1280. «Les he observado mucho y he también comprobado el increíble dandismo del gato, que sólo quiere estar limpio, componer buenas
figuras y que le dejen en paz. El gato no quiere a nadie y me apasiona [...] El
gato parece todo menos un analfabeto. Tiene aspecto de estar de vuelta, de
habérselo leído todo hace mucho tiempo [...] Escribir en la intimidad, con la
noche fuera, furiosa, y unos gatos cerca. No creo que ni en Ámsterdam ni en el
universo haya mayores fórmulas de felicidad.» (Pasajes de “Diario de un escritor
burgués” de Francisco Umbral, en la foto con su gato Ramón, por ‘Gómez de la
Serna’, claro)

1279. Para el Budismo el gato representa la
dimensión espiritual, por lo cual se promovía en antiguos ritos que los
difuntos fuesen enterrados junto a un gato vivo pero con un ingrediente extra:
a la tumba se le añadía un agujero para que pudiesen escapar; así, cuando el
felino emergía del sepulcro, se consideraba que el alma del muerto ya estaba
fusionada con la del gato. No obstante, en el mismo mundo budista se considera
al gato como un ser insolente, pues junto a la serpiente, fueron los únicos del
reino animal que no se conmovieron ante la muerte de Buddha. Todo esto nos
conecta con una de las novelas más celebradas y magistrales de Yukio Mishima,
“El Pabellón de oro”, la cual narra el desenlace trágico de un templo quemado
por un monje budista, libro que de forma muy poética y visceral discurre sobre
el significado de la fealdad y la belleza. La novela reproduce un famoso Koan
(forma breve similar a la parábola que sintetiza una paradoja y una moraleja)
el cual es considerado en el mundo búdico como una de los más complejos y que alude
a Nansen matando a un gato, además de ser tan breve que podemos citarlo
completamente: «Un día un gato entró a un templo. Provocó tal interés entre los
monjes que, de inmediato, comenzaron a disputárselo. El maestro Nansen decidió
arreglar la cuestión, separó a los monjes, tomó al gato y le acercó una hoz.
«Si alguno de ustedes da una buena respuesta, pueden salvar al gato» —les
dijo. Como ninguno de los monjes habló,
Nansen mató al gato. Más tarde Joshu —el primer discípulo— volvió y Nansen le
contó lo que había pasado. Joshu se quitó las sandalias, las puso sobre su cabeza
y se fue. Nansen se quedó pensando que, de haber estado ahí en el momento del
juicio, Joshu hubiera salvado al gato. » (Artículo encontrado en https://ellectorestepario.blogspot.com/-
En la foto, un Yukio muy joven, siempre con gatos)

1278. Gabriela Mistral amó tanto a sus gatos que
una vez en pleno frenesí gatuno confesó
su íntimo sentimiento: “Tener gatos debiera ser una obligación en esta
sociedad”. El más popular de sus michis fue su siamés Jazmín, al que apodaba
«generalito». En una esquela escrita el 29 de julio de 1954, desbordada de
ternura, podemos dimensionar el estado que exteriorizaba por su siamés,
tratándolo como a su hijo: «¡Ah! Hijo mío, acabo de tirar la última caja de
cartón con la que juegas y estoy comenzando a pensar que soy humana.»

1277. Room 8 fue un gato de la zona de Echo Park,
California, que una vez entró deambulando como si nada en un aula en 1952 en la
Escuela Primaria Elysian Heights de dicho vecindario y allí se quedó. La
historia cuenta que a partir de entonces vivía en la escuela durante el año
escolar y desaparecía durante los veranos para regresar al reanudarse las
clases. Esta rutina continuó sin interrupción hasta mediados de la década del 60
y se hizo famosa, al punto que los canales de noticias enviaban sus cámaras a
principios de año esperando el regreso del gato. Tan querido era Room 8 que
llegó a recibir regalos y cartas de los estudiantes y vecinos, y hasta apareció
en un documental titulado “Big Cat, Little Cat” y en el libro infantil “A Cat
Called Room 8”. La revista Look publicó sobre él un artículo de tres páginas,
“Room 8: The School Cat”, firmado por el fotógrafo Richard Hewett en noviembre
de 1962, y Leo Kottke le compuso una canción instrumental titulada “Room 8” que
incluyó en “Mudlark”, su álbum de 1971. Finalmente, cuando Room 8 falleció se
había hecho tan querido que su obituario se publicó en los más importantes
periódicos y los estudiantes recaudaron fondos para su lápida. Hoy está
enterrado en el Parque Conmemorativo de Mascotas de Los Ángeles en Calabasas,
California.

1276. "Miss Mary", óleo y témpera sobre
cartón y madera terciada, realizado en 1926 y expuesto en el Museo Leopold. La
"Miss Mary" desnuda contempla satisfecha su propio reflejo en un
pequeño espejo de mano. La observa una figura masculina, con los rasgos del
artista autorretratándose, y también un gato siamés en el borde inferior de la
representación. El felino no sólo sirve como firma de Hanns Ludwig Katz
["Katz" significa "gato" en alemán] sino que simboliza
además la vanidad del deseo femenino, con ciertas connotaciones libertinas.
Dado que el encuentro entre artista y modelo sigue una tradición
histórico-estilística, Katz incluyó deliberadamente referencias a la época en
el moderno corte de pelo que nos muestra a una Miss Mary encarnando el tipo de
‘nueva mujer’ surgido en la década de 1920, aparte de la mirada claramente
lasciva del artista, amante de los gatos, téngase incluso en cuenta. Katz, de
ascendencia judía, se enfrentó a la prohibición de trabajar tras la llegada al
poder de los nacionalsocialistas y fue sometido a vigilancia adicional debido a
su interés en las políticas de izquierdas. Sus obras fueron consideradas
ejemplos de "arte degenerado" y una de ellas se presentó en la
exposición homónima de 1937. Katz finalmente emigró a Johannesburgo, Sudáfrica,
en donde falleció en 1940.

1275. Natalia Oreiro cumplió 48 años el pasado
lunes 19 de mayo y lo celebró de una manera distinta y muy emotiva. Como ella
mismo contó a través de las redes sociales, adoptó a Milonga, una gata callejera
que “los eligió”, según sus propias palabras. Tras la polémica que generó en
las redes hace una semana por un clip que la tenía como protagonista en donde
le rechazaba una foto a un fan, la actriz vivió un cumple en familia, con mucha
alegría y un regalo muy especial. “Cumplí años y el regalo más lindo es esta
gatita callejera. Le pusimos Milonga y no puede más de mimosa”. El nombre
Milonga puede referirse al género musical folclórico de ritmo vivo, como así también
al lugar donde se reúnen las personas para bailar tango, vals y milonga. Luego
de compartir varias fotos y videos a modo de presentación, Natalia contó la historia
de Milonga: “Después de un mes de preguntarnos si tendría familia, de
alimentarla y cuidarla, hoy entendí que nos eligió. Bienvenida Milonga”.
Natalia disfrutará ahora de una compañía especial junto a su marido Ricardo
Mollo y su hijo Merlín Atahualpa. Milonga ya es parte de su familia.

1274. 1. Gato andino (Leopardus jacobita) fue
descubierto en 1865 por Emil Lichtenstein. Vive entre los 3000 y 5000 metros de
altura tud. Puede alcanzar hasta 60 cm el cuerpo y 45 cm la cola. 2. Gato
herrumbroso (Prionailurus rubiginosus), quien primero lo registró fue Edward
Turner Bennett en 1831. Vive en bosques húmedos y zonas rocosas de India y Sri
Lanka. Es uno de los felinos más pequeños del planeta, con apenas 35 a 48 cm de
largo. 3. Caracal (Caracal caracal) fue clasificado en 1776 por el naturalista
alemán Johann von Schreber. Vive en África, Medio Oriente y Asia Central. Puede
medir hasta 1 metro su cuerpo sin la cola y pesar hasta 20 kg. 4. Yaguarundí
(Herpailurus yagouaroundi) fue descripto en 1803 por el naturalista francés
Étienne Geoffroy Saint-Hilaire. Vive entre México y el norte de Argentina.
Tiene cuerpo alargado y pelaje uniforme, alcanzando un tamaño de 65 a 85 cm más
una cola de 30 a 50 cm. 5. Gato de cabeza plana (Prionailurus planiceps) fue
visto por primera vez en 1827 por Nicholas Aylward Vigors y Thomas Horsfield.
Vive en el sudeste asiático, puntualmente en Tailandia, Borneo y Sumatra. Es un
felino semiacuático que puede medir hasta 50 cm, con una cabeza inusualmente
aplanada y hocico corto. 6. Gato dorado asiático (Catopuma temminckii) Fue
anotado en 1827 por el zoólogo Nicholas Aylward Vigors, en honor al naturalista
holandés Coenraad Temminck. Vive en el sudeste asiático, desde Nepal hasta
Sumatra. Puede llegar a medir hasta 1 metro de largo. 7. Tigrillo o margay (Leopardus wiedii) fue
avistado en 1821 por Heinrich Rudolf Schinz. Vive en las selvas tropicales de
América Central y Sudamérica. Mide entre
45 y 80 cm y su cola es larga. 8. Manul o gato de Pallas (Otocolobus manul),
quien lo clasificó en 1776 fue Peter Simon Pallas, quien lo estudió en sus
expediciones por Asia Central. Vive en las estepas frías y montañosas de
Mongolia, Rusia y el Himalaya. Mide unos 50-65 cm con una cola gruesa de hasta
30 cm. 9. Gato serval (Leptailurus serval) fue registrado por Von Schreber en
1758. Se mueve por el África subsahariana, Puede medir hasta 100 cm de largo y
es famoso por sus largas patas y saltos singulares. (Gatos Salvajes)

1273. “El día de ayer te despedimos y fue uno de
los más difíciles y tristes de mi vida. Fuiste mi primer gato, nuestra
inspiración para dar pie a nuestro
emprendimiento, fuiste la llave para rescatar a muchos gatitos de la
calle y la alegría en mi familia. Estoy segura de que por tí yo jamás volví a
ser la misma. Gracias por todas las risas que me diste, por cada ronroneo, por
enseñarme a quererte, por todo tu amor, tu lealtad y la serenidad con que
tomabas la vida. No sé cuántas vidas me faltan, pero en cada una de ellas
espero encontrarme contigo. Pispita 2010-2025 - PD. A Pispita la adoptamos
cuando tenía año y medio de edad, la recogimos de la calle y venía preñada sin
nosotros saberlo, éramos ignorantes en el mundo felino. Tristemente, por eso no
tenemos fotos de cuando era bebé.” (Encontrarlo en la cuenta Pispita Shop de
Facebook fue para mí pura emoción)

1272. “The Private Life of a Cat” (La vida
privada de una gata) es un documental mudo que incluso ni música tiene, una
pequeña obra de arte con tiernos momentos y otros muy cómicos. Los
protagonistas son: Él, un gato blanco, y Ella, una gata atigrada que debió
tener algún antepasado persa. El documental dura exactamente 22 minutos en los
que vemos la relación entre Él y Ella, el nacimiento de cinco gatitos (4
blancos y un atigrado) en primerísimos planos, cómo los cuida Ella y la
curiosidad de Él. En un momento dado, Ella decide transportar a los gatitos
desde la caja donde nacieron hasta una chimenea que no se usa y sólo sirve de
decoración. Durante el traslado, Él observa todo desde el sofá, intrigadísimo,
pero sin ayudar. Poco después en las acciones, aunque debieron pasar ya unos
días, Él enseña a los gatitos a trepar, y como siempre pasa en cualquier camada
se ve que hay uno o dos más listos que los demás. Ella contempla las lecciones
de Él a una cierta distancia, casi podría decirse que con orgullo. El
documental aparece dirigido por Alexander «Sasha» Hamid, que efectivamente la
rodó y se ocupó del montaje final, pero quien lo planificó y produjo fue su
mujer, Maya Deren, una obsesa amante de los gatos, poeta, ensayista y cineasta
vanguardista. Se rodó en 1944 en Nueva York, en el piso donde vivían Maya y Alexander
rodeados de gatos, tal cual el sueño que toda la vida tuvo Maya. En los 22
minutos del documental hay poquísimos carteles, aparte de los títulos
identificatorios para Él y Ella, en los que podemos leer «Al cabo de dos
meses», «Ella empieza a buscar un lugar para la familia», «¡Cinco! Ahora la
familia necesita comida y descanso», «Al cabo de dos semanas» y finalmente «Un
sitio mejor para aprender a andar», más el The End del documental.

1271. Maya Deren, su verdadero nombre fue
Eleanora Derenkowsky, nació en Kiev, Ucrania, el 29 de abril de 1917, hija
única de Marie Fiedler y Solomon David Derenkowsky, quien le enseñaría desde
muy niña la pasión por los gatos. En la foto vemos a Maya a los 9 años con un
gato en brazos. La familia emigraría pronto a los Estados Unidos, en 1922, y a
poco de llegar, el padre acortó el apellido a Deren y se afincaron en el estado
de Nueva York, más precisamente en Siracusa, en cuya Universidad Maya
estudiaría, a la par de comenzar a escribir sus primeros ensayos y poemas,
hasta descubrir el cine y convertirse en una cineasta vanguardista creando,
ante la falta de canales de distribución para sus películas experimentales,
Creative Film Foundation, en Greenwich Village, donde vivió siempre junto a su
marido Alexander «Sasha» Hamid, rodeados de gatos, en un ambiente frecuentado
por artistas, bohemios e intelectuales.