Kay Sage (1898-1963)
Decime
Sin decir nada
Sin decir nada
Poneme en palabras
Develame, descubrime
Más exactamente, buscame
Que no hay sitio en mí
Donde pueda encontrarme
Metete entre mis voces
Llename la boca con tu boca
Soñame, al margen
Desnudame de luz y de imagen
Sucedeme, que nada me sucede
Ya ni siquiera reflejo
Mirame en espejo
Mirame en espejo
Callame de una vez tanto silencio
Ese acento argentino... Siempre me gustó esa forma de conjugar típicamente porteña, incluso se me escapa alguna vez.
ResponderEliminarEsas paradojas típicamente Perrottianas:
Decime
Sin decir nada
Sucedeme, que nada me sucede
Gracias, Juan. Me gustó eso. Ojalá suene cada vez más natural.
ResponderEliminarUn Haik... casi, casi, Haiku.
ResponderEliminarMirame en espejo
Callame de una vez
tanto silencio
Es buenísimo, Marian. Deberías encontrarle la vuelta al primer verso... Igual es genial, puesto que muchos grandes escritores escribieron sus haikus sin respetar aquello de las 5-7-5 sílabas.
ResponderEliminarTodo un desafío ese primer verso y el sentido que se pretende, no?
ResponderEliminarMe recuerda a Juan (Tenorio:)
ResponderEliminar"Mirame en espejo"... posiblemente nos veamos todos así, en reflejos.
ResponderEliminarZorrilla nos ampare. Si logramos ese primer verso nos merecemos el cielo. Sí.
ResponderEliminarQue loco eso, Marian. Puesto que vivimos cambiando vemos el reflejo de lo que fuimos hace instantes mientras vamos siendo constantemente.
ResponderEliminarQue se lo pregunten a Dorian:)
ResponderEliminarLo releí la semana pasada. Cosa seria Oscar.
ResponderEliminarCon un ojo clínico impresionante.
ResponderEliminarTal cual. Un ojo que llegaba al alma humana...
ResponderEliminarLos sonidos del silencio, te acordás....?
ResponderEliminarSi lo habré bailado jajaja.
Besos Carlos.
Jaja saludos
ResponderEliminar