viernes, 1 de enero de 2016

Bolsa de Gatos 121/130



130. El compositor francés Henri Sauguet tuvo gatos toda su vida, pero hubo uno en especial, uno de angora blanco y gris, el inolvidable Cody, que no podía disimular el placer que le causaba la música. “Le gustaban particularmente las obras para piano de Debussy como « Cortège » de la Petite Suite. Ya las primeras dulces notas causaban en él un efecto extraordinario. Se enrollaba sobre la alfombra gimiendo de placer, saltaba sobre el piano, pasaba luego a mis rodillas, me lamía las manos, se restregaba en mí mientras desgranaba las encantadoras terceras. Mi amado Cody, su recuerdo vive en mí a cada instante y no interpreto ni escucho jamás sus partituras predilectas sin sentir que su leve y tierno espíritu vuelve a ronronear a mi lado”. 




129. Chris Marker o Christian François Bouche-Villeneuve (1921-2012), escritor, fotógrafo y director de cine francés al que se le atribuye la invención del documental subjetivo, dijo en uno de sus últimos reportajes: “De haber vivido un tiempo más pacífico me hubiera dedicado a filmar lo que más amo: las mujeres y los gatos”. 




128. “Separada de su marido, María Zambrano agarró sus gatos y se fue al París de posguerra, en donde se reencontró con su hermana ya medio loca luego de ser torturada por los nazis. Al poco tiempo conoció a Albert Camus, también amante de los gatos y quien llevaría a la editorial Gallimard ‘El Hombre y lo divino’, una de sus obras de cabecera y de la cual llevaba una copia en la guantera de su coche cuando se mató en 1960. Años después se trasladaría a Roma, siempre con sus gatos, y más tarde a Suiza, en donde debieron socorrerla económicamente sus amigos, entre ellos Julio Cortázar, otro enamorado de los gatos…” comenta en su blog el escritor y crítico literario David López. 




127. Samuel Beckett con su gato Murphy y su perro Watt, nombres de dos de sus novelas, escritas respectivamente en 1938 y 1945. Su amigo James Joyce alguna vez declaró que había leído “Murphy” con deleite, como acariciando a su gato. Por eso Beckett decidió llamar así al suyo en tanto que el nombre “Watt” provino de su novela cómica, escrita mientras permaneció en la clandestinidad perseguido por los nazis, experiencia que le resultó muy graciosa y divertida. 



126. Aubrey Beardsley era loco también por los gatos. Una de sus obras más reconocidas (protagonizadas por gatos) es “El Gato Negro de Edgar Allan Poe”. 




125. El 12 de marzo pasado, en el entierro del escritor británico de ciencia ficción Terry Pratchett, su editor, Larry Finlay, lo despidió sin grandilocuencias: “Terry murió como quería, en su hogar, en su cama junto a sus gatos y rodeado de su familia”.




124. “Para mí siempre fue importante elegir los nombres de mis gatos. Por mencionar algunos: Louise era mi nombre en ‘Pocketful of Miracles’, mi primer trabajo actoral en cine. Ariel se llamó mi personaje en ‘Grumpy Old Men’, a uno le puse Harley por mi pasión por las motos de gran cilindrada, en la remake de ‘A Streetcar Named Desire’ hice de Blanche, mi dulce amigo Dean Martin me llamaba Sweet Thing, Bobbie fue mi personaje en ‘Carnal Knowledge’, Kit fue por 'Kitten with a Whip', Jezebel por mi papel en ‘The Cheap Detective’, a Rusty lo bauticé así luego de 'Viva Las Vegas', Birdie fue por ‘Bye, Bye, Birdie’ y Tommy, obvio, por la película de Ken Russell”, recuerda Ann-Margret, actriz que siempre se asumió como “una loca enamorada de los gatos”.




123. Freyja, la diosa del amor, la fertilidad y la belleza en la mitología nórdica, en su carruaje tirado por gatos (los skogkatt de los bosques noruegos) recorriendo el cielo escoltada por sus querubines. (Obra de Nils Johan Olsson Blommér, 1816–1853)




122. T.S. Eliot tuvo muchos gatos, pero a algunos, para darles nombre, necesitó semanas. Noilly Prat, Tantomile, Wiscus, Pattipaws o George Pushdragon fueron algunos de ellos. Como escribió en un poema: “Un gato necesita que su nombre sea suyo / un nombre definitivamente peculiar y conspicuo / o cómo podría si no alzar su rabo oblicuo / y atusar sus bigotes y contemplarte con orgullo?” (En la foto, mirando algún punto invisible del aire, bella y orgullosa de su nombre y sus bigotes, Oops, la gata de Ning Jie, autora de meponedelosnervios.blogspot.com.ar)




121. En la primera nota aparecida en un diario sobre Elvis Presley, por ese entonces apodado ‘El Gato Hillbilly', el reportero señaló: “El Bon Air Club de Memphis ardió esa noche como un fuego que se propagaría por todos los estados del sur. Elvis tiene un ritmo frenético, se mueve como un gato y su actitud es lasciva y arisca como la de un gato. Una voz surgió en un momento entre el público ‘parece un gato montés’, otra acotó ‘y uno bien negro’ y una tercera gruñó ‘sí, un negrata blanco’. La excitación era descomunal, Elvis se contoneaba en el escenario y las chicas en la pista lloriqueaban histéricas y chillaban como gatos…”


2 comentarios:

  1. Entrañables, por diferentes motivos, la 128 y la 130. Cody tiene algo de humano en la mirada, o en el gesto.
    Y luego la gata de Ning, que tiene una cara de viva y lista que no se puede aguantar.

    ResponderEliminar
  2. Cody enamora con esa mirada. Ni Charles Le Brun, el de la entrada 95, con su estudio de las fisonomías gatuna y humana, la hubiera logrado.

    Oops es bella como ella sola. Como le dije a Ning (y lo digo pese a que reconozco que no soy objetivo) hasta el momento no conocí gato feo.

    ResponderEliminar