1140. Enterado del fallecimiento de David Crosby,
uno de sus socios de aquel mítico supergrupo (CSN&Y) que llevaba las
iniciales de cada uno, Stephen Stills, (los otros fueron Neil Young y Graham
Nash) declaró: «Leí en el periódico esta mañana una frase atribuida al célebre
compositor Gustav Mahler que me dejó pensando: “La muerte, sobre plácidas patas
de gato, entró en la habitación” y debiera haber comprendido que algo malo
estaba pasando... Puesto que David amaba a los gatos, me entendés?... David y
yo chocamos mucho durante mucho tiempo, y esos choques en su mayoría fueron golpes
de costado que aún así nos dejaron los cráneos abollados. Los putos egos, me entendés?...
Pero sin excusas. Igual últimamente me sentía feliz de estar en paz con él que
fue sin dudas un gigante como músico, su sensibilidad y sus armonías todavía
son absolutamente geniales. Ese era el pegamento que nos mantenía unidos
mientras nuestras voces se elevaban, como Ícaro, hacia el sol. Estoy
profundamente entristecido por su fallecimiento y lo extrañaré infinitamente».
1139. “Sin mis libros me sería imposible vivir y
sin mis gatos también. No podría elegir entre ellos. Porque los libros no
maúllan y los gatos no cuentan historias. Y porque me sería imposible elegir es
que preferiría vivir sin mí. (Carlos Monsiváis, escritor y periodista mexicano)
1138. Tamara Tenenbaum es escritora, periodista y
amante de los felinos. Convive en perfecta armonía con sus gatos adoptados
Carmelo y Florencio. A ellos les gusta cuando Tamara trabaja desde su casa,
porque andan cada uno en la suya, pero juntos. “Carmelo era el gato del papá de
una amiga que tenía muchos bichos pero se mudaba a un lugar más chico, y por
eso apareció la posibilidad de adoptar a Carmelo que era el más chiquito, tenía
6 meses, ya estaba castrado y me aseguraban que era buenísimo (era). A
Florencio lo adopté el año pasado, chiquitito, y a él ya sí me tuve que ocupar
de castrarlo, pero como ya hacía 7 años que lo tenía a Carmelo me daba menos miedo
todo. Son muy distintos entre ellos. Carmelo es sociable, se banca mucha gente
y a la vez cuando se harta y se quiere ir se va a hacer la suya. En eso se
parece a mí, creo; yo soy sociable y también me gusta mucho estar sola. Pero él
es calmo y sabio, como un sensei; yo no. En eso me parezco más a Florencio, que
es más ansioso, todos los estímulos le producen algo… Siempre es mejor adoptar.
Me hubiera resultado raro comprar un gato como si fuera un par de zapatos,
elegirlo como una cosa.”
1137. “Son sanadores. Créeme. Cuantos más gatos
tengas, más vivirás. Yo ya tendría que estar muerto. Pero tengo todos los gatos
que me encuentro por ahí. Tener muchos gatos es muy bueno. Si tienes cien
gatos, vivirás diez veces más que si tienes diez. Un día esta verdad se sabrá y
la gente tendrá miles de gatos para vivir más y mejor” postulaba Charles
Bukowski.
1136. “En mi parque / hay muchos gatos / Uno es Calabaza / -el gatito de mi casa- / otro, al que llamo Garfield, /es un gato anaranjado. / Uno -que nos tiene miedo- / es gris atigrado / No se deja hacer mimito-nos da pena- / ¡es un gato abandonado! / Y también se suma / -a esta comparsa- / Chirlo, negro / con manchas blancas, / con su familia de personas / vive a la vuelta de casa. / En ocasiones / aparece Chimuelo / -el gato de mi hija- / que es tranquilo y casero. / Para completar esta banda / a veces viene / una gata bonita / -en blanco y negro- / parecida a Chirlo / -pero al revés las manchas- / ¿será su hermanita? / Se miran, se huelen, / juegan, pelean / y duermen la siesta... / ¡Esta pandilla gatuna / -en el parque de mi casa- / arma siempre alguna fiesta!... (“La pandilla de mi gato”, poema de Lu, publicado el viernes 19 de abril de 2024 en su muy recomendable blog, escrito desde su lugar en el mundo, la ciudad más austral, Ushuaia, https://quemeimportatupasado.blogspot.com/, donde, además, conmovedoramente reseña su experiencia junto a Morrison, un gatito vecino que por esos días con toda su ejemplar dignidad de gato le daba pelea a un maldito cáncer de hígado.
1135. “A mí me gustan todos los animales, sobre todo los que son peludos y tienen cara de majos, así que perros y gatos (al margen de alergias y olores corporales) me parecen animales de lo más chachi, cada uno a su manera. Sin embargo, hay una característica que coloca al gato por encima del perro (y del humano). No es su elegancia, ni su independencia, ni el porcentaje de gifs graciosos en internet. Es simplemente porque, como dijo Jean Cocteau, no hay gatos policía.” (“Por qué los gatos son mejores que los perros.” Publicado el martes 28 de agosto de 2012 en https://www.angelaburon.com/)
1134. Ángela Burón es una joven e imaginativa
fotógrafa y fotomanipuladora española. Jugando con su cuerpo, su gato y su
entorno, crea notables imágenes surrealistas llenas de ironía, gracia y
sensualidad. Aqui vemos una de sus obras co-protagonizadas junto a su gato
Tofe. (Material encontrado en (https://elhurgador.blogspot.com/)
1133. Jaime Rest (1927-1979) fue un notable
erudito traductor, escritor y crítico literario argentino amante de los gatos.
Entre sus libros más relevantes se encuentran “El laberinto del universo:
Borges y el pensamiento nominalista”, “Arte, literatura y cultura popular”,
“Borges y la crítica” e infinidad de ensayos sobre teatro, narrativa y poesía.
María Elena Torre lo evoca en su semblanza “Mientras Lolita observaba”
publicada en Página12: “Haber iniciado el camino de la formación académica bajo
la dirección de Jaime Rest tiene la impronta de un trauma feliz: ¿cómo fue
posible que silenciaran el nombre de quien había alimentado nuestra pasión por
la literatura? Expulsado del Departamento de Humanidades de la Universidad
Nacional del Sur junto con otros docentes e investigadores en 1975, figuró en
la lista de autores prohibidos que la censura previa a la dictadura instaló en
el ámbito universitario. Más allá del rigor intelectual con que organizaba sus
clases y exposiciones, éstas prometían una anécdota divertida, real o
inventada, y se convertían en un encuentro esperado. Era un placer escuchar su
voz sonora y pausada con ese tono encantatorio que suplía con creces el poco
atractivo de su figura. Compartir el espacio de la cátedra fue un aprendizaje
incluso para superar el deslumbramiento e inhibición que provocaba su gran
erudición acompañada de una sutil ironía; el camino se allanaba por la
generosidad y absoluta libertad con que orientaba el trabajo. Con una tímida
cortesía manifestaba curiosidad por la cuestión de la mujer como por el mundo
de los niños, entre otros temas marginales que ya se anunciaban como líneas de
futuros debates, intereses que compartía con Virginia Erhart, su mujer, unidos
por una complicidad intelectual que convertía sus charlas más familiares en un
contrapunto lleno de humor e ingenio, mientras infaltable en sus charlas
Lolita, su gata, lo observaba desde un sillón.”
1132. Gwen John fue amante y modelo de Rodin. En
su obra destacan melancólicas pinturas de mujeres solitarias, algunos paisajes
y muchos gatos, a los que adoraba. En
1920, ya con serios problemas de visión en uno de sus ojos, Gwen se retiró a
vivir en soledad a Meudon, donde pretendía tener el menor contacto social
posible. Sólo aceptaba convivir con sus gatos, entre los cuales había uno que
era su predilección, Edgar Quinet lo había llamado, como el bulevar parisino en
el que vivía cuando lo encontró. Pero un día Edgar Quinet desapareció y Gwen
John quedó devastada, al punto de confiarle por carta a una amiga que cada vez
que escuchaba los maullidos de sus otros gatos no podía evitar correr a la
ventana con la esperanza de que fuera su amado Edgar Quinet que regresaba. El
poema a continuación fue escrito por ella y luego enviado a su amigo pintor
Auguste Renoir: “Oh, gatito mío / salvaje en el bosque / habrás olvidado tu
vida de antaño / Quizá estés enfadado conmigo / sólo intento comprender / tu
pequeño corazón / Nunca me sentí superior a vos / pequeña alma misteriosa / en
un cuerpo de gato / Tanto me entristeció / no verte más / que incluso pensé en viajar
al mundo de los muertos / Pero aquí estaré / si vuelves algún día / pues me
siento reconfortada por el Dios del Amor”.
1131. Paul Newman amaba a los gatos y siempre
tuvo no uno sino varios. Pero el gato en esta foto no es de los suyos sino
Louis XIV, el siamés con el cual el célebre fotógrafo Sanford Roth hizo decenas
de sesiones con diferentes personajes de la cinematografía y la actualidad de
los 50's, como en este caso, durante el intervalo de una filmación, mientras
Paul Newman estaba sorbiendo un helado con Louis XIV sobre el hombro a la espera de que
el fotógrafo terminara su labor y le aceptara la propuesta de comprarle su gato
por una muy buena cifra, oferta que por supuesto Sanford Roth desestimó.
Gatti, creature meravigliose.
ResponderEliminarMe ha encantado esta recopilación que has echo sobre los mininos, animales maravillosos para tenerlos en casa, porque tienes asegurado tanto la compañía como la diversión.
ResponderEliminarHe reconocido de inmediato a nuestra común amiga Lu, antes de leer el texto a pié de foto.
Un abrazo, amigo Carlos.
Nuevamente una gran Bolsa. Mucha info de personalidades conocidas y otras que tuve que ir a ver quiénes son o han sido. Gracias por desasnarme.
ResponderEliminarDesconocía el caso de Lu, qué terrible.
Abrazazo
Bukowski :D
ResponderEliminarComo siempre, un placer leer esta bolsa de gatos.
Abrazo, Carlos.