jueves, 2 de marzo de 2017

Bolsa de Gatos 261/270




270. Jorge Amado le dedicó a su hijo Joao la fábula “El Gato Manchado y la Golondrina Sinhá", en cuya reseña de contratapa dice más o menos así: “De una época en la que los animales hablaban, los sastres se casaban con princesas, las cigüeñas traían a los bebés en sus picos y los sapos eran doctores en Filosofía nos llega esta historia que el Viento le contó a la Mañana, trastocándola de tal forma que ya no pudo llegar puntual a la cita que diariamente tenía con el Tiempo, provocando atrasos en los relojes y molestias a los gallos, al sol y a la noche. Una historia sobre el controvertido romance entre un gato egoísta y huraño, Manchado, y la bella y alocada golondrina Sinhá, un amor insólito entre dos criaturas tan disímiles que a medida que se fortalece va tomando un cariz trágico porque se topa con una evidencia que de tan natural resulta cruel: las golondrinas no se casan con los gatos”.  




269. El poeta Juan L. Ortíz le revela su panteísmo poético a la periodista y escritora Alicia Dujovne en un párrafo de una carta: “El perro nos ayuda a salvar el abismo que existe en la comunicación humana y el gato nos comunica con las estrellas. Son dos formas de comunicación, una horizontal y otra vertical, y esto no es para nada arbitrario, porque ahora científicos franceses y rusos acaban de detectar en la pelambre del gato radiaciones de Mira, una estrella que forma parte de una de las últimas constelaciones descubiertas, y se sabe además que, por su poder de visión, los gatos perciben el neutrino, la antimateria, y que no ven colores sino torbellinos de radiaciones de estrellas. De ahí el éxtasis hipnótico que los sobrecoge en medio de la noche, sentados inmóviles un largo rato sobre un muro o en la rama de un árbol admirando el cielo".  




268. Desde chico Andrew Lloyd Webber soñó escribir un musical protagonizado por gatos. En los poemas de otro enamorado de los gatos, T. S. Eliot, encontró la inspiración para componer las canciones de “Cats”, cuya historia transcurre en el basural de una ciudad durante la noche en la que una tribu de gatos deberá elegir al que va a renacer a una nueva vida como líder de todas las camadas.  




267. “Cuando murió papá, mi madre dijo que debíamos castrar a Ágata, la gata que papá me regaló cuando yo era pequeña. Aún hoy me parece escucharlo cantar: "Ágata, mi gata, qué bonitas patas…" Papá amaba a los gatos, siempre tuvimos gatos en casa, y nos quedábamos con las crías durante dos o tres meses hasta poder entregarlas en adopción. Muchas personas querían tener una de las crías que entregaba papá. También de esa manera me enseñó a amar a los gatos. Pero mi madre tenía razón. ¿Qué íbamos a hacer nosotras con las crías? No las querrían tan fácilmente si no las entregaba papá. Por eso mi madre hizo que de inmediato castraran a mi gata”. (Declaraciones de Catherine Camus, hija de Albert Camus, entrevistada el 19 de noviembre de 2009 por Agathe Logeart en Le Nouvel Observateur)




266. “My Wife’s Lovers” fue pintada en 1893 por el artista australiano Carl Kahler, un especialista en la pintura de gatos de todas las razas. En 1891 una millonaria de California, Kate Birdsall Johnson, contrató a Kahler para que retratara a los 350 gatos con los que convivía en su residencia de Sonoma. Durante los dos años siguientes el artista realizó retratos oficiales de cada gato y al concluir le sugirió a la dueña de casa y promotora de la obra que eligiera a los que podrían protagonizar una gran pintura, con la promesa de pintarlos respetando sus atributos, expresiones y posturas más distintivas. En noviembre de 2015 la obra fue vendida en Sotheby's a un comprador privado en 826.000 dólares. 




265. Michael Jackson adoraba a los gatos, no solamente los amaba sino que les reconocía un carácter divino, como en el Antiguo Egipto, donde eran venerados como deidades protectoras del hogar, la familia y la fertilidad. De ahí que pese a la fascinación que le causaban todos los animales, tanto que hasta tenía un zoológico privado con jirafas, camellos, elefantes, hipopótamos, rinocerontes y hasta leones en su residencia de Neverland, Michael sólo se sentía seguro y protegido con sus gatos en casa.  




264. “Los gatos siempre saben lo que quieren y a quien querer" dijo Jan Puerta, y a esta fotografía la llamó: “El hombre que le daba de comer a los gatos”) 




263. Louis-Ghislain Cattiaux fue un pintor y poeta francés que abandonó completamente ambas disciplinas artísticas para dedicarse a la creación de una serie de mandalas y la escritura de “El Mensaje Reencontrado”, tratado esotérico cuyo epígrafe inicial reza: ¿Por dónde empezar? Difícil tesitura la de mi fe. Comencemos por mi gato, citado por Carlos del Tilo, seudónimo de Charles van der Linden d´Hooghvorst, en la presentación que hizo de mi obra en la Sorbona: “Al gato compañero de Cattiaux y su mujer Pupinet lo llamaban ‘Mi pequeño Jesús’, porque cuando un gato maúlla dice MIAOU, lo que es todo un mantra. Nótese que si se ladea o se pone de costado la letra M, tenemos una E y, por lo tanto, todas vocales. Y eso lo consideraban divino”. 




262. Joan Schenkar, biógrafa de Patricia Highsmith, asegura en su libro que “ella prefería las mujeres a los hombres y los gatos a las mujeres”.




261. Stanley Kubrick amaba a los gatos, siempre tenía varios y solía llevarlos al set o a su sala de edición, los cuidaba con la misma obsesiva dedicación con la que trataba cada fotograma de sus películas, a tal punto que dejaba ayudamemorias por todos lados en su casa, en las puertas de las heladeras, en las ventanas, en los espejos, para que su hija o el personal doméstico o de jardinería los atendiera en su ausencia, como debían. Su chofer durante años y quien llegó a ser uno de sus más íntimos amigos, Emilio D’Alessandro, dice en el documental sobre la vida y obra del artista, ‘A Life in Pictures’: “Si él estaba en rodaje y le ocurría algo a uno de sus gatos debían llamar, cualquiera fuera la hora, a su veterinario, quien, por contrato, como lo escuchas, Kubrick le había hecho firmar un contrato, se había comprometido a ir de inmediato a su casa, atender al minino (o los mininos que lo requirieran) y quedarse hasta que al menos mostrara alguna mejoría o estuviera ya estabilizado y fuera de peligro. Sus gatos dormían en ambientes climatizados a 24º y había que darles agua Evian y llevarlos al pasto para que se purgaran por las mañanas. ¿Que si amaba a sus gatos? La mayoría murió a una edad entre los 20 y los 22 años, que son edades muy difíciles de alcanzar para los gatos”. 


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