(Álvaro de Campos, Ricardo Reis y Vicente Guedes)
Todo lo que tengo
Resulta de lo que me falta
Una suma que invariablemente da cero
Lo que equivale a decir que en realidad
No me quedan más que sueños
Que no tienen lugar en ningún momento
Sumado a que sólo es realmente mío
Aquello de lo que carezco
Y que siento a cada instante
Por completo incesante
Como un abrazo vacío
(Alberto Caeiro, Bernardo Soares y Fernando Pessoa)
"Todo lo que tengo
ResponderEliminares lo que he perdido."
Eso vale por todo el poema.
Gracias, Juan. Menos es más, como sueles aconsejar...
ResponderEliminarMe gusta el desarrollo del poema, sus palabras, el desahogo, pero... ¿me dejas echarte una bronquilla?
ResponderEliminarMuy buenos los pies de las fotos.
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ResponderEliminar"Todo lo que tengo
es lo que he perdido"...
Bueno, me queda algo muy valioso, pero...casi, casi, me pasa lo mismo.
Me gusta tu poema, su elaboración, se ritmo.
Abrazo, (no vacío).
Esa es la eterna nostalgia que nos persigue, ese recuerdo de lo bueno nos hace idealizar algo que quiza ni nos hizo tan felices.
ResponderEliminarYo, tambièn tengo ese apego a lo que fue y ya no será, pero tambièn tengo la gracia de vivir de a momentos.
Un abrazo para ti, muy buen post.
Muackkkkkkkkkk
mar
Avanti, Marian, con mi agradecimiento de antemano, por supuesto...
ResponderEliminarGracias, María Socorro. Muy alentadoras tus palabras y abrazo.
ResponderEliminarQué bueno provocar un comentario así. "La eterna nostalgia que nos persigue, ese recuerdo de lo bueno nos hace idealizar algo que quizá ni nos hizo tan felices..." Un gran abrazo, Mar. Me encantó!
ResponderEliminarFascinante tu texto
ResponderEliminarUn abrazo desde el otro lado de tus sueños
Tu poema podría estar incluído en el libro del desasosiego.
ResponderEliminarMe encantó Carlos.
Pedí tan poco a la vida y ese mismo poco la vida me lo negó. un haz de parte del sol, un campo próximo, un poco de sosiego con un poco de pan, no pesarme mucho el saber que existo, y no exigir nada de los otros ni ellos nada de mí. esto mismo me fue negado, como quien niega la limosna no por falta de buena alma, sino por tener que desabrocharse la chaqueta. Escribo, triste, en mi cuarto tranquilo, solo como siempre yo he estado, solo como siempre estaré. y pienso si mi voz, aparentemente tan poca cosa, no encarna la sustancia de millares de voces, el hambre de decirse de millares de vidas, la paciencia de millones de almas sometidas como la mía al destino cotidiano, al sueño inútil, a la esperanza sin vestigios...
(El Libro del Desasosiego)
Muchas gracias, Mucha. Un gran abrazo para tu aliento de siempre.
ResponderEliminarMuchas gracias, Adriana. Lo leí en el verano y seguro que me influenció y ojalá que además (hay diferencia) me haya contagiado. Gracias de nuevo, Adriana, pura certera luz tus regalos.
ResponderEliminarEs sobre los "sueños", Carlos, ¿no será que no encuentran su lugar porque en realidad no se podrían llevar a la práctica?
ResponderEliminarAlgo de eso hay, Mirada Impensada y Certera. Tanto que (me gustó ese verso en particular porque) están fuera de lugar y también de tiempo.
ResponderEliminarLos sueños.
ResponderEliminar(Pobres sueños vagando por el tiempo:)
ResponderEliminarTener, tienen un lugar... en el pensamiento (qué bonita palabra:)
ResponderEliminarPalabras bonitas si las hay: pensamiento, todavía, tiempo...
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