1020. “Ya les hemos presentado a Gerardo Deniz.
Hace dos años lo entrevistamos para nuestro número de la Ciencia Extraña, pero
ahora es momento de celebrar su cumpleaños número 80. Él es uno de nuestros
poetas consentidos, porque a él no le importan los temas obesos de la poesía
como el amor, la muerte ni esas chorradas. Él escribe de travesuras, del
fastidio del trabajo, de calles, pelas, seres mitológicos, música,
distracciones, momentos históricos más o menos vergonzosos, desvelos, vino,
nenas, nenes y, lo que no es menos importante: de gatos. Más que escribir de
ellos, los entiende. O quizás los gatos son tan listos que saben que para
conquistar al mundo primero tienen que apoderarse del lenguaje, y por lo tanto
de los poetas verdaderos como Deniz, T.S. Eliot, Borges, Margaret Atwood, Patti
Smith… ¡Feliz cumpleaños, Gerardo Deniz! Porque en sus poemas, más que escribir
de gatos, los entiende.” (Fragmento de la nota de la poeta gatera Xitlalitl Rodríguez
Mendoza del 14 de agosto de 2014 en vice.com para celebrar el 80 cumpleaños del
escritor mexicano de origen español Juan Almela más popularmente conocido como
Gerardo Deniz)
1019. «¿Sabías que la creencia de que los gatos
tienen varias vidas procede del Antiguo Egipto? Según la mitología egipcia el
Dios solar Atum formó junto a las deidades Shu, Tefnut, Nut, Geb, Isis, Osiris,
Neftis y Seth la llamada “Enéada”, también conocida como “los nueve”. Atum tomó
forma de gato para viajar a los inframundos dotándose de nueve vidas, una por cada
divinidad. El hecho de que el gato fuese considerado sagrado en el Antiguo
Egipto y la habilidad del mismo para
esquivar la muerte propició la creencia de que estaban dotados de nueve vidas,
como referencia a Atum. Este número sigue utilizándose en muchísimos lugares
(entre ellos los países anglosajones) pero a nosotros nos llegó como que el
gato tiene siete vidas debido a la simbología que tiene en nuestra cultura el
número 7 y que ha acabado aplicándose para infinidad de cuestiones: la
superstición de los siete años de mala suerte si se rompe un espejo, las notas
musicales, los pecados capitales, los brazos del candelabro Judío, los chakras,
los arcángeles…» (Imagen del sarcófago del gato que fue mascota del príncipe
Tutmosis, hijo del faraón Amenhotep III. Encontrado en
http://nuncajamascocker.blogspot.com)
1018. “Los gatos nunca me dan la sensación de
dormirse ante el peligro / Donde haya carne o líquido y lento sudor / Se tragan
la voluntad de la Palabra / Qué culpa tengo yo de este sueño que se origina
antes de mí / Ante la duda de saber qué sonrisa me hizo / Los gatos musculosos
me acechan queriéndome sin ropas y con frío en sus tejados / Escribiendo sobre
cosas felinas confusas / Imitando sin dibujar sus saltos / “en los que la
locura duerme íntegra y sin resquicios…” (Poema de la malograda poeta brasilera
Ana Cristina Cesar)
1017. “En la película estrenada en 2012 ‘Out-Takes
from the Life of a Happy Man’ (Tomas descartadas de la vida de un hombre
feliz), compuesta por breves tomas rodadas entre 1960 y 2000, se ve el piso en
el SoHo de Manhattan donde el cinesta vanguardsta Jonas Mekas vivió junto a su
familia integrada por su esposa Hollis Melton, sus hijos Oona y Sebastian, y
sus muchos gatos y muchísimas plantas, y todavía más libros y pilas de latas de
películas. La cámara de Mekas filma a sus hijos a contraluz, a sus gatos brincando
entre los rayos de luz que se filtran por las ventanas, a su mujer sonriendo…”
(https://gatosyrespeto.org/)
1016. “Atrás quedaron los sonidos de los landós
que pasaban / los gatos en el cobertizo / los cipreses meciéndose suavemente a
mediodía / las ventanas francesas abiertas / las telarañas en las ramas / el
cielo nunca tan azul / también los días de calor agobiante / incluso el más
leve de los parpadeos / las potrancas dirigiéndose al establo mientras el
crepúsculo descendía /esas tardes claras y templadas / el salón lleno de
charlas entre amigos / acostarse temprano / el abrazo y el beso en la frente /
un prado con la hierba alta atrapado en una brisa aislada / esas noches solo en
la cocina / los lejanos paseos hacia el otoño…” “Alphonse de Lamartine regresa
a la casa familiar después de más de dos décadas”, poema de Gerard Malanga,
poeta y fotógrafo norteamericano, gatófilo asistente de Andy Warhol en The
Factory en los 60’s)
1015. En https://runrun.es/ Rafael Cadenas,
ganador del Premio Cervantes 2022, contestó a la pregunta ¿Qué es para usted la
poesía?: “Como la vida. La encuentro de mañana cuando estoy al sol o cuando veo
a mi gata a mi lado o a las bellas mujeres en el mercado, o a los niños de tres
o cuatro años que siempre me conmueven, sobre todo cuando me miran o sonríen o
me saludan. La poesía como escritura tiene que ver con el intelecto en el
sentido antiguo de esta palabra, como traducción de «nous», que tiene muchos
significados, pero me gusta el de espíritu. Imagínate que el libro de términos
griegos en filosofía le dedica dos páginas. Al cabo llegamos a lo que dicen los
poetas: la poesía es indefinible, como la existencia misma.”
1014. Cierta vez Jânio Quadros, Presidente de
Brasil, de visita en casa del escritor y diplomático João Guimarães Rosa,
preguntó al ver la sala principal llena de gatos: “¿Por qué tenés tantos gatos?
Normalmente la gente prefiere a los perros” a lo que de inmediato Guimarães
Rosa respondió: “Porque los gatos son mucho más sinceros. Los perros, en
cambio, se parecen a algunos diplomáticos y mueven la cola sumisos ante
cualquier autoridad”.
1013. En su inclasificable libro “1913”, editado
por Salamandra con la traducción al español de Paula Aguiriano, el escritor
alemán Florian Illies traza un mosaico de anécdotas protagonizadas por las más
importantes personalidades de la imponente cultura europea de entonces (Proust,
Stravinsky, Kafka, Joyce, Musil, Rilke, Walser, Mann, Wittgenstein, Picasso,
Braque, Schmitt, Jünger, Schönberg y tantos más) donde destaca la escena de una
curiosa gata colándose y arreglándoselas para hacerse un hueco en el
sancta-sanctorum de Sigmund Freud. “Una gata se cuela en el número 19 de la
vienesa Berggasse donde Freud tenía su despacho, sitio donde además solía
reunirse la Sociedad de los Miércoles. Se trata de la segunda visita femenina sorpresa
en muy poco tiempo: a finales de otoño la poeta y musa Lou Andreas-Salomé se
unió a la reunión de caballeros, que en un primer momento la miraron con recelo
y más tarde la idolatraron sin reservas, y tras ella, célebre autora de varios
libros sobre la inteligencia y el erotismo antes de ser introducida en el
psicoanálisis por el mismísimo maestro allí presente, se coló una gata que en
seguida fue a pasearse entre el legendario diván y las esculturas y
antigüedades que apasionaban a Freud, quien al principio se enojó, él era más
de los perros, aunque de pronto, viendo la curiosidad que demostraba la gata
entre las vasijas griegas y relieves romanos se enterneció y pidió que le
dieran un poco de leche, pese a lo cual la gata siguió mirándolo con cierta
desconfianza, tal como Lou Andreas-Salomé cuenta: «A pesar del cariño y creciente
admiración que él le profesaba la gata no parecía apercibirse de ello,
limitándose a clavarle las frías pupilas oblicuas de sus verdes ojos como si fuese
un objeto cualquiera; si él quería obtener de ella algo más que su ronroneo
egoísta, narcisista, debía bajar el pie que tenía cómodamente apoyado en el
diván y captar su atención hechizándola con ingeniosos movimientos de la punta
de su bota.» A partir de entonces la gata fue admitida semana tras semana en la
reunión y, cuando empezó a sufrir achaques, incluso se le permitió tumbarse en
el diván de Freud. Luego pasó a la historia como la gata que sedujo a Sigmund
Freud. (Ilustración de Maria Luziano)
1012. “Mi familia vivía en un barrio céntrico de
Valencia. Recuerdo cierta ocasión, siendo muy pequeña, en la que me cogí un
berrinche tremendo con una gata que había abandonado a su gatito. No sabía por
qué lo había hecho puesto que el pequeño estaba enfermo, e hice bajar a mi
madre a la obra en donde se encontraba el gatito, pero el pobre no vivió mucho.
Quizás fue en ese momento cuando supe que amaba a los gatos, y que tenía que
dedicarles mi atención y cuidados. Desde esa época siempre fueron mi locura los
gatos, soñaba con ellos, hacía redacciones sobre gatos, a los Reyes Magos les
pedía gatos. Por las noches, cuando rezaba con mi abuela, le daba las gracias a
Dios y mi abuela me decía ‘pide salud’ y yo le pedía gatos”, le contó la
escritora española Luz Gabaldón a Cat&Dog Tank en una entrevista.
1011. En 2009 Iris Grace Halmshaw era una niña a
simple vista saludable. Quienes la veían jugar con Thula, su gata, no sabían
que entre ambas existía una relación diferente; tampoco siquiera sospechaban
que Iris era autista y que su conexión con el mundo exterior se la debía a su
inseparable gata, que fue quien incluso la estimuló para que Iris empezara a
hablar y para que entrara a la bañadera, lo cual le provocaba un pánico incomprensible
para sus padres. Iris vivía en su acogedora casa en Market Harborough,
Leicestershire en Reino Unido donde jugaba, nadaba, andaba en bicicleta y
pintaba junto a su gata. Antes de que Thula apareciera en su vida la habilidad
pictórica de Iris se mostró tan evidente que Arabella Carter-Johnson, su madre,
le compró todos los materiales para animarla a pintar, de ahí que muy pronto
las pinturas de Iris se exhibieron y empezaron a venderse en las redes sociales,
y fueron los seguidores de Iris en los Estados Unidos quienes le insistieron a
Arabella que consiguiera un gato de raza MaineCoon para que le hiciera compañía
a su pequeña hija. "Thula desde el primer momento fue algo más que un
animal en la vida de Iris, estuvo a su lado desde el primer día y durmió en sus
brazos desde la primera noche como su ángel guardián. Si Iris se abstrae, Thula
sabe de inmediato qué debe hacer y le lleva con la boca un pequeño juguete y se
lo deja al lado. Cuando los médicos nos diagnosticaron que Iris tenía autismo
severo, dijeron que quizá nunca hablaría, que tal vez nunca tendría posibilidades
de desarrollar relaciones con otros niños... pero cuando trajimos a Thula todo
cambió" concluyó Arabella Carter-Johnson en una entrevista emitida hace
unos años por la BBC.
Curiosas narraciones gatunas, Carlos. La última me ha resultado muy ilustrativa.
ResponderEliminarFeliz finde.
Besicos muchos.
Muchas gracias, Nani, entrañable historia has destacado...
EliminarAbrazos y besos amiga.
Muy cierto amigo, aunque nosotros solemos decir que el gato tiene siete vidas, para los egipcios eran nueve. No sé si sabrás que en Egipto han encontrado hace muy poco un gran enterramiento de animales momificados de los cuales existe una enorme cantidad de gatos.
ResponderEliminarNo conocía ese buen poema de Ana Cristina Cesar, y buen poema también el de Gerad Malanga.
Gran respuesta también la de Cárdenas a la pregunta ¿Qué es para usted la poesía?
Ciertamente, esa bolsa gatuna toda es muy buena y con gran encanto amigo y por lo que veo ya suma 1020 gateríos importantes, amigo Carlos. Deberías plantearte recopilar toda esa información para un libro.
Me gusta tu nueva imagen con el gatito/ta.
Siempre un placer leerte estimado amigo y poeta.
Un fuerte abrazo y te deseo un feliz fin de semana.
Muchas gracias siempre por tu constante aliento e inspiración, Juan amigo... Respecto del gran enterramiento de gatos en el antiguo Egipto tengo programada una entrada a futuro, muchas gracias por apuntarlo, y tambien por la idea de convertir la Bolsa de Gatos en libro... Sessy, mi gata, vive encima mío y yo encantado... Muchas gracias una vez más por tu concienzuda pormenorizada lectura, amigo.
ResponderEliminarAbrazo hasta el otro lado del atlántico.
Las lecturas de tu Bolsa de gatos, bien hablan de que los escritores son los que mejor se llevan con los gatos, Bukowsky quería reencarnar en un gato, dijo alguna vez que "Si tienes un centenar de gatos vivirás más que si tienes diez", Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarAsí debe ser el paraíso, un lugar donde vivir rodeada de gatos, dice una querida .amiga atea devota de Bukowski... Muchas gracias Tocayo amigo.
EliminarSiempre interesantes tus bolsas de gatos. Qué bonito el caso final, a las personas con autismo, el contacto con animales les hace mucho bien (y a los neurotípicos también).
ResponderEliminarBesos.
Exacto, amiga. Algo de eso le escribía recién a Lú. Los gatos (también los perros y no excluiría a casi ningún animal) conectan a otro nivel con pacientes de todo tipo.
EliminarAbrazo grande y un mimo para Nana.
Me sonreí hoy, con todo esto de los gatunos y las tantas formas de consideración que hacen sus dueños y lo que ha infundido en sus vidas, seguro llenando esos espacios que otra cosa no sabe hacer bien...cada quien tiene esa respuesta ...
ResponderEliminarHoy me sonrio, porque fuera de casa , en un repisero con plantas había un gato de esos castaños muy acurrucado, capeaba el temporal supongo, ya que hay una feroz temporal hace días por aquí y estos como son paseanderos salen a recorrer el barrio , además que en mi casa como no hay perros , nadie los molesta más que yo que ya sabes no soy querencia de gatos personalmente , pero los respeto como cualquier animalito , además que tengo en muy buen aprecio y estima la gata Guakolda de mi hermano.
Me llamó la atención sobre la niña autista en su conexión con su gato, me parece muy bueno, yo trabajo con niños autistas y es complejo llegar a ellos y que logren efectivamente socializar y todo lo demás que puedan lograr ,así que una estrategia que puede ser adecuada para algunos , se ve que es de gran valor.
Tengas una excelente semana.
Abrazos.
PD: Bueno al fin te se ve bien esa conexión tuya con los gatos, me di cuenta de esa linda foto.
Muchas gracias, Meulen, por tan bello comentario... prueba por favor contactando a los niños con autismo con los que trabajas con algún gato. Dicen que es suficiente con dejarlos solos: se comunican y conectan muy pronto. El caso de Iris Grace Halmshaw y Thula es famoso, hay material en youtube, y ha inspirado e influenciado a especialistas de todo el mundo.
EliminarAbrazo agradecido.
Como siempre, un placer venir husmear esta bolsa.
ResponderEliminarLas historias de Egipto y los gatos son para investigar por horas. Lo que me enteré en el gaterío 1019 es que de allí partió lo de las 9 vidas. No entendía que en diferentes países de Europa en vez de 7 dijeran que son 9. Ahora lo entiendo.
La historia de Thula, me ha impactado, creo que te lo he dicho ya.
Y sé que hay diferentes casos de niños y niñas con diversas problemáticas que han experimentado mejoría al contactarse con los michis. También los ancianos.
Bueno, yo creo que no importa la edad ni la patología, teniéndola o no, nada mas sanador que la compañía de un gatito o una gatita.
Gracias por esta nueva entrega de la siempre magnífica Bolsa de gatos.
Abrazo
Me encanta lo que aprendo haciendo el Gaterío, Lu. El caso de Iris y Thula lo conocía por haber visto el documental en algún canal de cable, pero lo que señalás sobre las 7 o 9 vidas lo aprendí en ese sitio e inmediatamente lo subí.
EliminarVolviendo al caso de Iris y Thula: como bien decís no solamente a niños y ancianos contribuyen a estimular y sanar los gatos. En las pasadas entradas 963 y 964 subí el caso de la Dra. Nise da Silveira, una eminencia en psiquiatría, discípula de Jung, nada menos, que llamaba a los gatos "mis colegas terapeutas". Dejó varios estudios y hasta un libro con sus experiencias la doctora Nise, quien hacía convivenciar a los gatos con sus pacientes psiquátricos para estimularlos a vincularse mejor y más afectivamente con el entorno, para que no estuvieran encerrados en sí mismos y en sus dramas... Muy interesante historia la de esta doctora brasilera que hasta mereció una estatua emplazada en Maceió.
Abrazo gigante, amiga, te sé de mi misma religión gatuna.
Estupenda recopilación; una vez más nos amplías el apasionante mundo de los gatos con verdaderos amantes de los felinos.
ResponderEliminarDestaco esta frase:
"la poesía es indefinible, como la existencia misma." Los gatos nos enseñan poesía.
Hay un autor que me encanta, muy conocido aquí en España: Ramiro Calle. Ha escrito un libro: Lo que me enseñó mi gata Emile.
Te dejo la entrevista, por si te interesa profundizar. Es un hombre excepcional.
https://www.youtube.com/watch?v=-zgc955Ynw4&ab_channel=Amanaturis
Un fuerte abrazo y una caricia a tu gatita (¡qué bonita la foto de tu perfil con ella!)
Genial, Volarela, agradecido, no sólo lo he leído, preciosa lectura, lo tengo programado a Ramiro para julio o agosto, ahora no recuerdo bien.
ResponderEliminarMuchas gracias siempre generosa, amiga, también de parte de Sessy, mi radiante gajo de luna.
Abrazo de corazón.
Qué bien!! Estaré atenta...
EliminarYa me llega vuestra luz !☀️🌛
Te cuento también que descubrí que ya lo había subido a Ramiro Calle al Gaterío. Fue en junio de 2020 en la entrada 771. La próxima será en julio proximo.
EliminarMuchas gracias de nuevo, Volarela amiga. Abrazos y más abrazos.
El poema de Gerard Malanga me ha tocado al fibra, Carlos.
ResponderEliminarMuy interesante siempre la Bolsa de gatos.
Las historias de la gata de Sigmund Freud, y la última, me gustaron especialmente.
Abrazo.
Desconocía la historia de la gata que sedujo a Freud (él era más de los perros) y en principio no me la creí, pero cuando la encontré referida en un texto de esa gran mujer que fue Lou Andreas-Salomé (como sabés poeta y musa de Rilke, Nietzsche y otros) me pareció inobjetable.
ResponderEliminarMalanga ingresó al séquito de Warholl sólo cuando pudo probar de manera fehaciente que amaba a los gatos. De otra manera Andy no te consideraba de confianza.
La historia de Iris y Grace fue y aún es inspiradora para tantos padres. Tengo unos amigos cuyo hijo autista comenzó a tener grandes progresos desde que le regalaron un gato británico...
Muchas gracias, gatuna amiga, tantas como abrazos.
Maravillosas historias de los gatos Carlos, me fascinan, abrazo para ti
ResponderEliminarMuchísimas gracias gatuna amiga Poeta!!
EliminarUna sola cosa entre toda la bolsa me comentaste en el café-restaurante de Caballito: lo de los gatos en Egipto.
ResponderEliminarBueno, ya es hora de que volvamos a tomar un café por ahí. A ver cuándo se da, amigazo
Abrazos
Yo como ahora soy perruna... poco puedo añadir aquí... jajaja
ResponderEliminarBesos.