500. El
compositor francés Michel Legrand, tres veces
ganador del Oscar de la Academia de Hollywood, falleció el pasado 26 de enero en París. Michel era
un amante de los gatos. No en vano, cuando su compañía discográfica le propuso
lanzar al mercado la compilación “Around the World” en 4 discos, quiso que una
foto suya muy querida apareciera en la portada, foto que le fuera tomada durante el rodaje de “Cleo de 5 a 7” de su amiga la cineasta Agnes Varda, otra
enamorada de los gatos.
499. En su libro
sobre los gatos el estudioso Fernánd Mery no duda en calificar a las varias
piezas para gatos escritas por Maurice Ravel como “verdaderas obras maestras de
armonía imitativa de los gatos”. Aunque le fascinaban sobretodo los siameses,
Ravel amaba a todos los gatos, los recogía de las calles y promovía su
adopción, hablaba incluso con ellos “en gato” y aseguraba que podía entender lo
que le respondían.
498. "…Sólo atino a decirle a Simón que
su madre no se lleve al gato. Me oigo la voz desencajada, histérica: «Decile
que es mío, que es mi herencia. Decile que es un gato gay...» Simón se ríe y
con la voz ya más normal me dice: «La madre no quiere al gato, imbécil. Te
manda saludos…»” Fragmento de “El común olvido”, la novela de Sylvia Molloy, en
la foto junto a su gato Oscaár, así se pronuncia)
497. “San
Jerónimo en su estudio” del pintor siciliano Antonello da Messina (1430-1479),
hoy exhibido en la National Gallery de Londres. El artista pretende demostrar
con su imagen que en los conventos y monasterios medievales apreciaban la
compañía de los gatos. No fueron pocos los pintores de los siglos XV y XVI que
vieron al gato como un ser sensible y buen compañero de místicos o filósofos y
no como un criatura diabólica al servicio de las brujas. (En imagen un
fragmento de la obra de Antonello da Messina, en cuyo ángulo inferior izquierdo
pintó la silueta de un diminuto y sereno gato)
496. “La región
es Cornualles, en el extremo suroeste de Inglaterra. El lugar más conocido es
Land’s End, la punta occidental de la isla, donde las rocas y acantilados
oponen férrea resistencia al Atlántico incesante. En esta pequeña pueblo, al
final de la empinada calle Causeway Head, hay una tienda Oxfam de libros viejos
y ropa de segunda mano, y allí, los martes y los viernes, atiende una mujer de
87 años, brillante como una navaja y ágil como un gato, es Lady Katharine Tait,
más conocida en su juventud como Kate Russell, la única hija mujer, y único
descendiente vivo, del escritor, matemático y filósofo Bertrand Russell: mi
ídolo, mi dios. A Kate, en esta hermosa casa aislada en el Fin de la Tierra, la
acompaña una joven gata ciclotímica que en vez de maullar hace un ruido extraño
como de pato que grazna, o como de estornudo o de sonido de enfermo de asma o
enfisema. Ella, sin ganas de darle, le dice Cat, apenas eso...” (Héctor Abad,
escritor colombiano, sobre Lady Kate Russell Tait)
495. “Ágata, mi
bella Ágata. Nunca te entregaste del todo pese a tu docilidad. Naciste espíritu
libre, y lo conservaste siempre. Ni siquiera tenías edad para perderlo o
dominarlo. Mirándote me reconocía en ti. Esa hembra aparentemente indolente,
que no se deja poner collar, pero que vuelve siempre cuando necesita ternura,
dulce, callada y mansa. Eras una rubia hermosa, de aspecto delicado, ágil y
valiente. Te recuerdo trepando al peumo de un salto, desde muy pequeña. Tu
impulso explorador no conocía la palabra miedo, y si te lo encontrabas lo
enfrentabas…” (Fragmento inicial de la conmovedora despedida que Alís le dedicó
hoy en su blog a Ágata, su bella gata. La conmovedora carta completa y las
imágenes que eligió para ilustrarla pueden encontrarlas en
https://micajonde-sastre.blogspot.com/2019/01/agata-mi-bella-agata.html)
494. “El gato
pone una pata / en la realidad / y luego la otra / cauteloso / en el misterio /
desde donde nos mira / con un solo ojo / como diciendo / estoy aquí / pero
enseguida vuelvo” (Poema del libro “Un día, un gato” de Juan Lima“
493. Juan Lima
hizo este libro fuera de todo molde incluyendo poemas e ilustraciones suyas y
de Diego Bianchi, Isol, José Muñoz, Mandana Sadat, Gusti, Elenio Pico, también
de Ayax Barnes, Paul Klee y hasta de algún anónimo artista egipcio. (Reseña sobre
“Un día, un gato” aparecida en Página12)
492. Boris Vian
adoraba a los gatos. En su literatura aparecen por todos lados, como en este
fragmento de “Jaleosas Andadas”: «El amor -dijo Antioquio- es una cosa extraña.
Sí, -dijo El Mayor- tienes razón. No lo había pensado. Y las mujeres -dijo
Antioquio- son como los gatos. Sí, -dijo El Mayor- gritan mientras te besan. No
quise decir eso -dijo Antioquio- no. Quise decir que son dulces
superficialmente. ¿Estás diciendo - exclamó El Mayor- que ellas sólo tienen
sensibilidad exterior… » Boris Vian amaba también tocar música. “Blues para un
gato negro” trata sobre un gato pendenciero caído en una alcantarilla tras una
humillante derrota sufrida frente a un gallo. Un cuento extraño, sádico y
terriblemente triste que muestra que detrás de su creatividad e ingenio, sus
juegos de palabras intraducibles (dicen que hay que leer a Boris Vian en
francés), sus ironías y guiños pesados, fue un hombre que vivió enfrentando sus
dolencias y sentimientos de frustración, acechado por la muerte, pero siempre rodeado
de música y de gatos durante su breve vida de 39 años como novelista, poeta,
dramaturgo y periodista, además de ingeniero y músico virtuoso ejecutante de
varios instrumentos.
491. Hace tiempo
que Penélope Cruz viene demostrando su compromiso con diversas causas
solidarias y sumándose ahora a PETA, la organización de personas por el trato
ético hacia los animales, aporta su imagen para una campaña (en la que aparece
junto a su gato atigrado) para que la industria de la moda desista de seguir utilizando las pieles de los animales.