440. Grumpy Cat
es una gata mediática y una celebridad de internet debido a su rostro siempre
malhumorado. Su dueña, Tabatha Bundesen, que se hizo millonaria desde que su
hermano Bryan colgó la foto en la web Reddit el 22 de septiembre de 2012,
asegura que padece enanismo felino. Grumpy Cat significa Gata Gruñona y su
popularidad es tal que no existe personaje del mundo del espectáculo, el
deporte o la política que no quiera tener su foto con ella. Ha aparecido en
infinidad de programas y películas, todo tipo de merchandising y hasta en la
portada de The Wall Street Journal y New York Magazine, entre otras publicaciones.
439. Andy Prokh
en su “Autorretrato” junto a su gato LiLu Blue Royal Lady, famoso por la
exitosa serie de fotografías junto a su hija Katherine.
438. Andy Prokh
realizó la famosa serie de fotografías protagonizadas por su hija Katherine y
su gato LiLu Blue Royal Lady. Nacido en un pueblo de los Urales, Andy trabajaba
como economista en San Petersburgo, pero un día lo dejó todo para dedicarse a
lo que hasta ese momento había sido apenas un hobby, la fotografía, y comenzó a
retratar a su hijita y a su gato. “Uno debe intentar que perdure lo que ama. Es
lo que me anima a fotografiar a mi hija y a mi gato” dijo Andy alguna vez, y el
resultado fue de gran éxito comercial.
437. Acróbata de
circo cuando niña, modelo de Lautrec, Degas y Renoir, vegana militante de la
época, artista de la loca bohemia de Montmartre que en su estudio “tenía una
cabra para que se comiera los malos dibujos”, la pintora Suzanne Valadon fue el
gran amor de Erik Satie. En la fotografía posa junto a su hijo, el pintor
Maurice Utrillo a la izquierda, y André Utter, su amante (por el que abandonó a
Satie) a la derecha, y con Raminou en su regazo “el gato al que nunca dejé de
alimentar los viernes con caviar, como buena católica que soy...” se preocupaba
en aclarar.
436. La
escritora mexicana Amparo Dávila llamaba a sus gatos con nombres de ríos porque
les reconocía atributos tales como caudalosos, impetuosos, intempestivos,
soberbios, magníficos…
435. “Bueno es
estar afuera como el gato / a quien el cielo y las estrellas / y las gasas del
cielo y el ladrillo / trabajado por las lluvias y el rocío / y las colonias de
hongos en las paredes / los techos, la radiación de fondo incluyen / en un
enigma absoluto /-saben sus ojos por qué… / Bueno es estar adentro / cerca de
las sartenes, los libros / la madera, cabos de vela / frascos, especies y
sábanas / la cafetera y la radio / También esto lo sabe el gato / Nada lo
excluye y todo contiene / de alguna forma, un gato.” (Poema de Jorge Aulicino,
El perfecto extranjero (Zappa-Boulez) del libro Hostias, Ediciones del Dock)
434. Una tarde
Henri Matisse notó que su gato Apollo estaba demasiado inquieto, moviéndose y
resoplando por todos lados, enojado o tal vez contrariado por la gran
concurrencia que habían tenido ese día (cada tanto el atelier de Matisse
realizaba muestras privadas para periodismo especializado y público ocasional)
e instruyó a su asistente personal, Annelies Nelck, para que dejara todo lo que
estuviera haciendo y se concentrara en hacerle masajes terapéuticos (Annelies
era una experta en la técnica del Shantala para bebés) hasta que Apollo pudiera
recuperarse y volver a ser el adorable gato mimoso de siempre. (La foto de
Annelies fue tomada esa misma tarde en plena sesión de masajes con Apollo)
433. “A mí los
gatos no me provocan alergia sino alegría”, me hizo reír Jorge Vilela,
artesano, escultor, escritor maldito argentino, otro
talento olvidado-despilfarrado por este nuestro querido país, uno más y van…
demasiados. Cuentan que una tarde quemó gran parte de su producción literaria,
otra permanece inédita, consciente de que había nacido desfasado de tiempo. Al
enterarse de esto Borges y Bioy buscaron leer al piromaníaco, y fue gracias a
Alberto Manguel que logró rescatar un ejemplar de una de sus novelas,
ocultándoselo al propio 'Marlon' (apodo de Jorge Vilela) que estaba
recolectándolos para prenderles fuego. Amigo del dramaturgo polaco Witold
Gombrowicz, con quien se pasaban las horas hablando sobre gatos, un día Jorge
Vilela se murió sin siquiera haberse enterado que al fin la Biblioteca Nacional
lo había editado. Tan coherente fue su vida y obra, las de un dejado de lado,
que si ahora mismo lo googlean, recién después de unos links y referencias
ajenas podrán encontrarlo y comprobar que ni Wikipedia se ha enterado de Jorge
Vilela. (CP)
432. Ray
Bradbury siempre sintió una distante respetuosa atracción por los gatos, aunque
nunca había convivido con uno, hasta que una tarde su mujer Marguerite trajo a
casa al primero de las dos docenas de gatos que llegaron a tener,
convirtiéndolo de por vida a la religión gatuna que el escritor ya nunca
dejaría de profesar.
431. Charles
Chaplin amaba a los gatos, realmente le interesaba todo sobre ellos, tanto que
solía organizar cenas y citas para interiorizarse sobre los gatos con su
dilecto amigo músico Igor Stravisnky, su vecino actor James Mason, el eximio
violonchelista Pablo Casals o con alguna de las celebridades que solían
frecuentarlo y que amaban a los gatos tanto como él. (En la foto, Chaplin junto
a su esposa Oona, hija del dramaturgo Eugene O'Neill, también amante de los
gatos.)