Yo es otro espiándome desde mi reflejo
Apenas un solitario eco de mí en el espejo
Como un recuerdo no es sino un atisbo
Impermanente de lo que tal vez ya no soy
La súbita substancia de la comprensión
De un momento indisoluble de Tiempo
Igual que la sombra persigue al cuerpo
La incesante instantaneidad de lo eterno
Eres muy profundo, amigo mío, tus letras dan que pensar.
ResponderEliminarDe ahora en adelante, y siempre que me mire en un espejo, tendré que recordar tu poema.
Cariños.
kasioles
Instantánea y fresca es nuestra mirada, me gusto tu poema Carlos, te deseo un poético y feliz año 2017
ResponderEliminarMuchas gracias, Kasioles. Me lo disparó el eterno YO ES OTRO de Rimbaud, claro está, y después ya no sé adónde fue a dar el poema. Pero me gustó. Sobretodo la idea de ser un eco en el espejo...
ResponderEliminarAbrazo agradecido como siempre, Kasioles.
Muchas gracias, Carmen, y muy feliz año y muy feliz poesía que por cierto es siempre una revelación sobre la eternidad del instante. Un abrazo grande!
ResponderEliminarCada momento que experimentamos es absolutamente nuevo, revelando que cualquier cosa o situación que aparezca en él es solamente temporal, y que no es lo que somos.
ResponderEliminarSolo tenemos que intentar develar...que somos? jajajaja, menuda tarea.
Besos mil.
Me gusta eso, Adriana. Solamente temporal. Somos inacabados por naturaleza, estamos en constante construcción y transformación. Muchas gracias. Abrazos felices.
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ResponderEliminarLa instantaneidad de lo etermo en el enigma del espejo... Casi ná.
Feliz enero, Carlos. Y besos
Creo que no le hubiese importado nada a Rimbaud que siguieses su poema de esa manera.
ResponderEliminarMuchas gracias, Soco. Lo que decíamos, los juegos de palabras que lo resignifican todo.
ResponderEliminarAbrazo todavía conmovido por tu poema
"Mi silencio.
La huella de una pena..."
Gracias otra vez.
Muchas gracias, Juan. Rimbaud me proteja y no me desampare.
ResponderEliminarPor cierto, terminé Peer Gynt. Qué maravilla, no?
Absoluta maravilla. Distinto a todo lo que estamos acostumbrados.
ResponderEliminar¿Y esa emocionante escena final, de la que algunos estudiosos dicen que transcurre con Peer ya muerto? "Cursi" le diría Silvina a Borges, pero yo no voy a decir eso, sino que cierra de manera magistral el relato y le da sentido.
¿Y "el Hombre Flaco"? ¿Y el Fundidor?
Tranquilo, Rimbaud te protege.
ResponderEliminarOtro poema enigmático, que da qué pensar, Carlos.
ResponderEliminarQuizás tenemos dobles y esos dobles están en nosotros mismos. Eso es lo que nos permite asumir momentos subjetivos y momentos objetivos, aunque luego todo es lo mismo, todo es igual. El yo que es nosotros sigue siendo yo.
Haces pensar y eso es bueno, Carlos.
Enhorabuena
Abrazos
Ana
Para releer y releer, Juan. Cierto, distinto a todo. Lo que me estuve perdiendo tantos años...
ResponderEliminarMuchas gracias, Ana. Lo paradójico es que son cosas que estaban dentro y en las que jamás había pensado, aunque muchas veces les anduve dando vueltas en mis juegos de palabras con el Tiempo.
ResponderEliminarAbrazo agradecido, Ana, una vez más.