viernes, 2 de junio de 2017

Bolsa de Gatos 291/300




300. Luminarias de Les Maisons Satie en Honfleur, cuyo estampado evoca las caminatas de Erik Satie entre los gatos callejeros de la rue Cauchy de Arcueil. El dato surge de una entrevista a Lola San Martín, Máster en Música Hispana de la Universidad de Salamanca, doctora en musicología de las Universidades de Salamanca, Valladolid y Alicante, y conocida especialista en Erik Satie, quien solía hallar sosiego en sus largas caminatas, seguido por gatos, tras la ruptura de su difícil relación con la pintora Suzanne Valadon.




299. Adrien de Boucherville (1829-1912) fue un pintor francés hoy prácticamente desconocido, tanto que en Internet existe controversia respecto del año de su nacimiento, puesto que, según algunos sitios de arte, el año correcto sería 1845. Sobre la obra que ilustra esta entrada tampoco hay mucha información, excepto que en ella pintó a su gato y que la llamó “Her Pet Parakeet”.




298. Bohumil Hrabal, autor de grandes novelas como "Yo serví al Rey de Inglaterra", "Alondras en el alambre" y "Trenes rigurosamente vigilados” fue un enamorado protector de los gatos. En 1987, luego del fallecimiento de su mujer Eliška Plevová, la Pipsi de varias de sus novelas, Bohumil se dedicó a rescatar a los gatos de las calles para trasladarlos a su casa de campo en Kersko. Pero lo extraordinario vendría en 1997 tras la muerte del escritor cuando la Asociación Protectora de Animales de Praga se presentó ante sus deudos como tutora encargada del medio centenar de gatos de Bohumil, en cumplimiento de los requerimientos que él mismo había dejado estipulados en un minucioso contrato para su futura protección y la de sus crías. 





297. Louis Wain (1860-1939) fue un niño enfermizo, criado entre cinco hermanas y decenas de gatos, que muy pronto se destacó como dibujante, creando su propio estilo con el que humanizaba la figura de los gatos y logrando tal grado de excelencia en sus ilustraciones que rápidamente se convirtieron en el fenómeno popular de la sociedad victoriana de la época, llegando a difundirse impresas en calendarios, cómics, periódicos, revistas, afiches, postales y envases de golosinas o dulces, pese a lo cual, como artista, Louis no lograría alcanzar prosperidad económica alguna debido a su completa incapacidad para controlar los derechos de reproducción de sus obras y para hacer que su genio sea el sustento de su vida, lo que le provocaría profundas depresiones, obligándolo a frecuentes internaciones, hasta diagnosticársele esquizofrenia. Su obra es una descripción de la evolución tanto de su talento como de su enfermedad. Los gatos que dibujó durante sus últimos años anticiparon las formas caleidoscópicas de estridente colorido propias de la psicodelia de los 60’s.




296. Anthony Perkins aprendió de su padre también actor, Osgood Perkins, el amor por la actuación y por los gatos. De niño Anthony solía jugar con un gato tras bambalinas del teatro de Broadway en el que trabajaba su padre, hasta que una noche, durante una función, vio que un empleado pateaba a su gato con el propósito de echarlo del lugar. La indignación que sintió Anthony lo volvió incontrolable y fue tal el revuelo que armó detrás del escenario, mientras en la platea los espectadores escuchaban sus gritos y los actores interrumpían la obra que estaban interpretando, que días después, aclarado el incidente, los dueños del teatro terminaron echando al empleado que agredió a su gato.




295. “Tenía perros cuando era chica, pero el ser que realmente ha estado más cerca de mí fue una gata, Berenice. Estuvo quince años y medio conmigo, teníamos una profunda telepatía, por lo que no estaría segura de que fuese un animal. Era mi tótem. Tenía el círculo oscuro de los animales sagrados de Egipto en el paladar. Caminaba retrocediendo, como los que han visto un fantasma, y creo que a veces hasta me dictaba lo que escribía. Cuando debía levantarme en la mañana, luego de haber trabajado en la noche, Berenice tiraba de la frazada a la hora justa, se trepaba a la cama y, rodeando mi cuello como si fuera un zorro, me despertaba. Cuando murió escribí ‘Cantos a Berenice’ para ella...” (Extractado del libro de Gloria Alcorta, “Travesías - Conversaciones con Olga Orozco”, editado por Sudamericana)




294. “En realidad la película no tiene trama ni conflicto alguno. Por eso incluimos al gato. Todo comienza a la salida de 'The Grey Bar', que evoca al Gerde’s Folk City de Greenwich Village, algo así como el pesebre en el que Bob Dylan se materializó para la posteridad, cuando alguien trompea a Llewyn Davis, el protagonista que más tarde amanecerá atontado en un extraño departamento donde un desconocido lo deja para que se recupere, en compañía de un gato que muy pronto se le escapa por la ventana, obligándolo a ir en su búsqueda por las calles de Nueva York bajo la nieve de invierno, sin un dólar y cargando su guitarra y sus sueños de folk singer a cuestas...” (Fragmento de una entrevista de los Hermanos Coen luego del estreno de 'Inside Llewyn Davis', película en la que trabajan Oscar Isaac, John Goodman, Justin Timberlake y el gato Ulises en los papeles principales.)




293. "Por favor, minino de Cheshire, podrías decirme qué camino debo seguir para salir de aquí?”, le preguntó Alicia al Gato. “Eso depende en gran parte del lugar al que quieras llegar...” le contestó El Gato. “No me importa mucho el lugar", exclamó Alicia. “Entonces tampoco importa mucho el camino que sigas", le dijo El Gato”. (Esta es una de las ilustraciones que John Tenniel imaginó para la edición original de “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll en 1866.)




292. "Este es el gran secreto de la creatividad: trata a las ideas como a los gatos y lograrás que vengan a vos." (Ray Bradbury)




291. “Los gatos cantan alegres sobre la muralla / Y yo soy lo que soy / Y me siento a beber mi té de opio / Y lo que seré, ya será…” (Estribillo de “Opium Tea” de Nick Cave) 

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