jueves, 2 de noviembre de 2023

Bolsa de Gatos 1061/1070

 




1070. “Lo más hermoso que hice por amor fue quedarme con mi gatita cuando estaba enferma y no irme de gira con Fito por todo Latinoamérica. Fue en junio, me quedé a cuidarla sin pensar que iba a morir de leucemia. Fue un acto de amor verdadero” dijo en una entrevista la cantante y compositora Fabiana Cantilo.





1069. Ronald Brooks Kitaj, pintor y estudioso del arte figurativo, ícono capital del pop inglés, cuenta con una obra basada en elementos narrativos autobiográficos en la que condensa sus pasiones: la filosofía, la literatura, la historia y la política, y por supuesto los gatos.





1068. “La Hispanista Nissa Torrents”, óleo sobre lienzo de Ronald Brooks Kitaj, cuadro perteneciente a una serie de retratos de intelectuales y amigos que el artista realizó en la década del 60 luego de sus numerosos viajes a la localidad catalana de Sant Feliu de Guíxols. Su amiga Nissa Torrents, destacada hispanista docente del University College de Londres, aparece sentada en una silla diseñada por el arquitecto Alvar Aalto, perteneciente al estudio londinense de Kitaj. El interior se ve animado por un móvil con dos gatos y hay también una mesa con diversos objetos en perspectiva forzada. El móvil de los gatos tiene su historia; atribuido al joven Pablo Picasso, sirvió como emblema al mítico café barcelonés 'Els Quatre Gats', taberna punto de reunión de pintores, escritores e intelectuales que abrió sus puertas en 1897, tiempo en que los gatos eran considerados un símbolo de modernismo en la cultura artística y literaria de Cataluña.





1067. "Mis gatas tienen seis años y se llaman Mirta y Rebeca. Les puse así porque son nombres típicos de tías judías en Argentina y como mi segundo apellido es Katz, que quiere decir gato en alemán, son las señoras Mirta y Rebeca Katz", apunta a infoLibre Alejo Stível. "Tuve toda mi infancia un gata que tuve que abandonar cuando me vine exiliado a España. Fue muy duro para mí porque la tenía desde los dos años y yo me vine a los 17. Fue muy triste dejarla, pero estaba muy mayor y yo me venía en barco y no la podía traer". Tras aquella primera relación gatuna, Mirta y Rebeca entraron en la vida del músico y productor musical a través de la que en ese momento era su novia, un poco en contra de su voluntad por aquel "trauma" del pasado: "Me dio tanta pena despegarme de esa gata que no quería volver a sufrir. Pero bueno, me las trajo y la verdad es que se lo agradeceré de por vida porque son una compañía genial. Lo fueron en la pandemia y, en general, me dan mucho cariño, tanto cuando llegaron como ahora que vivo solo. Me dan paz y compañía. Son geniales".





1066. “Que cómo me ha ayudado la escritura? Me ha sacado del país, me ha permitido ganar dinero y mandarles comida a mis gatos. Vivo en el medio oeste estadounidense, en la casa de mi suegro, con una gata que siempre es tema de conversación a la hora de la cena. Los felinos pueden ser el hielo y también aquello que lo rompe. Mi proceso migratorio está ahí, como un grillete que a veces nos distrae y a veces nos ahoga en incertidumbres. Pero mientras espero también sueño: que cae la dictadura, que mis hermanas consiguen trabajo, que puedo mandar a buscar a mis gatos, que les llego de sorpresa a los viejos con un saco de pistachos y perfumes Carolina Herrera” le dijo la poeta venezolana Enza García Arreaza a https://letralia.com/





1065. “En el Père-Lachaise de París, Marcel Proust sigue escarbando en el drama humano. El cementerio da morada a los mitos, así ha sido desde su inauguración en 1804. Es destino de turismo fetichista, y cantar en la tumba de Jim Morrison o leer poemas en la de Apollinaire es más imperioso que visitar la Torre Eiffel. En las noches con el cementerio cerrado los gatos lo ven todo, aman la oscuridad, se desmaterializan silenciosos, caminan entre los ángeles de mármol y ven los espíritus fosforescentes de los habitantes. Marcel Proust en vida nunca pudo tener un gato por su terrible asma, pero aquí despojado de ese cuerpo enfermo, habitando en un cuerpo sutil, charla con todos, y según su personalidad y estilo los nombra como sus personajes: Odette, Charlus, Madame Guermantes, Albertine. Marcel Proust poseía una personalidad felina en su cotidianidad y hábitos de escribir, era noctámbulo, misterioso, suave y elegante. En el cementerio lo rodea una banda de felinos con salvaje indiferencia y lealtad. El proyecto de Proust era que la trama de su novela fuera una línea continua en el tiempo, por eso quedó inconcluso el último volumen, “El tiempo recobrado”, aquí la sigue escribiendo con la ayuda de los gatos. Deambula pausado entre los pasillos, observa a los felinos y los incorpora en la trama, las historias se complican, y como cada gato posee una personalidad única, una apariencia irrepetible, Proust ve en ellos el estilo, refinamiento y la pasión de sus personajes. Los gatos le han solicitado que les describa con todas sus virtudes, belleza, silencio, astucia y agilidad, lo demás es prejuicio humano. Parte de la incomprensión que tenemos hacia la naturaleza es que le asignamos nuestros vergonzosos defectos y nuestras miserables virtudes. Proust sigue escarbando en el drama humano, custodiado por los gatos, cada noche entrevista a algún personaje, le pregunta su vida, le escucha sin juzgarlo, fascinado en su morbo, sigue construyendo su monumental novela. Las más de cien especies de pájaros que anidan en los ancianos árboles le llevan los chismes, entre otros hay pericos, petirrojos y miles de gorriones. Los gatos también observan a los pájaros con curiosidad científica, obviamente. El tiempo recobrado se consuma lejos de la enfermedad y del dolor, la realidad se arrodilla ante la ficción.” (Extractado de Marcel Proust – “La vida del cementerio” por Avelina Lésper, publicado en  https://amp.milenio.com/)





1064. En la azotea, la casa del vecino, deambulando por las calles o hasta en la luna, son apenas algunos de los lugares en los que podríamos sospechar que se metió nuestro gato, ese pequeño bribón de cuatro patas explorador de nuevos terrenos. Ésta y otras posibilidades sobre el paradero de nuestras mascotas cuando se alejan del hogar imagina Evelyn Moreno en “Gato, ¿estás ahí?”, libro con el que recientemente se hizo merecedora del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2020. La obra, ganadora del premio convocado por el Fondo de Cultura Económica y la Fundación para las Letras Mexicanas, es un poemario narrativo integrado por 30 poemas en los que su autora reflexiona el tema de la pérdida de un ser querido a través de la voz de una pequeña niña que busca a su gato.





1063. “También tenía un tío muy rico, soltero, homosexual, que vivía con un gato. Ese tío no podía entrar en la casona de los Barclays en los suburbios porque el padre de Barclays, déspota pistolero, decía que a su casa “no entraban mariquitas”. El niño Barclays admiraba a su tío con fama de “mariquita”. Alguna vez su tío, que tenía una lengua viperina, le dijo en la playa: -Mi gato es mucho más inteligente que tu papá y tu mamá. Tu papá necesita pistolas para sentirse importante: mi gato no. Tu mamá necesita creer en Dios para sentirse importante: mi gato no. Todos los gatos son ateos. Cualquier gato es más inteligente que tú…” (Fragmento del relato “El perro y la gata” publicado en https://www.abc.es por Jaime Bayly, en la foto durmiendo con su gata Gati encima)





1062. “Soy una gata atropellada por un auto / Cuando regresaba a casa crucé la calle / y no pude ver a la desgracia que venía / no pude verla con mi único ojo sano / Soy una gata triste que quedó tirada sobre el pavimento / Cuando mi cuerpo ya estaba aterido y enfriándose / sentí que me levantaban / y unas lágrimas caían sobre mi pecho / Me pusieron en una caja de cartón / y me trajeron hasta aquí cerca del río Dulce / Sé que me recuerdan pero casi nadie sabe donde queda mi tumba / Me enterraron junto al tercer eucaliptus / hacia el sur de la calle Alsina” (“Gordi”, poema del sociólogo, poeta y escritor de Santiago del Estero Carlos Virgilio Zurita)




1061. “Hasta donde recuerdo siempre he tenido un gato. Crecí en tres barrios de Santiago: Vivaceta, Matta y San Miguel, en casas en las que siempre hubo un gato oficial, parte de la familia, más la pandilla de gatos que se acercaba en busca de comida. El primer gato «compañero oficial» se llamó Esteban, era un felino sin raza determinada o felix chilensis choro. Se perdía durante el día, pero al atardecer regresaba y yo lo escuchaba ronronear sus aventuras de pandillero indomable. Por las noches, antes de ir a la cama, él y yo nos pegábamos a la radio para escuchar las emisiones por onda corta en español de Radio Neederland y Radio Moscú. Viajábamos juntos con ellas…” cuenta en un reportaje en la revista ‘La Gata de Colette’ Luis Sepúlveda Calfucura, gatófilo escritor, periodista y cineasta chileno, autor de inolvidables cuentos y novelas, en la foto con Camarada Esteban III.


martes, 24 de octubre de 2023

Jet lag tanka ---

 





En el espejo
De reojo he visto
Que mi reflejo
Me desvió la mirada
Musitando: lo siento



miércoles, 18 de octubre de 2023

Haiku de regreso ---

 




De viaje a mí...
Al lugar donde siempre
Estoy por llegar











































































































Tanto que contar
Pero no tengo palabras
Para hacerlo...


Bolsa de Gatos 1051/1060

 




1060. “Tal vez debieron cambiar mi nombre y llamarme Ovina, Oveja o Cordera / Sin pastor que me guíe, voy de aquí para allá en la pendiente / y a mí misma me pastoreo / en mi prado interior de serena tristeza lanzo un balido / pero sólo cuando tengo algún meeeeee que decir / El pasto es verde, mi gato calza calcetines blancos / y los árboles no se entrelazan unos con otros / Vestida de civil yo también sé sacudir un mantel / escurrir un trapo de piso y alzarme como una fachada de edificio” (“Agnes”, escrito por la poeta soldado israelí Agi Agnes Mishol y publicado en https://adalirica.wordpress.com/)





1059. Jacques Lehmann (en la foto retratando a su Mikette) siempre firmó sus obras con el seudónimo “Jacques Nam”. Es uno de los mejores dibujantes de gatos de la primera mitad del siglo XX. Desde muy joven dibujaba a los gatos de sus padres. Luego de matricularse en la Escuela de Bellas Artes de París trabajó para el Instituto Pasteur dibujando animales a la par de realizar caricaturas políticas en periódicos como “La vie parisienne” y “Le Figaro”, entre otros, además de ilustrar para las editoriales Hachette y Flammarion. Trabó amistad con la escritora Colette, gran amante también de los gatos, ilustrando sus textos y libros. Escribió y editó “Eux, mes chats” (Ellos, mis gatos), una colección de 45 poemas dedicados a los gatos con 70 ilustraciones, libro que hoy sólo se consigue en librerías de incunables. Luego de dibujar sobre papel investigó la técnica del laqueado, que acabó siendo su preferida y usó en numerosas ocasiones para plasmar el gran amor que sentía por los gatos: “Prefiero los gatos a cualquier ser viviente”. En su evolución como artista también esculpía y realizaba moldes de gatos para el bronce. La fábrica de porcelana de Sèvres reprodujo varios gatos suyos. En 1912 fue nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes de París y en 1925 ganó la Medalla de Oro en la Exposición de Artes Decorativas e Industriales Modernas por sus obras de animales. Al año siguiente le otorgaron la prestigiosa Legión de Honor y en 1970 con el Premio Grammont de la Sociedad Protectora de Animales. Durante su vida fue amigo de numerosos artistas, como Jean Cocteau, Paul Léautaud y otros enamorados de los gatos. En 1971, con 90 años de edad, expuso en Londres en compañía de otro gran pintor especializado en gatos, Théophile Steinlein. Falleció en su casa de París rodeado de sus gatos en 1974.





1058. “Daña a un gato y que yo te vea, y será lo último que hagas;  dáñalo y que más tarde me entere, y tendrás unas horas más” le dijo alguna vez a uno de sus seguidores Yukio Mishima (Kimitake Hiraoka de nacimiento) amante de los gatos, novelista, ensayista, poeta, dramaturgo, guionista y crítico de arte considerado una de las personalidades de la cultura japonesa del siglo XX.





1057. La licenciada y máster en psicología de la Universidad de Valencia Lorena Gascón en @lapsicologajaputa, su Instagram, nos recomienda: ¿Por qué tu gato se quiere más que vos? 1. Tu gato se prioriza y le da a su cuerpo el alimento y el descanso que necesita. 2. Tu gato vive en el aquí y ahora y no pasa tiempo dándole vueltas al futuro y al pasado. 3. Tu gato hace lo que quiere hacer y no hace lo que no quiere hacer. 4. Tu gato cuando se hace daño se lame esa parte del cuerpo y se permite el tiempo para sanar. 5. Tu gato tiene sus límites y cuando alguien los invade sólo se defiende. Conclusión: sé como tu gato. 





1056. “El gato, entre los animales, es el más perfecto. Los movimientos del gato (un gato se sub0e a una mesa llena de cosas y no derriba una), su sabiduría (‘si los gatos supieran hablar, no lo harían’, decía Nan Porter), la capacidad de estar al mismo tiempo en reposo y alerta (es fantastico ver a un gato dormir cuando de pronto, ante lo más mínimo, despierta.) Los gatos han marcado mi vida. A Soseki le dediqué una novela de 327 páginas. El gato es el animal de los escritores. Es silencioso. Es el príncipe de la libertad. No se puede domesticar nunca. Es un animal silvestre, no doméstico. Nunca lo verás en un circo. El gato es desobediente por naturaleza, nunca acata órdenes. Me encantaría reencarnarme en un gato.” (Fernando Sánchez Dragó, gatófilo, escritor y periodista español, prolífico autor de ensayos y novelas, en la foto con su gato Bufa)





1055. «Dick Whittington y su gato» es una leyenda del folklore inglés que refiere a Richard Whittington (1354-1423), un adinerado mercader que más tarde fuera alcalde de Londres, quien logró un formidable ascenso social desde una infancia muy pobre hasta volverse rico por venderle su gato a un país infestado de ratas. (Richard Whittington y su gato retratados por Gustave Doré)





1054. “Soy muy tierna, pero depende con quién, no con cualquiera.  Soy como mis gatas. Percibo las energías” declaró la actriz chilena Tanza Varela al sitio https://cosas.com.ec





1053. Diego Giacometti, tan escultor y gatófilo como su hermano Alberto, en un alarde de originalidad decidió inmortalizar en su “Chat matre d-hotel” de 1967 lo único que como atributo jamás se le puede imputar a un gato: ser servil.





1052. Instantáneas gatunas -  El escultor Diego Giacometti retratado junto a uno de sus gatos por la fotógrafa belga Martine Franck, esposa nada menos que de otro célebre gatero, Henri Cartier-Bresson.



1051. Un día el escultor Alberto Giacometti recordó que el gato de su hermano Diego «pasaba como un rayo de luz» caminando con su anatomía ágil y depredadora entre objetos cercanos sin siquiera tocarlos nunca. Como artista esto lo fascinó y decidió llevarlo al bronce. Eso sí, fue fiel a su estilo y convirtió al animal en una delgadísima estructura que “milagrosamente” se mantiene de pie, sin perder ni un poco de su esencia felina. Como dijera Sartre de las esculturas de Alberto Giacometti: «a mitad de camino entre el ser y la nada». La obra destaca por su horizontalidad extrema, muy rígida. Este minino podría colarse por el agujero de entrada de un ratón para devorar a sus víctimas. La anatomía de este gato es como la de los humanos de Giacometti: figuras alargadas, extremadamente delgadas y de una superficie rugosa, áspera, que inequívocamente captan la idea de un saco de vida compuesto sólo de piel y huesos. Giacometti reduce a este gato a la mínima expresión y sin embargo no deja de tener ninguno de los atributos propios del gato. (Le chat de Alberto Giacometti, hoy exhibido en el Museo Metropolitano de Nueva York es una escultura de 27.9 x 80 x 13.3 cm. Texto de Fulwood Lampkin publicado en www.historia-arte.com)



lunes, 4 de septiembre de 2023

O no. ---

 




A veces salen
Los poemas, me refiero
Y a veces no
Quedan como meros intentos
Como versos en vano
Aunque sinceros
A veces salen
De qué depende no sé
De aguzar el oído a las voces de las musas, tal vez
De abrirles los ojos a las imágenes
De que me trague toda la noche, aún sin estrellas
Y sin ningún margen
De que me beba el cielo que tenés entre las piernas
No sé
De qué depende vaya a saber
A veces es cuestión de no manosear las metáforas
De no arruinar el atisbo, la feroz primigenia mirada
A veces se trata de que con el verso
O la prosa haga
Como la ola que va contra la roca hasta desgastarla
De garabatear una y mil veces sobre el papel
De declamar entre sueños
De pensar en voz alta
Hasta paladear el verbo o delinear la instantánea
O a veces nada más tenés que saber esperar
Que las palabras vengan a vos y dejen de ocultarse
Acaso porque la vez pasada las maltrataste
Haciéndoles decir algo para ellas insoportable
En tu pretensión de detectar eso que es insondable
Y a veces sólo hay que entender que los poemas
Como todas las cosas, tienen su momento
Así como a veces simplemente
Como ahora que no tengo tiempo
Ni para despejarme la duda de si este poema salió
O no.



(Ilustran obras de Paolo Ventura)