lunes, 23 de enero de 2023

Lāpse tanka ---

 




No puedo dejar
De recordarte siquiera.
Siempre te pensé
Tantas veces te soñé…
Como si existieras.


jueves, 19 de enero de 2023

Tank'around ---

 


(La vengeance, 1936 - René Magritte)


Lo indecible
Me ronda una vez más
Su arcana voz
Metáfora sin imagen
No consigo enmarcar


sábado, 14 de enero de 2023

Haiku para Munch ---

 







Un alarido
Imposible de callar
Es tu mirada


















(Las cuatro versiones de El Grito de Edvard Munch)


lunes, 9 de enero de 2023

Tankas versionados ---

 


(Obra de Robert & Shana ParkeHarrison)



En el mundo hoy
Ni los hechos son ciertos.
Lo que es real
Sucede que parece…
Lo que "es" impermanece.

Hoy en el mundo
Ni son ciertos los hechos.
Sólo parecen.
Sucede que lo real
Nada más impermanece.



viernes, 6 de enero de 2023

Tanka callado ---

 


(Baronesa Pannónica, Musa de Thelonious Monk)


Se desespera
En blanco mi poema
Musa callada
Desiertos estos versos
Me dejaste apenas



martes, 3 de enero de 2023

Tanka a la par del brindis por 2023 a las 12.06

 


(Obra de René Magritte)



Ojos que sientan
Necesito para admirar
Obras de arte
Y un corazón que vea
Por doquiera que ande…



Bolsa de Gatos 961/970

 


970. “Los seres humanos tenemos mucho que aprender de los gatos. Ellos conviven con nosotros desde hace unos 12.000 años y es erróneo pensar que hemos conseguido domesticarlos. Más bien son ellos los que nos han enseñado a quererlos. Son elegantes, desapegados, egoístas sin ego. ¿Qué podemos extraer de su actitud los soberbios humanos?  Todos envidiamos el aristocrático desapego con el que los gatos contemplan el mundo y lo cómodos que parecen sentirse en su propio pellejo, como si supieran algo fundamental que nosotros ignoramos”. John Gray, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Oxford y sobre Pensamiento Europeo en la London School of Economics, y uno de los pensadores más importantes y más publicados de nuestro tiempo, postula que tenemos mucho que aprender de los gatos y de su comportamiento, y partiendo de su experiencia personal con estos misteriosos y carismáticos animales, y acudiendo también a las brillantes páginas que les han dedicado autores como Montaigne, Junichiro Tanizaki o Patricia Highsmith, entre muchos otros, nos propone una suerte de filosofía felina que sirva de guía para una vida más auténtica y tranquila. Las preguntas sobre el sentido de la existencia y el secreto de la felicidad nos persiguen desde los albores de la civilización, y quizá en esas lides, sugiere Gray, los gatos sean tan buenos maestros como los grandes renombrados filósofos. 



969. Hace poco más de una década, Sakae Kato se quedó en su casa para rescatar a los gatos que eran abandonados por el vecindario que huía de las nubes de radiación que manaban de la cercana planta nuclear de Fukushima. "Quiero estar con ellos o con sus crías y con los que cada tanto aparecen por aquí para ocuparme hasta del último. Después de eso quiero morir, pero tiene que ser después". Alrededor de 36.000 personas continúan hoy desplazadas después de la catástrofe nuclear de Fukushima, la mayoría sin deseos de volver por temor a la radiación o tras haber iniciado una nueva vida en otro lugar. Ante este panorama, y mientras continúan las tareas de reconstrucción de la región cuyo destino dio un vuelco el 11 de marzo de 2011 (cuando un terremoto de 9 grados Richter originado en la costa noreste del archipiélago sacudió todo el país provocando un devastador tsunami que arrasó la costa, dejando 18.000 muertos y miles de desaparecidos) el protagonista de esta historia, Sakae Kato, se convirtió entonces en la única esperanza para decenas de mascotas abandonadas y aún hoy continúa  resistiéndose a evacuar esa ciudad fantasma diciendo que permanecerá allí para cuidar hasta del último de los 41 gatos que le quedan.



968. “Entre los rollos que tenía Michel de Montaigne en los largos anaqueles de su biblioteca había espacios armónica y llamativamente ubicados que intrigaron a sus exégetas, los encargados de difundir y preservar su obra, hasta que comprendieron que tales ‘huecos’ tenían el tamaño del cuerpo de la gata que allí se ubicaba para dormir o retozar sin que Montaigne osara jamás despertar a “su hermosa”, como solía referirla entre amigos y conocidos” nos cuenta Michèle Ressi en su “Histoire du chat: 10.000 ans d'histoire et de légendes”. (Ilustra la pintura "Montaigne y su gata" de Sam Kalda)



967. Cee Lo Green es un compositor y cantante rapero y americano que adora a su blanco gato persa Purrfect (juego de palabras entre el término ‘perfecto’ y el ronroneo gatuno) quien además de ser su ‘antídoto’ contra la soledad, el malhumor o la tristeza es toda una celebridad con más de 35.000 seguidores en Twitter y más de 3500 en Facebook aparte de haber sido su co-estrella en cada participación de Cee Lo Green como juez del exitocísimo programa de televisión The Voice. (Extractado de www.dailymail.es)



966. Pierre Bonnard pintó cientos de gatos, al igual que sus ídolos pictóricos Hokusai y Kuniyoshi. También pintó variedad de animales, pero sin duda los gatos eran su debilidad. A veces aparecen protagonizando la escena, llegando a llenarlo todo, pero otras sus gatos tienen un papel secundario dentro de la obra, y en ocasiones cuesta verlos, pero es sorprendente la cantidad veces que aparecen felinos en sus pinturas. En este caso no sabría decir quién es más importante, si la mujer o ése felpudo negro, ambos rodeados de una decorativa vegetación. Pero por supuesto, donde hay un gato, éste se roba todo el protagonismo. Esa simpática mata de pelos pintada con elegancia y desparpajo es puro Bonnard, y esa cola sólo podría pertenecer a un felino, la criatura más elegante de las que pueblan el planeta. Sin duda esta pintura modernísima (¡estamos en 1891: el cadáver de Van Gogh aún estaba fresco!) es deudora del arte japonés, como es normal en el grupo de Bonnard, los nabis, los profetas de Montmartre que buscaban representar la realidad, la de verdad, esa que no siempre (casi nunca) es como lo que se ve, sino que a menudo es como lo que se siente... Uno de los pintores más fascinantes del postimpresionismo francés este Bonnard, el que siempre fue un tipo independiente. Quizás por eso se identificaba con los gatos. Si hasta le apodaban «gato de siete vidas, por haberse sobrevivido a sí mismo toda su vida.» (“Mujer sentada con gato” de Pierre Bonnard, obra reseñada en historia-arte.com)



965. Sarper Duman es un pianista turco que comparte su afición por el piano con sus mejores amigos, sus gatos, quienes en sus videos se ven siempre muy estimulados por el instrumento, a la par que aporrean las teclas 'componiendo melodías' junto a su compañero. No es un talento natural en los felinos, pero muestran una sintonía perfecta con Sarper, lo que demuestra la conexión profunda que es posible lograr entre animales y humanos. Sus vídeos son todo un éxito en las redes de este joven turco, la gente sigue cada nueva composición que brinda junto a sus amigos gatunos. Duman ha conseguido aunar sus dos pasiones: los gatos y el piano, y el resultado es cuanto menos sorprendente. Aparte asegura que ellos 'aman' la música. Aunque lo que sin duda es valioso y conmovedor en esta historia es su trasfondo. A los nueve gatos que Duman tiene en su casa los rescató de las calles, todos con alguna clase de afección o problema que él de inmediato les hizo tratar, algunos gravemente heridos, hasta recuperarlos. Pero lo realmente interesante es que Sarper Duman postula que los mininos se han salvado por la música. Es increíble verlos agruparse y disfrutar participando de cada composición en los videos. Así que no dejen de verlos, en youtube por ejemplo.



964. La escultura que homenajea a la psiquiatra alagoana Nise da Silveira, discípula de Carl Jung y una eminencia en psiquiatría, está emplazada en el Corredor Vera Arruda, barrio Mangabeiras, en la ciudad de Maceió, Brasil, y fue realizada por el escultor y artista plástico de Minas Gerais, Léo Santana. Perseguida por el régimen dictatorial de Getúlio Vargas, Nise Da Silveira fue pionera en la humanización de los tratamientos psiquiátricos y jamás cesó en sus esfuerzos por mostrarle a la comunidad científica internacional que su metodología terapéutica era más efectiva que la de entonces que provocaba mucho sufrimiento a los pacientes. La escultura de la Dra. Nise da Silveira con un gato en su regazo no deja dudas de lo que significaron los mininos para ella que, como profesional, los sentía sus "colegas terapeutas", tal como lo dejó expuesto en múltiples trabajos.



963. Nise da Silveira fue una reconocida psiquiatra brasileña, discípula de Carl Jung. Dedicó su vida a la psiquiatría y se manifestó radicalmente en contra de las agresivas terapias y otras formas de tratamiento de su época, como la internación compulsiva e indiscriminada en hospitales psiquiátricos, el electroshock, la terapia con insulina y la lobotomía. Ella fue además una innovadora  y postuló que algunos animales, y en especial los gatos, eran muy buenos “co-terapeutas”, así los llamaba, porque aparte de hacerles compañía a los pacientes psiquátricos que tendían a encerrarse en sí mismos, de a poco sabían estimularlos a vincularse mejor y más sensiblemente con el mundo exterior. Nise da Silveira enseñaba que el efecto sanador de la creatividad (ya que alentaba a sus pacientes para que realicen manualidades con plastilina, dibujo y pintura) más 'la silenciosa energía de amor' de los gatos hacían que las personas afectadas por diferentes patologías se abrieran a los demás. Ella confiaba en la relación afectiva que se establecía entre sus pacientes y los gatos, lo que comprobó, haciendo participar a decenas de gatos en las terapias ocupacionales que dirigió, las cuales quedaron asentadas en múltiples estudios y libros editados, como por ejemplo “La emoción de tratar con gatos”.



962. Instantáneas gatunas - Roger Waters con sus gatos en su casa de Islington en Londres, en 1970, fotografiados por Barrie Wentzell.



961. “Viene la niebla / con pequeños pies de gato / Se sienta mirando hacia el puerto y la ciudad / sobre ancas silenciosas / y luego sigue adelante…” (“Niebla”, poema de Carl Sandburg, ilustrado por el intrigante y llamativo dibujo a pluma y tinta sobre papel para acuarelas de Laura A. Conley)