No he
bebido
Jamás un vino mejor
Que
de tus labios
Sabios
en vicios
Impúdicas
visiones
Y sinsabores
La
noche vuela
Negra
como un cuervo
Bajo la
luna
Tu
cuerpo quema
Me
entibia los ojos
Cuando
te veo
Un manso
azul
Y el rubor del fuego
Se vuelven
bordó
Jugo
de cielo
Y de
rosa íntima
Se
entreveran
El vino
tiene
Forma
de melodía
Como tus
senos
Un
sopor sensual
Manosea
mi alma
Mientras
te bebo
El beso más cruel
Me dejas
en la boca
Mi Lady Malbec
(Jules
Laforgue)
Te ha quedado perfecto!
ResponderEliminarSalud por ese vino de labios deliciosos y mágicos que nos da la vida.
Un abrazo grande y una linda semana
mar
Salud por el vino chileno y sus poetas!
ResponderEliminarGracias, Mar, igualmente para vos.
Preciosos!
ResponderEliminarCuanto misticismo encierra la palabra vino, la palabra pan...de alguna manera me recordaste a el Rubaiyat de Omar Khayyam.
...
Aquí, bajo la enramada, con una hogaza de pan,
una redoma de vino, un libro de versos
y Tú, junto a mí, cantándome en el desierto:
ahora el desierto ¡se ha vuelto un paraíso!
Abrazos Carlos.
Con qué poco todo, verdad? El espíritu del vino a mí me da que tiempo es lugar, una misma cosa, una armonía.
ResponderEliminarMuchas gracias, Adriana como siempre, iluminadoras palabras, esta vez guiándome a Rubaiyat.
Volveremos a recordar: "Si el vino viene, viene la vida", que dijo el argentino para siempre.
ResponderEliminarY que han dicho tantos: nos acordamos de LiPo, de Khayyam, de.. Caballero Bonald, por ejemplo... y échale...
Sabio don Horacio que todavía anda por ahí prescribiendo el mismo remedio para todos los males de este mundo: la alegría del vino. Gracias, Juan.
ResponderEliminarVenga, confiesa, Carlos, ¿cuántas copas ha caído para semejante inspiración?
ResponderEliminarSe podría "armar" una buena (etiqueta) si apareciera en algunas botellas de vino de Rioja, por supuesto:) la leyenda:
ResponderEliminarUn sopor sensual
Manosea mi alma
Mientras te bebo
jajaja. No se te escapa ninguna, Marian. Varias botellas de Malbec con amigos y mucho blues. Eso sí, no mezclamos las cepas...
ResponderEliminarQué buena idea! Toda tuya. Alguna vez beberé ese néctar de Rioja.
ResponderEliminarUn buen vino se merece haikus tan bellos.
Blues lentito.
Una copa de vino,
y tu sonrisa.
Con mi abrazo, Carlos
Gracias, Soco, bellísimo haiku. Hay como una unicidad entre blues y vino, no?
ResponderEliminarDe paso te cuento que miércoles o jueves (con tu permiso, cosa que se agradece) saldrá en mi sección gatuna tu poema Gato Negro, ilustrado con uno de los Gatos Negros del acuarelista serbio Endre Penovac.
ResponderEliminarSí. Carlos. El vino alegra el alma; el blues la trasforma y la eleva...
Me encantará ver mi poema en tu sección. Sabes que lo mio es tuyo.
Enhorabuena por el poema.
ResponderEliminarBesos.
Agradecido, Soco.
ResponderEliminarMuchas gracias, Amapola Azzul, por los tuyos...
ResponderEliminarBellísimos haikus, Carlos, sobre el vino, el amor, la amada.
ResponderEliminarY es que el buen vino acompaña al cortejo, la seducción, los inicios, también un buen postre como las fresas o unos mariscos. Amor, comida y bebidas espirituosas siempre han ido de la mano.
Te dejo un haiku:
Dame una copa
de amistad milenaria.
Brindis al sol.
Abrazos
Ana
Bellísimo, Ana. Brindo por tu poesía!
ResponderEliminarAbrazos.