quedo con eso.
La nieve: "astllas de cielo".
Muchas gracias, Juan. Esa es la sensación que tuve y que intenté describir de cuando vi nevar.
ResponderEliminarLamentablemente no suele nevar sobre Buenos Aires, aunque alguna que otra vez ocurrió de forma momentánea o, mejor dicho, esporádica, tanto que la gran mayoría de los porteños se perdieron ese espectáculo fascinante...
Qué buen poema, Carlos:
ResponderEliminarUn poema impactante en el que la ciudad se viste de nieve. Tiene que estar hermosa la Ciudad de Buenos Aires con un manto blanco.
Me ha encantado
Fascinantes versos que golpean el espíritu
Un beso grande
Ana
Muy bello!
ResponderEliminarEs tan lindo ver nevar...pequeños milagritos helados cayendo del cielo.
Besos poeta.
Muchas gracias siempre, Ana, por tus palabras y aliento. Me gusta sobre todo como una escena o postal momentánea. Continuará...?
ResponderEliminarBesos y abrazos.
Muchas gracias, Adriana querida, por tan hermosos versos...
ResponderEliminarBesos y abrazos
tu lluvia sale del alma
ResponderEliminarque llora en silencio
la noche del alba
Un suspiro va
Hola Carlos, como siempre profundizando y creando belleza a partir de cualquier cosa que contemplas. Maravilloso tu sentir y mejor tu expresión escrita. Nos vemos, un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias siempre, Mucha, por ese automatismo (como lo llamaban los surrealistas) tan tuyo y del que no todos somos capaces.
ResponderEliminarAbrazos y besos.
Muchas gracias, Maru. Así salen, son intentos, a veces fallidos, a veces certeros, pero siempre sentidos, sinceros.
ResponderEliminarAbrazo grande.
ResponderEliminarMe gusta la nieve. Nos acerca el cielo a trocitas blancos, como besos sueltos...
Abrazo
Llueve desde la noche, y en ella las estrellas brillan como así lo hacen tus palabras, amigo Carlos, es un placer siempre leerte y sentirte.
ResponderEliminarMuchos besos.
Muchas gracias, Soco. Ojalá tuviera más nieve mi vida. Besos y abrazos también sueltos.
ResponderEliminarMuchas gracias siempre, María, por tus palabras, aliento e inspiración.
ResponderEliminarMás besos y abrazos amiga.