(Fotografía de Michael Kenna)
Dicen que al norte de Amapa, a orillas del río Cunany
Vivió una tribu que nadie sabe
Si tomaron su nombre del río o lo tenían de antes
Dicen que enseñaban a sus hijos
A vivir como en los sueños, sin tiempo y sin destino
Y que cultivaban la tierra y el arte del olvido
Dicen que los indios Cunany veían su muerte
En los ojos de los gatos del monte
Dicen que así maduraban la conciencia
Para cuando tuvieran que desandar el camino
Por el que alguna vez, en largo viaje, habían venido
Dicen que la tristeza profunda que entonces les agarraba
De a poco se les iba volviendo una profunda calma
Dicen que una tarde en la aldea de pronto advirtieron
Que los gatos del monte habían desaparecido
Dicen que esa misma noche llegaron unos desconocidos
Blandiendo arcabuces, antorchas y espadas
Dicen que al rato ardieron sus chozas de paja
Volviendo dorado el azul del cielo estrellado
Mientras se llenaba el aire con el llanto de los niños
Y los gritos de las mujeres entreverados con disparos
Dicen que con los primeros rayos de sol
El último Cunany se vio morir
En los ojos de un gato del monte que lo hociqueaba
Entre los restos de la aldea que durante la noche
Había sido arrasada
Dicen, pero no deben ser más que cuentos
Y yo digo que esto no es más que un intento
De rescatar la memoria
De los indios Cunany que hasta fueron
Extintos de su historia
Poesía narrativa. Me gusta la poesía narrativa.
ResponderEliminar¿Estos Cunany son los mismos indios Kuna, esos que los españoles intentaron masacrar?
La verdad que ni idea. Como tampoco tengo idea sobre esto que me salió luego de ver un documental acerca de los pueblos indígenas extintos en el que mencionan a los Cunany (de los que no existe información) extintos hasta de la historia. Pero es posible.
ResponderEliminarIgual, por aquí tenemos personajes (próceres a un lado y otro del espectro ideológico nacional) como Julio Argentino Roca (llegó a Presidente de la Nación) o Juan Manuel de Rosas (Darwin menciona al "sanguinario" en sus escritos por el Buenos Aires de entonces) que se cargaron tribus a lo largo y ancho de la Patagonia.
De madrugada leo tus letra mientras el verano me llena
ResponderEliminargracias por tu sabiduria humana
Sí, es impresionante la obsesión del ser humano por masacrar al semejante.
ResponderEliminarHombre, quien empezó a cargarse tribus indígenas en América fue el propio Cristóbal Colón: los indios taínos, que en 20 años desaparecieron completamente y no queda ni rastro de ellos. En ocasiones acababan suicidándose en masa, porque no entendían por qué tenían que trabajar si no lo habían necesitado nunca. Y menos en las condiciones que les imponían.
Gracias a vos, Mucha.
ResponderEliminarObsesión que no acaba. Por todo el mundo... Sin ir más lejos, ayer mismo, en Callao y Corrientes, juntaban firmas para que el gobierno de Macri haga algo que frene la matanza de indios Qom en la provincia de Formosa.
ResponderEliminarNo tenemos remedio.
ResponderEliminarNunca es triste tal verdad.
ResponderEliminar... lo que no tiene es remedio.
ResponderEliminarPues no tan extintos, Carlos, porque los has rescatado.
Maravilloso poema (justicia poética) o cuento, da igual, emociona.
ResponderEliminarPara guardar y releer.
Muchas gracias, Marian, le agregué algún verso borgeano pero así salió, inexplicablemente.
ResponderEliminarQué grande es siempre evocar al querido Nano!
Me encantó Carlos.
ResponderEliminarTantos pueblos indígenas masacrados, olvidados y saqueados, sin tierra ni historia.
Supongo que te referís a los indios Cuna de Panamá y Colombia.
Sabios Chamanes, dotados de poderes mágicos y curativos...
Besos.
Gracias, Adriana. Tal cual, los Misquitos en Nicaragua, los Xingú en Brasil y tantos otros, todos crímenes de lesa humanidad en nombre del progreso y de "los más nobles ideales"...
ResponderEliminar
ResponderEliminarQue justo y necesario recordar de vez en cuando, a este mundo en derrumbe, las horribles masacres históricas que a través de los siglos, se han hecho en nombre de la Civilización y de la Cruz...
Excelente poema. Saludos hasta el Sur..
Gracias, María Socorro Luis. Coincido plenamente. Debemos recordar y aún hoy denunciar esa ignominia que el hombre continúa cometiendo contra el hombre.
ResponderEliminarExcelente tu blog, muy bien pensado y diseñado. Te seguiré desde ahora con todo gusto. Gracias nuevamente.
Que interesante Carlos, darle vida poética a quienes fueron extintos por otros hombres, pero vivieron, amaron y sufrieron, un abrazo grande!
ResponderEliminarGracias, Carmen. Eso "dar vida" intento eso. A veces sale, no siempre se logra. A vos te sale... Abrazo!
ResponderEliminar