360. “El Hidalgo y su gato” del escultor español José Lillo Galiani -
Bronce fundido a cera perdida, patinado en verde a fuego. Pieza única.
359. “En el jersey negro que acabo de ponerme he encontrado uno, dos
hilillos de oro. Tomo uno de ellos entre los dedos –no me resulta fácil porque,
pese a su delicadeza, la fibra se adhiere con fuerza a la lana del jersey, como
si estuviera entrelazada con ella– y lo observo. Si mi vista fuese mejor o
pudiera observarlo con una lente de aumento, ya sé lo que vería con toda
nitidez: la fibra dorada no es de un solo color sino que tiene tres tonos, el
rubio dorado oscuro, el blanco y, entre uno y otro, un suave color crema tan
delicado que resulta difícil distinguirlo. Son las rayas que tenía Tris-Tras,
que murió hace ya cuatro meses. Su capa de gato europeo dorado aparentaba estar
hecha de pelos de distinto color pero, en realidad, cada uno de sus pelillos
repetía en miniatura el dibujo de la piel del gato entero…” (Así comienza “Lo
que aprendemos de los gatos” de Paloma Días-Mas)
358. “Micifuz, triste gato de albañal / ¿Por qué te das tanto corte / si
yo conozco el resorte / que tu vida hace mover? / Misch, engrupido por las
montas / de tu fama milonguera / y porque en una carrera / te apuntás con cien
y cien. / ¡Uñas lustradas, fomentos / bataclanas y Florida / Las cosas que hay
en la vida / y que uno tiene que ver! / Un hijo de Farabutti, el changador de
la esquina / dopado con cocaína / ¡Pero si es para no creer! / Y en otros
tiempos, amigo / patinaba en la miseria / con los bultos de la feria / por un
poco de bullón / Hoy ya corre en otra pista / el muchacho tiene hermana / y una
persona bacana / que las va de protector. / Micifuz, ¿por qué tallás si no hay
puntos / pobre gato de azotea / recordá tu vida rea / y achicate en la
intención. /¡Misch, todavía anda tu viejo / pantalón y blusa azules / campaneando
en los baúles / allá por Constitución!” (Micifuz - Tango canción. Canta
Carlos Gardel, acompañado por las guitarras de Barbieri y Ricardo)
357. "Alguien me preguntó alguna vez cómo había afectado mi vida la
llegada de Offenbach. Dije, o creo que dije, que mi vida se podía dividir en un
antes y después de Offenbach, lo mismo que con la llegada de mi mujer o de mis
hijas, aunque estos últimos son cambios previsibles. El cambio con la llegada
de Offenbach fue totalmente inesperado: yo estaba dispuesto a tolerar un gato
en casa, pero nunca imaginé una asociación tan intensa como la que hemos
trabado Offenbach y yo. Mi amor por esas doce libras de pelo, garras y ojos
azules llega a dividir los visitantes a mi casa en dos categorías: los que
admiran y los que desdeñan, aunque sea levemente, a Offenbach. Los primeros se
convierten ipso facto en amigos a pesar de que su incidencia sea tan mínima
como la de un técnico desconocido que viene a arreglar la televisión. Los
segundos pasan a ser cuestionados enseguida, aún después de años de amistad
intensa. Para mí el mundo se ha dividido en dos clases de personas: las que
aman a los gatos y las otras. A estas últimas les recomiendo adoptar un gato
desde ya y, de ser posible, adoptar un siamés, que son a los gatos lo que los
perros satos a los otros, es decir, los que más dan pidiendo menos. (Fragmento
de “Offenbach y el Universo” de Guillermo Cabrera Infante)
356. Cuando su gato negro Bobby murió, el pintor Ernst Ludwig Kirchner
escribió en su diario personal: “Lo hemos enterrado entre sollozos. Aunque era
un animal, sufrió y murió como una persona. Su mirada clara permanecerá para
siempre en nuestro recuerdo”. Meses después otro gato entraría por la ventana
de su estudio y en el acto Kirchner lo llamó Schacky. El pintor escribió luego
en una carta: “Me sentía muy solo mientras trabajaba, cuando de pronto Schacky
apareció. Ojalá se quede conmigo”.
355. “Durante años la fotógrafa Amanda Ortega frecuentó a sus vecinos,
Borges y María Kodama, con quienes solía encontrarse cotidianamente de paseo
por Maipú y Paraguay o Florida. En 1988 Amanda se unió a la Fundación
Internacional Jorge Luis Borges y comenzó a registrar las imágenes que con el
tiempo conformarían su muestra homenaje 'Borges íntimo', «una exposición con
una mirada más privada, introspectiva» afirma la curadora Marina Georgalos, quien
describe el material expuesto como una colección de instantáneas que transmiten
la gran admiración y afecto de Amanda Ortega por Borges. «Los sentimientos se
ven. La imagen de Borges con su adorado Freyja, un gato de Abisinia, bautizado
con el nombre de la Diosa del amor y la belleza en la mitología nórdica, parado
como una efigie en su pierna izquierda…” (Extraído de una nota en la Revista Ñ)
354. “Algunos gatos son ciegos. Otros son sordos como tapias. Lo que nunca nadie vio es un gato estúpido”. (Anthony H. Euwer - “Christopher Cricket On Cats”)
353. La modelo canadiense Heather Marks, del staff de Victoria’s Secret
y varias veces portada de la prestigiosa Vogue, escandalizó el ambiente del
modelaje al declarar que se sentía una marimacho que ama jugar al fútbol, y
asegura jugarlo muy bien, además de no poder imaginarse vivir sin sus gatos
sphynx.
352. Cuando una chica enamorada le dijo que tenía ojos de gato eligió
como seudónimo Cat Stevens. Nació como Steven Demetre Georgiou y más tarde
recibiría el nombre Yusuf Islam. Es un gran compositor que siempre le dio mucha
importancia al título que le pondría a cada una de sus canciones, y tuvo gatos
toda su vida, pero a algunos ni les dio un nombre.
351. “Una de las verdades que adquirí en aquella revolución o cataclismo
fue que Cristóbal de Pipaón es un malísimo poeta. Sí, hija mía. No se asuste
usted. No se ría. Cristóbal es el peor poeta que cabe imaginar. Sí, sí. Un gato
que maya en el tejado llamando a su gata es más poeta que él. Las voces que
Cristóbal llama poéticas son adoquines y sus odas calles empedradas. Suenan sus
versos como las calles cuando pasa el pesado carromato de Burgos con seis
mulas, ni más ni menos…” (Benito Pérez Galdós)
Bellas anécdotas con los gatos como protagonistas o coprotagonistas.
ResponderEliminarMe han gustado mucho
Un beso
Ana
Muchas gracias amiga!
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