domingo, 10 de agosto de 2025

Chöka a la Poesía

 




Es Poesía
Aquello que aúna
Voz y mirada
Detecciones, diría
Palabras, imágenes
Instantáneas
Voces que delinean
Miradas que declaman

 

lunes, 4 de agosto de 2025

Tranqui ---

 



 

Tranqui, si tenés sensibilidad
Siempre tu maestro será el error
De modo que equivocate tranquilo
Toma los atajos que quieras, o no
Perdete de vez en cuando
Mal no te va a venir reencontrar…
Pero eso sí, despeja tus sentidos
“Así como la luz suele cegar
También enciende la oscuridad”
Insisto, tu sensibilidad
Va a enseñarte a cada paso
Como sea, de infinidad de maneras
Que por el mismo camino que vas
Viene a vos tu destino…
Tranqui, por si te querés desviar


Bolsa de Gatos 1271/1280

 




1280. «Les he observado mucho y he también comprobado el increíble dandismo del gato, que sólo quiere estar limpio, componer buenas figuras y que le dejen en paz. El gato no quiere a nadie y me apasiona [...] El gato parece todo menos un analfabeto. Tiene aspecto de estar de vuelta, de habérselo leído todo hace mucho tiempo [...] Escribir en la intimidad, con la noche fuera, furiosa, y unos gatos cerca. No creo que ni en Ámsterdam ni en el universo haya mayores fórmulas de felicidad.» (Pasajes de “Diario de un escritor burgués” de Francisco Umbral, en la foto con su gato Ramón, por ‘Gómez de la Serna’, claro)





1279. Para el Budismo el gato representa la dimensión espiritual, por lo cual se promovía en antiguos ritos que los difuntos fuesen enterrados junto a un gato vivo pero con un ingrediente extra: a la tumba se le añadía un agujero para que pudiesen escapar; así, cuando el felino emergía del sepulcro, se consideraba que el alma del muerto ya estaba fusionada con la del gato. No obstante, en el mismo mundo budista se considera al gato como un ser insolente, pues junto a la serpiente, fueron los únicos del reino animal que no se conmovieron ante la muerte de Buddha. Todo esto nos conecta con una de las novelas más celebradas y magistrales de Yukio Mishima, “El Pabellón de oro”, la cual narra el desenlace trágico de un templo quemado por un monje budista, libro que de forma muy poética y visceral discurre sobre el significado de la fealdad y la belleza. La novela reproduce un famoso Koan (forma breve similar a la parábola que sintetiza una paradoja y una moraleja) el cual es considerado en el mundo búdico como una de los más complejos y que alude a Nansen matando a un gato, además de ser tan breve que podemos citarlo completamente: «Un día un gato entró a un templo. Provocó tal interés entre los monjes que, de inmediato, comenzaron a disputárselo. El maestro Nansen decidió arreglar la cuestión, separó a los monjes, tomó al gato y le acercó una hoz. «Si alguno de ustedes da una buena respuesta, pueden salvar al gato» —les dijo.  Como ninguno de los monjes habló, Nansen mató al gato. Más tarde Joshu —el primer discípulo— volvió y Nansen le contó lo que había pasado. Joshu se quitó las sandalias, las puso sobre su cabeza y se fue. Nansen se quedó pensando que, de haber estado ahí en el momento del juicio, Joshu hubiera salvado al gato. » (Artículo encontrado en https://ellectorestepario.blogspot.com/- En la foto, un Yukio muy joven, siempre con gatos)





1278. Gabriela Mistral amó tanto a sus gatos que una vez en pleno frenesí gatuno  confesó su íntimo sentimiento: “Tener gatos debiera ser una obligación en esta sociedad”. El más popular de sus michis fue su siamés Jazmín, al que apodaba «generalito». En una esquela escrita el 29 de julio de 1954, desbordada de ternura, podemos dimensionar el estado que exteriorizaba por su siamés, tratándolo como a su hijo: «¡Ah! Hijo mío, acabo de tirar la última caja de cartón con la que juegas y estoy comenzando a pensar que soy humana.»





1277. Room 8 fue un gato de la zona de Echo Park, California, que una vez entró deambulando como si nada en un aula en 1952 en la Escuela Primaria Elysian Heights de dicho vecindario y allí se quedó. La historia cuenta que a partir de entonces vivía en la escuela durante el año escolar y desaparecía durante los veranos para regresar al reanudarse las clases. Esta rutina continuó sin interrupción hasta mediados de la década del 60 y se hizo famosa, al punto que los canales de noticias enviaban sus cámaras a principios de año esperando el regreso del gato. Tan querido era Room 8 que llegó a recibir regalos y cartas de los estudiantes y vecinos, y hasta apareció en un documental titulado “Big Cat, Little Cat” y en el libro infantil “A Cat Called Room 8”. La revista Look publicó sobre él un artículo de tres páginas, “Room 8: The School Cat”, firmado por el fotógrafo Richard Hewett en noviembre de 1962, y Leo Kottke le compuso una canción instrumental titulada “Room 8” que incluyó en “Mudlark”, su álbum de 1971. Finalmente, cuando Room 8 falleció se había hecho tan querido que su obituario se publicó en los más importantes periódicos y los estudiantes recaudaron fondos para su lápida. Hoy está enterrado en el Parque Conmemorativo de Mascotas de Los Ángeles en Calabasas, California. 





1276. "Miss Mary", óleo y témpera sobre cartón y madera terciada, realizado en 1926 y expuesto en el Museo Leopold. La "Miss Mary" desnuda contempla satisfecha su propio reflejo en un pequeño espejo de mano. La observa una figura masculina, con los rasgos del artista autorretratándose, y también un gato siamés en el borde inferior de la representación. El felino no sólo sirve como firma de Hanns Ludwig Katz ["Katz" significa "gato" en alemán] sino que simboliza además la vanidad del deseo femenino, con ciertas connotaciones libertinas. Dado que el encuentro entre artista y modelo sigue una tradición histórico-estilística, Katz incluyó deliberadamente referencias a la época en el moderno corte de pelo que nos muestra a una Miss Mary encarnando el tipo de ‘nueva mujer’ surgido en la década de 1920, aparte de la mirada claramente lasciva del artista, amante de los gatos, téngase incluso en cuenta. Katz, de ascendencia judía, se enfrentó a la prohibición de trabajar tras la llegada al poder de los nacionalsocialistas y fue sometido a vigilancia adicional debido a su interés en las políticas de izquierdas. Sus obras fueron consideradas ejemplos de "arte degenerado" y una de ellas se presentó en la exposición homónima de 1937. Katz finalmente emigró a Johannesburgo, Sudáfrica, en donde falleció en 1940.





1275. Natalia Oreiro cumplió 48 años el pasado lunes 19 de mayo y lo celebró de una manera distinta y muy emotiva. Como ella mismo contó a través de las redes sociales, adoptó a Milonga, una gata callejera que “los eligió”, según sus propias palabras. Tras la polémica que generó en las redes hace una semana por un clip que la tenía como protagonista en donde le rechazaba una foto a un fan, la actriz vivió un cumple en familia, con mucha alegría y un regalo muy especial. “Cumplí años y el regalo más lindo es esta gatita callejera. Le pusimos Milonga y no puede más de mimosa”. El nombre Milonga puede referirse al género musical folclórico de ritmo vivo, como así también al lugar donde se reúnen las personas para bailar tango, vals y milonga. Luego de compartir varias fotos y videos a modo de presentación, Natalia contó la historia de Milonga: “Después de un mes de preguntarnos si tendría familia, de alimentarla y cuidarla, hoy entendí que nos eligió. Bienvenida Milonga”. Natalia disfrutará ahora de una compañía especial junto a su marido Ricardo Mollo y su hijo Merlín Atahualpa. Milonga ya es parte de su familia.





1274. 1. Gato andino (Leopardus jacobita) fue descubierto en 1865 por Emil Lichtenstein. Vive entre los 3000 y 5000 metros de altura tud. Puede alcanzar hasta 60 cm el cuerpo y 45 cm la cola. 2. Gato herrumbroso (Prionailurus rubiginosus), quien primero lo registró fue Edward Turner Bennett en 1831. Vive en bosques húmedos y zonas rocosas de India y Sri Lanka. Es uno de los felinos más pequeños del planeta, con apenas 35 a 48 cm de largo. 3. Caracal (Caracal caracal) fue clasificado en 1776 por el naturalista alemán Johann von Schreber. Vive en África, Medio Oriente y Asia Central. Puede medir hasta 1 metro su cuerpo sin la cola y pesar hasta 20 kg. 4. Yaguarundí (Herpailurus yagouaroundi) fue descripto en 1803 por el naturalista francés Étienne Geoffroy Saint-Hilaire. Vive entre México y el norte de Argentina. Tiene cuerpo alargado y pelaje uniforme, alcanzando un tamaño de 65 a 85 cm más una cola de 30 a 50 cm. 5. Gato de cabeza plana (Prionailurus planiceps) fue visto por primera vez en 1827 por Nicholas Aylward Vigors y Thomas Horsfield. Vive en el sudeste asiático, puntualmente en Tailandia, Borneo y Sumatra. Es un felino semiacuático que puede medir hasta 50 cm, con una cabeza inusualmente aplanada y hocico corto. 6. Gato dorado asiático (Catopuma temminckii) Fue anotado en 1827 por el zoólogo Nicholas Aylward Vigors, en honor al naturalista holandés Coenraad Temminck. Vive en el sudeste asiático, desde Nepal hasta Sumatra. Puede llegar a medir hasta 1 metro de largo. 7. Tigrillo o margay (Leopardus wiedii) fue avistado en 1821 por Heinrich Rudolf Schinz. Vive en las selvas tropicales de América Central y Sudamérica.  Mide entre 45 y 80 cm y su cola es larga. 8. Manul o gato de Pallas (Otocolobus manul), quien lo clasificó en 1776 fue Peter Simon Pallas, quien lo estudió en sus expediciones por Asia Central. Vive en las estepas frías y montañosas de Mongolia, Rusia y el Himalaya. Mide unos 50-65 cm con una cola gruesa de hasta 30 cm. 9. Gato serval (Leptailurus serval) fue registrado por Von Schreber en 1758. Se mueve por el África subsahariana, Puede medir hasta 100 cm de largo y es famoso por sus largas patas y saltos singulares. (Gatos Salvajes)





1273. “El día de ayer te despedimos y fue uno de los más difíciles y tristes de mi vida. Fuiste mi primer gato, nuestra inspiración para dar pie a nuestro  emprendimiento, fuiste la llave para rescatar a muchos gatitos de la calle y la alegría en mi familia. Estoy segura de que por tí yo jamás volví a ser la misma. Gracias por todas las risas que me diste, por cada ronroneo, por enseñarme a quererte, por todo tu amor, tu lealtad y la serenidad con que tomabas la vida. No sé cuántas vidas me faltan, pero en cada una de ellas espero encontrarme contigo. Pispita 2010-2025 - PD. A Pispita la adoptamos cuando tenía año y medio de edad, la recogimos de la calle y venía preñada sin nosotros saberlo, éramos ignorantes en el mundo felino. Tristemente, por eso no tenemos fotos de cuando era bebé.” (Encontrarlo en la cuenta Pispita Shop de Facebook fue para mí pura emoción)





1272. “The Private Life of a Cat” (La vida privada de una gata) es un documental mudo que incluso ni música tiene, una pequeña obra de arte con tiernos momentos y otros muy cómicos. Los protagonistas son: Él, un gato blanco, y Ella, una gata atigrada que debió tener algún antepasado persa. El documental dura exactamente 22 minutos en los que vemos la relación entre Él y Ella, el nacimiento de cinco gatitos (4 blancos y un atigrado) en primerísimos planos, cómo los cuida Ella y la curiosidad de Él. En un momento dado, Ella decide transportar a los gatitos desde la caja donde nacieron hasta una chimenea que no se usa y sólo sirve de decoración. Durante el traslado, Él observa todo desde el sofá, intrigadísimo, pero sin ayudar. Poco después en las acciones, aunque debieron pasar ya unos días, Él enseña a los gatitos a trepar, y como siempre pasa en cualquier camada se ve que hay uno o dos más listos que los demás. Ella contempla las lecciones de Él a una cierta distancia, casi podría decirse que con orgullo. El documental aparece dirigido por Alexander «Sasha» Hamid, que efectivamente la rodó y se ocupó del montaje final, pero quien lo planificó y produjo fue su mujer, Maya Deren, una obsesa amante de los gatos, poeta, ensayista y cineasta vanguardista. Se rodó en 1944 en Nueva York, en el piso donde vivían Maya y Alexander rodeados de gatos, tal cual el sueño que toda la vida tuvo Maya. En los 22 minutos del documental hay poquísimos carteles, aparte de los títulos identificatorios para Él y Ella, en los que podemos leer «Al cabo de dos meses», «Ella empieza a buscar un lugar para la familia», «¡Cinco! Ahora la familia necesita comida y descanso», «Al cabo de dos semanas» y finalmente «Un sitio mejor para aprender a andar», más el The End del documental. 





1271. Maya Deren, su verdadero nombre fue Eleanora Derenkowsky, nació en Kiev, Ucrania, el 29 de abril de 1917, hija única de Marie Fiedler y Solomon David Derenkowsky, quien le enseñaría desde muy niña la pasión por los gatos. En la foto vemos a Maya a los 9 años con un gato en brazos. La familia emigraría pronto a los Estados Unidos, en 1922, y a poco de llegar, el padre acortó el apellido a Deren y se afincaron en el estado de Nueva York, más precisamente en Siracusa, en cuya Universidad Maya estudiaría, a la par de comenzar a escribir sus primeros ensayos y poemas, hasta descubrir el cine y convertirse en una cineasta vanguardista creando, ante la falta de canales de distribución para sus películas experimentales, Creative Film Foundation, en Greenwich Village, donde vivió siempre junto a su marido Alexander «Sasha» Hamid, rodeados de gatos, en un ambiente frecuentado por artistas, bohemios e intelectuales.


martes, 22 de julio de 2025

Casi tanka para quién sino vos ---

 





Fue en un sueño
Que encontré tu mirada
Desde entonces
Te busco por las calles
En cada rostro o metáfora


lunes, 14 de julio de 2025

Tôr' tanka ---

 




Se prende fuego
Crepuscular el cielo
Arden las nubes
Se trenzan como gatos
Violáceos, en celo




lunes, 7 de julio de 2025

Prólogo (inconcluso) que no fue ---

 




“Un poema empieza en realidad cuando termina” me salió decir intentando aludir a lo que sucede con un poema cuando, tras la lectura, sus versos continúan en uno, o en quien de inmediato los evoca o interpreta, haciendo de hecho una traducción de lo que acaba de leer. 


Se sabe, leer es traducir. La simple lectura cambia, mejora, redimensiona o desvirtúa en todo o en parte el propósito original del Poeta, y no está mal que así sea, ya que apenas un verso, una metáfora siquiera, puede servir como disparador de infinidad de significados y sentidos, incluso inextricables o hasta impensados. 


Suele suceder que uno pasa la página o cierra un ejemplar de un libro y empieza a paladear y a revisitar de memoria los ecos de los versos, oye resonar sus metáforas, las ve corporizarse y chisporrotear y hacerse nuevamente imagen, otra diferente probablemente, confirmando una vez más, como tantas veces antes, que vuelve a reanudarse ese proceso personal que tiene mucho de íntimo ritual en el que cada lector interviene con su mirada realizando su propia versión de lo que acaba de leer que no es sino una traducción de lo que quiso significar el poeta o escritor.


Toda lectura es inédita, además, ya que extrae de las palabras lo que aún tienen para decir, lo que se les quedó en la punta de la lengua sin poder expresar, como símbolos vivientes que son, efectivamente, las que inevitablemente serán traducidas por quienes eventualmente las lean, que ojalá sean muchos y exponencialmente las versionen de infinidad de maneras, en lo posible de las más diversas, lo que probará que cualquiera de ellas, de las palabras estoy hablando, son caleidoscópicas, casi origamis que desenvolviéndose generan otros puntos de vista, conceptos o propuestas a ser reformateadas o a transformarse, ya que lo escrito tras cada relectura tiende  a resignificarse en el lector, haciendo que la obra vuelva a empezar, puesto que corresponde al lector abrirle la jaula al libro o al poema y hacer una suelta de imágenes e ideas.


Porque el poeta es uno y el lector multitudinario, un poema está destinado a quitarle el sueño a quien lo lee para más tarde devolvérselo en una vigilia de atemporales irrefrenables versos y visiones en la que le dará forma en voz alta a todo lo que de ellos en su imaginacion o retina aún perdure, haciendo de este modo realidad el precepto: “Un poema empieza en realidad cuando termina”, lo cual lo define de hecho como algo inconcluso, teniendo en cuenta que restan conocer las traducciones y/o versiones que de dicho poema seguirá componiendo cada Poeta Lector…


martes, 1 de julio de 2025

Tanka personal ---

 





Nunca olvido
Que vivo jaqueado
Entre lo real
Haya o no ocurrido
Y lo que es impensado



Bolsa de Gatos 1261/1270

 



1270. Abandonada en el helado silencio del Ártico durante dos años, su único calor y consuelo fue su pequeño amigo felino. Esta es la conmovedora historia de cómo una joven inuit logró superar lo imposible. Ada Blackjack, ante la falta de trabajo y de toda idea de futuro para ella y su pequeño hijo enfermo, al que urgente necesitaba hacer tratar, se embarcó en una misión exploradora en 1921 sirviendo como costurera y en tareas de cocina y limpieza, como única mujer de la tripulación. Ada no era ni aventurera ni cazadora experta, sino apenas una mujer impulsada por su sueño de una vida mejor y un profundo amor maternal. La histórica misión, encabezada por Vilhjalmur Stefansson, tenía el ambicioso objetivo de sentar las bases para reclamar la isla Wrangel para Canadá. Pero cuando pasados los meses de peligros y vicisitudes las provisiones comenzaron a disminuir, los hombres en desesperada búsqueda de sustento se aventuraron a salir a los frágiles icebergs… para no volver jamás. Ada quedó sola junto al gato de abordo llamado Vic, un amoroso minimo que muy pronto se convertiría en su pequeño rayo de calor en esa vasta helada soledad a cientos de kilómetros de toda civilización. Con determinación y coraje, Ada se las rebuscó para manejar rifles y arpones para protegerse de los peligros que la rodeaban. Con bravura repelió la amenaza de los osos polares, persiguió y dio caza a los zorros con que se alimentaron ella y su gato en tan inhóspita inmensidad. Comió también focas junto al mar helado, siempre junto a Vic, guareciéndose en un rincón del barco, hasta que después de dos años ocurrió lo anhelado: la llegada del equipo de rescate que encontró a la joven mujer inuit que tuvo el coraje de desafiar a una muerte segura junto a su gato. El mundo ya casi ha olvidado esta increíble historia que afortunadamente aparece citada en varios libros en internet. Pero hoy aquí, con admiración y respeto queremos recordar a Ada Blackjack y su gato Vic, personajes de leyenda y testimonio de resistencia inquebrantable ante la adversidad.




1269. “En mi vida tuve toda clase de animales, pero amo a los gatos en especial, y más si son negros. Igual debo admitir que no me dan respiro, concentran toda mi atención con sus demandas constantes, para que les dé su alimento, para jugar o para echarnos toda una tarde en un sillón a retorzar y ronronear. Me hipnotizan y siento que la realidad pasa a mi alrededor sin que pueda yo reaccionar. No es que tenga cara de estúpido, es que me tienen estúpido, ¿entiendes lo que digo? Son absolutamente fascinantes”, aseguró en una entrevista Ron Pearlman cuando le preguntaron si le gustaban los gatos.




1268. Instantáneas gatunas - En medio de la destrucción en Gaza alguien alimenta a los gatos que también mueren y sufren entre los escombros y bombardeos de un inhumano demencial conflicto de nunca acabar.




1267. Henriëtte Ronner-Knip (1821-1909) fue una pintora holandesa reconocida por su excepcional capacidad para capturar la gracia y el encanto de los animales, especialmente los gatos. Nacida en Ámsterdam, comenzó su formación artística a una edad temprana, estudiando con su madre, la consumada pintora y miniaturista Sophia Schelling. La precoz exposición de Henriëtte con el mundo del arte sentó las bases de lo que se convertiría en una carrera prolífica, especialmente en el género de la pintura de gatos. Las obras de Ronner-Knip a menudo los representaban en entornos íntimos y entrañables, mostrando no sólo su destreza técnica sino también su profunda entrañable pasión por las criaturas que pintaba. Su amor por los gatos, en particular, se convirtió en un sello distintivo de su trabajo, y se hizo ampliamente famosa por decenas de tiernas y realistas representaciones de ellos. Una de sus pinturas más famosas, "Un interludio musical", captura la naturaleza juguetona de los gatitos mientras exploran con curiosidad un arpa antigua. Esta escena, aunque caprichosa, demuestra la aguda observación de la artista y su capacidad para infundir personalidad, calidez y expresividad a sus modelos gatunos.




1266. Salvador Dalí amaba a los gatos, aunque eligió como compañero peludo a un ocelote muchas veces confundido con un jaguar enano, al que llamó Babou, y era de llevarlo con una cadena de oro a todos lados que lo invitaran, eventos y recepciones, restaurantes importantes, cruceros exclusivos o grandes hoteles, lugares de los que se recabaron decenas de anécdotas sobre el felino desgarrando juguetón muebles y cortinas, asustando a bellas modelos, huéspedes y pasajeros o correteando por pasillos siendo perseguido por el genial surrealista español mientras se desgañitaba explicando: “es un gato doméstico común con aspecto de leopardo; yo mismo le he pintado su pelaje para resaltar su imponente personalidad. Sabrán disculpar, damas y caballeros.”




1265. Los gatos fueron sagrados en el antiguo Egipto. Este sarcófago lo demuestra, y no se trata del sarcógafo del gato de un faraón sino de uno de los muchos que fueron encontrados momificados en recámaras de pirámides y tumbas dedicadas a ellos, como por ejemplo las de Saqqara, lugar de culto histórico. A través de los rayos X se puede ver la momia del gato venerado en la cultura y religión egipcia como representante de la diosa Bastet protectora del hogar, la felicidad y la fertilidad.



1264. Leo Forest, nacido en 1985, es un artista parisino, famoso por sus vibrantes diseños de animales, creados principalmente con dibujos a lápiz y carboncillo. Especializado en representaciones de gatos y otros felinos, Leo captura hábilmente la esencia de sus personajes, particularmente las garras extendidas, generando una ilusión de frenética armonía en movimiento en sus dibujos estáticos. Su maestría va más allá de una mera representación visual; sus expresiones y composiciones evocan experiencias sensoriales, trascendiendo las limitaciones de la imagen detenida.




1263. “Una vez rodé una película donde aparecía un gato. Al parecer mi compañera de reparto les tenía tirria a los gatos y para sacárselo de encima lo tiró al suelo de un manotazo. No vuelvas a tratar al gato con ese desprecio, le grité. ¡No tienes vergüenza! Es que no tolero a la gente que maltrata a los gatos, a ningún animal. Y además, soy muy gatunera”, declaró Karla Sofía Gascón, actriz española antes conocida como Juan Carlos Gascón Ruíz, en la antesala de los Premios Globos de Oro 2025 a los que estuvo nominada junto a Demi Moore, Zendaya y Amy Adams, entre otras renombradas actrices. (https://www.lavanguardia.com/)



1262. «Por la mañana temprano se despertó aún hecho una bola, con una pata agarrada al hocico que le daba calorcito y refugio.» “En todo lo que escribe May Sarton puede oírse su corazón latiendo” reseña sobre ‘El  señor peludo’ el Washington Post Book World. Esta encantadora historia, un clásico de la literatura gatuna, está basada en las aventuras reales de Tom Jones, el adorado gato de la escritora.. Antes de conocer a su dueña, Tom Jones era un gato callejero, salvaje e independiente que no tenía ni nombre. Pero un día, ya cansado de la vida de vagabundo, decidió renunciar a su libertad para probar de vivir en una casa. Luego de cierta búsqueda finalmente daría con una que le pareció aceptable, ya que le gustaban además las voces que provenían de allí. Entonces comenzó su transformación en un auténtico “señor peludo”. Este libro de May Sarton es una de las historias más tiernas que se han escrito acerca de las alegrías, emociones y situaciones de toda clase que implica compartir nuestra vida con un gato.



1261. «Como otros muchos escritores, desde Borges a Bradbury, pasando por Bukowski, Twain o las hermanas Brönte, May Sarton amaba a los gatos y escribió “El señor peludo” como homenaje a uno de ellos. ‘Es un clásico de la literatura de gatos, la historia se cuenta desde el punto de vista de este gato que no es otro que su amado gato’ dice la editora italiana Donatella Ianuzzi, afincada en España desde hace más de 20 años y al frente de su pequeña editorial Gallo Nero, quien se topó con la autora belga-estadounidense, compró tres de sus títulos para editarla y en definitiva para terminar agradeciéndole que la hiciera jugar en las grandes ligas en cuanto a ventas…» (Extractado de la nota de Paula Corroto para www.elconfidencial.com/)


lunes, 23 de junio de 2025

Ficción ---

 




Lo que sucede es ficción
Ya que es interpretado por cada uno a su manera
Ni mentira ni verdad
No puede ser juzgado en tales términos siquiera
Lo que ves nadie más lo ve como vos
Aunque no lo creas
Porque incluso lo que soñás
Tus fantasías o imaginación
Provienen de tus más recónditos prejuicios y deseos
De modo que ni lo real ni lo inventado ni lo infundado
Deja de ser algo intencionado
O construido, así lo entendés más claro
Para bien o para mal, da igual
Puesto que lo que sea que haya sido, ya no es
Recuerda que todo sucede siempre
Por primera y última vez
Una ficción tras otra, sucesivamente
Los hechos cada vez importan menos
Esto es así de incierto
Cualquiera puede estar o no en lo cierto
Sigue siendo ficción


lunes, 16 de junio de 2025

Incierto destino ---

 




A cada lectura
Un buen verso es una nueva exuberante versión
Que un mismo incierto destino comparte
Con cada una de las que lo precedieron…

 
Nada es más incierto que el destino de un buen verso
Y tanto que si llegás a leer dos veces el mismo
Puede que sea porque ya se volvió un desierto


lunes, 9 de junio de 2025

Dos haikus (sin fecha) en una servilleta de bar ---




(Obra de Jana Brike)

 

Salan mis labios
En carne viva tiemblan
Pétalos lilas


(Obra de Gustav Klimt)


Huye el tiempo
Rumor de hojarasca
Bajo sus pasos


domingo, 1 de junio de 2025

Antitanka (de alguna manera) ---

 


(The eye - design for Spellbound - Salvador Dalí, 1945)



Ciegas palabras
Que a tientas me llevan
A ningún lugar
Silencian mis miradas
Erran por ahí sin más



Bolsa de Gatos 1251/1260

 




1260. Banjo fue un siamés amigo del gran actor Anthony Perkins quien, en una entrevista, descarto de plano: “No soy insociable. La presión que vivo en mi trabajo no me deja mucho tiempo para sociabilizar o hacer otras amistades”, aunque enseguida admitió “tampoco considero que sean definitivamente necesarias ya que vivo muy bien rodeado de verdaderos confiables amigos, mis gatos.”





1259. “Por dentro las montañas se estremecen / Cualquier roca o  pensamiento / Una flor, una luz, un gato, una estrella / Un cuenco de arroz o una flecha / Déjalos fluir / Nada nunca deja de estremecerse” (Poema de Lenore Kandel (1932-2009), poeta de la beat generation y la contracultura hippie)





1258. Lo ames o lo odies al polémico Howard Stern debes saber que junto con su esposa Beth son amantes y protectores de los gatos en serio. Han criado ya a más de 1200 gatitos con necesidades especiales y les han dedicado un ala entera de su confortable residencia. En un día cualquiera promedio reciben como si nada a 20  gatos que les lleva la gente, encontrados en las calles o en los parques o debajo de los puentes. Howard ya sabemos es una existosísima personalidad por sus shows en la radio y televisión estadounidense. De modo que está siempre muy ocupado pero por celular supervisa las actividades de Beth, quien es la portavoz de “North Shore Animal League”, además de utilizar sus plataformas para abogar ante sus oyentes y espectadores por el rescate y la adopción de gatos, particularmente los gatos con discapacidades que desafortunadamente no son adoptados tan asiduamente y son en cambio sacrificados con demasiada frecuencia. Para adoptar (y esto es muy real) envíenles un correo electrónico a Howard Stern y a Beth a bethsternfosters@gmail.com y verán.





1257. "Me increpó un gato mientras comía un pedazo de pastel. Su pequeño hocico apareció repentinamente entre los arbustos y parecíamos los dos sorprendidos, por un momento. Era un gato robusto, de un color anaranjado descolorido, con las orejas masticadas y la mirada dura de viejo guerrero que sobrevivió a incontables batallas. Me miró de cerca y sin dudarlo empezó a lamerme la cara. No caigo aún de ese afecto repentino. Todavía tenía rebanadas de pastel de amapola en mis mejillas y mentón, pegoteadas entre mis lágrimas. Claramente estaba en eso, pero no me importaba. La sensación de esa cálida y áspera lengua en mi cara me trajo una sonrisa inesperada. Cerré los ojos y me di el gusto. En ese momento no me importó lo que había detrás de esos gestos. Lo que importaba era que una cara amistosa y una lengua cautelosa daban allí todas las apariencias de ternura y compasión. No necesitaba más para ser feliz. Cuando terminó de limpiarme me sentí mejor, como si el mundo de repente me volviera a ofrecer posibilidades y amistades que no podía ignorar. El gato me frotó ronroneando y traté de imitar su ronroneo. Ambos compartimos ese sonido reconfortante y él parecía entender. Saqué las sobras del pastel que tenía en mi bolsillo y se lo ofrecí. El gato olfateó interesado, puso su nariz en la mía y su cola rígida señaló su aprobación. Así me arrancó un poco de oreja con un mordiscón y fue en ese momento que me di cuenta: valía la pena vivir de nuevo. Unos minutos después, salí de mi choza, con las manos en los bolsillos silbando, con el gato siguiéndome fielmente. Siempre he pensado que si quieres ser amado verdaderamente mejor te guardes unas sobras de pastel entre tus cosas.” (Romain Gary, autor de la novela “Promesa al Amanecer” en la que se basó la película homónima dirigida por Jules Dassin y protagonizada por Charlotte Gainsbourg y Pierre Niney)





1256. Jim Davis es el creador de la historieta del gato perezoso amante de la lasagna que con el nombre de Garfield adquirió fama en 1978 y desde su aguda perspectiva felina discurrió de forma burlesca respecto de las más acuciantes problemáticas mundanas, diríamos, como la existencia de los días lunes o de las dietas, por ejemplo. Desde la tira de historieta Garfield luego eclosionaría en la televisión en 1982 con su programa “Aquí viene Garfield”, el que que se convertiría en 1988 en “Garfield y sus amigos”, instalándose definitivamente como personaje animado independientemente de las modas y tendencias del negocio televisivo.





1255. “La anécdota que más me impresionó de James Dean fue aquella en la que relató cómo se preparaba para sus respectivos papeles, cómo se mentalizaba tanto para subir a un escenario como para estar frente a la cámara. Fue cuando dijo que estudiar a los gatos lo ayudaba a relajarse y concentrarse. Para él, los gatos eran los animales más relajados. Exteriormente tranquilos pero, en su interior, pura energía, tensión, introspección, nervios y contemplación. De ahí que se proponía imitar los movimientos de los gatos, su parpadeo, por ejemplo. Los seres humanos parpadeamos rápidamente, los gatos lo hacen muy lentamente. Traté de poner algo de todo eso en mi Garfield”, dijo Jim Davis, creador del exitoso gato de historieta. (En la imagen vemos a James Dean con Louis XIV, el siamés del fotógrafo Sanford H. Roth, gato adorado por el actor)





1254. “No voy a dejar que la tristeza me venza. Anoto la frase con mi mejor caligrafía llena de arabescos en una tarjeta color hueso, poniendo especial atención a la letra Z, una criatura peligrosa. Dejo la nota sobre la mesa, apoyada contra el frutero frente al que desayuno cada día. Ahí descansa durante dos semanas. La miro cada día, y cada día asiento al leerla como si cada día leyese algo nuevo en ella. Luego, una mañana, la sostengo a contraluz, la hago danzar entre mis dedos y la rompo en cuatro pedazos, antes de salir a la calle a buscar respuestas en la brutalidad sin concesiones de la ciudad. No hay que inventar nada, comprendo, todo ha sido escrito en sus adoquines, no queda ningún camino que no haya sido recorrido ya mil veces, ninguna historia que no haya sido ya contada hasta la extenuación. ¿En qué punto de esas historias me perdí?, ya no importa, nunca ha importado: la vida necesita de nuestra sumisión, no de nuestra comprensión. Cierro la puerta de casa como el condenado que sabe que no podrá regresar y allí, en la escalera que desciende a la plaza, me encuentro con el gato negro. Me observa lleno de curiosidad, una criatura imperturbable, sin miedo y convencida de su lugar en el mundo. Nos quedamos quietos, desafiándonos con la mirada. No estoy seguro de si quiere bloquear mi camino, o si pretende que lo siga para mostrarme el mapa del laberinto en el que se enredan mis días y cuya salida no encuentro porque camino con los ojos pegados al suelo. Se trata de un gato, concluyo, pueden ser las dos cosas al mismo tiempo… o ninguna de las dos.” (“El gato negro”, prosa y fotografía publicadas el pasado 2 de abril de 2025 por Beauséant en su impecable muy recomendable blog https://www.elartistadelalambre.net/)





1253. Cuenta el escritor y periodista Antonio Dal Masetto: “Una noche estábamos en un bar del Bajo y el gordo Soriano se puso serio de golpe. ‘Antonio, te tengo que decir algo’. ‘¿Qué pasa, Osvaldo?’ ‘A vos no te va a ir bien con los libros’. Y yo me quedé mirándolo: es lo peor que se le puede decir a alguien que pretende escribir. ‘¿Por qué me decís eso, Osvaldo?’ ‘Porque en tus libros siempre hay un gato maltratado’. Lo miré alarmado. ‘¿Y ahora qué hago? Porque ya está todo publicado’. Bueno –me dice–, mirá, vos sos un tipo al que le gusta andar por los bares, volvés tarde a tu casa, y de noche siempre hay gatos por ahí que andan deambulando. Cuando veas uno, trata de hacerte amigo. ‘¿Y cómo?’, le digo. ‘Acercate despacio, hablale, tratá de acariciarlo’. Lo que me estaba diciendo era que si yo lograba captarme la simpatía de un gato o dos en la comunidad internacional de los gatos se iba a correr la bola de que finalmente yo no era un tipo tan terrible sino que era una buena persona y por lo tanto por ahí me daban piedra libre para que los libros funcionaran. Al principio me costó aceptar la idea de ponerme a hablar con los gatos vagabundos de mi barrio. Pero esa misma madrugada, regresando al departamento, apenas me crucé con un gato me detuve y ensayé el primer acercamiento. Y seguí probando en las noches siguientes. Y en los meses siguientes. Y todavía lo hago. Seguramente ya no para hacerme perdonar mi falta sino para intentar con los gatos un diálogo que nos devuelva durante un rato la querida imagen de Osvaldo Soriano.”





1252. El pasado 31 de Marzo un incendio arrasó el refugio Happy Cat Sanctuary que Christopher Arsenault había construido con tanto esfuerzo y pasión. Chris, en otro acto más de coraje y amor incondicional, se adentró entre las llamas para salvar a los seres que más amaba: sus gatos... El refugio albergaba a más de 300 gatos de los cuales aproximadamente lograron salvarse 200. Lamentablemente Chris también perdió la vida adentrándose en el fuego. Él no sólo fue un rescatista sino también un ejemplo de entrega y compromiso con sus sentimientos y convicciones. Esta historia nos duele muy profundamente, pero también nos inspira a seguir luchando. Su legado vive en cada vida de cada gato que protegió y en cada corazón que hoy lo recuerda con respeto y admiración. Desde aquí nos unimos al dolor de todos los que lo conocieron y supieron valorarlo. Descansa en paz, Christopher Arsenault. Tu vida fue un gran acto de amor. (Texto replicado por todos los grupos y asociaciones protectoras de gatos de Facebook)





1251. Con profundo dolor y nuestra admiración de siempre queremos rendir homenaje a Christopher Arsenault, fundador del Happy Cat Sanctuary de Long Island, Nueva York, quien fervientemente dedicó los últimos 15 años de su vida a una misión noble y conmovedora: dar hogar, amor y dignidad a todos sus gatos rescatados de las calles. (Homenaje replicado por todas las asociaciones protectoras de gatos en Facebook)


martes, 27 de mayo de 2025

A veces no sé qué decir... ---

 





Como si lo indudable fuera siempre real
Como si las casualidades pudieran ahora existir
Como si en última instancia no terminara confinado en mi libertad
Como si el porvenir no hubiera venido tantas veces antes acá
Como si el pasado no sucediera más
Como si la religión no entrañara una transacción
Como si ser feliz se emparentara con amar
Como si la poesía no estuviera en extinción
Como si la buena fortuna tuviera que ver con el dinero
Como si la verdad cada día no se refutara a sí misma
Como si la locura no significara otra interpretación de los hechos
Como si en mi más íntimo deseo no impermanecieras
Como si tal cosa y no otra sirviera para algo de alguna manera…
A veces no sé qué decir, te juro
Como si decir a mí finalmente me diera igual






(L'Ultrameuble de 1938, obra de Kurt Seligmann)