300. Luminarias de Les Maisons Satie en Honfleur, cuyo estampado evoca
las caminatas de Erik Satie entre los gatos callejeros de la rue Cauchy de
Arcueil. El dato surge de una entrevista a Lola San Martín, Máster en Música
Hispana de la Universidad de Salamanca, doctora en musicología de las
Universidades de Salamanca, Valladolid y Alicante, y conocida especialista en
Erik Satie, quien solía hallar sosiego en sus largas caminatas, seguido por
gatos, tras la ruptura de su difícil relación con la pintora Suzanne Valadon.
299. Adrien de Boucherville (1829-1912) fue un pintor francés
hoy prácticamente desconocido, tanto que en Internet existe controversia
respecto del año de su nacimiento, puesto que, según algunos sitios de arte, el
año correcto sería 1845. Sobre la obra que ilustra esta entrada tampoco hay
mucha información, excepto que en ella pintó a su gato y que la llamó “Her Pet
Parakeet”.
298. Bohumil Hrabal, autor de grandes novelas como "Yo serví al Rey
de Inglaterra", "Alondras en el alambre" y "Trenes
rigurosamente vigilados” fue un enamorado protector de los gatos. En 1987,
luego del fallecimiento de su mujer Eliška Plevová, la Pipsi de varias de sus novelas,
Bohumil se dedicó a rescatar a los gatos de las calles para trasladarlos a su
casa de campo en Kersko. Pero lo extraordinario vendría en 1997 tras la muerte
del escritor cuando la Asociación Protectora de Animales de Praga se presentó
ante sus deudos como tutora encargada del medio centenar de gatos de Bohumil,
en cumplimiento de los requerimientos que él mismo había dejado estipulados en
un minucioso contrato para su futura protección y la de sus crías.
297. Louis Wain (1860-1939) fue un niño enfermizo, criado entre cinco
hermanas y decenas de gatos, que muy pronto se destacó como dibujante, creando
su propio estilo con el que humanizaba la figura de los gatos y logrando tal
grado de excelencia en sus ilustraciones que rápidamente se convirtieron en el
fenómeno popular de la sociedad victoriana de la época, llegando a difundirse
impresas en calendarios, cómics, periódicos, revistas, afiches, postales y
envases de golosinas o dulces, pese a lo cual, como artista, Louis no lograría
alcanzar prosperidad económica alguna debido a su completa incapacidad para
controlar los derechos de reproducción de sus obras y para hacer que su genio
sea el sustento de su vida, lo que le provocaría profundas depresiones,
obligándolo a frecuentes internaciones, hasta diagnosticársele esquizofrenia.
Su obra es una descripción de la evolución tanto de su talento como de su
enfermedad. Los gatos que dibujó durante sus últimos años anticiparon las
formas caleidoscópicas de estridente colorido propias de la psicodelia de los
60’s.
296. Anthony Perkins aprendió de su padre también actor, Osgood Perkins,
el amor por la actuación y por los gatos. De niño Anthony solía jugar con un
gato tras bambalinas del teatro de Broadway en el que trabajaba su padre, hasta
que una noche, durante una función, vio que un empleado pateaba a su gato con
el propósito de echarlo del lugar. La indignación que sintió Anthony lo volvió
incontrolable y fue tal el revuelo que armó detrás del escenario, mientras en
la platea los espectadores escuchaban sus gritos y los actores interrumpían la
obra que estaban interpretando, que días después, aclarado el incidente, los
dueños del teatro terminaron echando al empleado que agredió a su gato.
295. “Tenía perros cuando era chica, pero el ser que realmente ha estado
más cerca de mí fue una gata, Berenice. Estuvo quince años y medio conmigo,
teníamos una profunda telepatía, por lo que no estaría segura de que fuese un
animal. Era mi tótem. Tenía el círculo oscuro de los animales sagrados de
Egipto en el paladar. Caminaba retrocediendo, como los que han visto un
fantasma, y creo que a veces hasta me dictaba lo que escribía. Cuando debía
levantarme en la mañana, luego de haber trabajado en la noche, Berenice tiraba
de la frazada a la hora justa, se trepaba a la cama y, rodeando mi cuello como
si fuera un zorro, me despertaba. Cuando murió escribí ‘Cantos a Berenice’ para
ella...” (Extractado del libro de Gloria Alcorta, “Travesías - Conversaciones
con Olga Orozco”, editado por Sudamericana)
294. “En realidad la película no tiene trama ni conflicto alguno. Por
eso incluimos al gato. Todo comienza a la salida de 'The Grey Bar', que evoca
al Gerde’s Folk City de Greenwich Village, algo así como el pesebre en el que
Bob Dylan se materializó para la posteridad, cuando alguien trompea a Llewyn
Davis, el protagonista que más tarde amanecerá atontado en un extraño departamento
donde un desconocido lo deja para que se recupere, en compañía de un gato que muy
pronto se le escapa por la ventana, obligándolo a ir en su búsqueda por las
calles de Nueva York bajo la nieve de invierno, sin un dólar y cargando su
guitarra y sus sueños de folk singer a cuestas...” (Fragmento de una entrevista
de los Hermanos Coen luego del estreno de 'Inside Llewyn Davis', película en la
que trabajan Oscar Isaac, John Goodman, Justin Timberlake y el gato Ulises en
los papeles principales.)
293. "Por favor, minino de Cheshire, podrías decirme qué camino
debo seguir para salir de aquí?”, le preguntó Alicia al Gato. “Eso depende en
gran parte del lugar al que quieras llegar...” le contestó El Gato. “No me importa
mucho el lugar", exclamó Alicia. “Entonces tampoco importa mucho el camino
que sigas", le dijo El Gato”. (Esta es una de las ilustraciones que John
Tenniel imaginó para la edición original de “Alicia en el país de las
maravillas” de Lewis Carroll en 1866.)
292. "Este es el gran secreto de la creatividad: trata a las ideas
como a los gatos y lograrás que vengan a vos." (Ray Bradbury)
291. “Los gatos cantan alegres sobre la muralla / Y yo soy lo que soy /
Y me siento a beber mi té de opio / Y lo que seré, ya será…” (Estribillo de
“Opium Tea” de Nick Cave)