
1320. A lo largo de su vida Edward Weston,
célebre maestro de la fotografía artística, compartió su hogar y su
estudio-escuela con infinidad de gatos. Y no es una exageración. Los gatos lo
fascinaban por su serenidad, su distante independencia y la manera que tienen
de mirar el mundo sin ninguna urgencia. En sus diarios Weston los menciona con
admiración y humor pese a que se dormían sobre sus preciados negativos o
curioseaban acercándose sigilosos entre sus cámaras, lentes y cuadernos de
anotaciones como si acecharan a una presa. También su mujer, Charis Wilson, lo
acompañaba en su afición por los gatos. Ambos declaraban ser adoradores de
gatos y en su casa bautizada como “La Colina del Gato Salvaje”, nombre de un
libro de culto dedicado a las fotografías de gatos, alimentaron, dieron refugio
y cuidados médicos a centenares de gatos de los alrededores de su propiedad en
California. Se cuenta que muchas veces los paseos del matrimonio eran en
camioneta a recoger gatos abandonados en las localidades vecinas y que siempre
alguno se traían de sus recorridas. (En imagen los vemos rodeados de gatos en la
casa de “La Colina del Gato Salvaje” fotografiados por Imogen Cunninghan.)

1319. Almudena Grandes siempre se jactó de
pertenecer al selecto club de los que toda la vida han tenido gatos. “Me
parecen los animales más espirituales de la naturaleza, ¡aunque claro que jamás
he tenido relación con un cocodrilo ni con un león!, pero, entre los animales
domésticos el gato es el que más en consonancia está con lo trascendental. La
escritura también tiene esa especie de trance. La contemplación es una
enseñanza que te da el gato”, cuenta la renombrada escritora que hace un tiempo
subió a la red este tuit: “Mi gato lleva tres horas mirando por la ventana. Eso
sí que es insistencia poética” y agrega: “El gato es un ser silencioso que siempre
me hizo la vida mejor…”

1318. “Una pareja de ancianos en una casa gris y
monótona: la mujer abre la nevera y el hombre, sentado en una silla, mira
fijamente a la distancia. Están rodeados, incluso atascados entre gatos. Es una
visión bastante típica del tipo de aislamiento social que enfrentan los
ancianos, salvo que los gatos de color verde neón sorprenden. Son creaciones
radiactivas de Sandy Skoglund, cuyo arte conceptual combina fotografía
surrealista con escenas conceptuales. Estas a menudo adoptan la forma de un
elaborado cuadro, y en el caso de ‘Radioactive Cats’ de 1980, contiene más de
20 criaturas luminiscentes. Con el paso del tiempo sigue siendo una de sus
obras más famosas, evoca una sensación universal de soledad y de ahí que su
nombre funciona como una reflexión sobre lo nuclear. Skoglund fabricó a mano
cada gato verde con yeso, colocándolos en un decorado que había pintado de gris
sombrío. Dos de sus vecinos, personas ya mayores, se ofrecieron como modelos
entre los gatos, con los rostros casi ocultos, pero la insinuación de su edad
es evidente. Recurrió a ajustes de diafragma de su cámara para dar a la foto
una sensación de movimiento.” (Fragmento de ’Los gatos radiactivos de Sandy
Skoglund’ por Poppy Burton)

1317. Sandy Skoglund es una fotógrafa y artista
plástica estadounidense. Sus fotografías provocan una atracción casi mágica y
sólo bastará que te acerques un poco a sus obras para entender por qué. Lo que
Sandy logra es una combinación de fotografía, escultura e instalación con
efectos verdaderamente increíbles. Sus imágenes tienen gran contenido
surrealista, toques oníricos y suelen estar repletas de gatos, y alguna gente
también. Sandy utiliza colores que crean contrastes estridentes con colores
complementarios. Una de sus fotografías más conocidas, 'Radioactive cats', dijo
ella, 'está inspirada en uno de mis sueños más íntimos'. Sandy se tarda meses
planificando cada trabajo. Cada gato es esculpido por ella misma y una vez que
sus escenas fueron concebidas las completa con actores, en caso de ser
necesario.

1316. Ray Bradbury llegó a tener dos docenas de
gatos en su hogar, Tigger, Win-Win y Ditzy fueron sólo algunos de los más
popularizados por el genial escritor que alguna vez los describió como sus pisapapeles
favoritos, ya que estaban siempre sobre su escritorio revolcados sobre sus
apuntes mientras él escribía. “Para trabajar sólo dos imperiosas necesidades
tengo: que mi imaginación funcione y gatos a mi alrededor”. (En la foto con su
gata Hallie, diminutivo de Halloween, puesto que le entró por la ventana una
noche de esa celebración y ya no quiso irse más.)

1315. “Mi amor por los gatos comienza en mi
niñez, influencia directa de mi madre. Podría decir que tuve gatos toda mi
vida, aprendiendo a lidiar con la tristeza de sus partidas, algo inevitable por
desgracia. Esta foto tiene más de cincuenta años, aquí estoy con mi gata Julie
que era hija de una gata que me encontré en el parque General San Martin en
Mendoza y a la que me traje en el avión de regreso en una época en que no se
permitían animales en la cabina de los aviones, pero la tripulación copada me
lo permitió” cuenta Machi Rufino, mítico bajista de diversas formaciones del
rock pionero argento junto a Luis Alberto Spinetta)

1314. El compositor francés Henri Sauguet tuvo
una gata, Marie-Adelaide Pompón, que se sentaba junto a su piano y lo miraba
trabajar noches enteras. “Su temperamento no era efusivo sino más bien
impasible, distante”, cuenta Sauget, “mientras observaba a su alrededor el
trayecto de los sonidos que yo extraía del piano sobrevolando el ambiente y a
veces, lo juro por todos los gatos de todos los tiempos, se incorporaba
sutilmente y trataba de atraparlos con sus patitas en alto al vuelo, o como si
fueran copos de nieve, ya que eran sonidos para ella tangiblesm visibles,
evidentemente materializados”.

1313. «Marx para gatos - Un bestiario radical de
Leigh Claire La Berge, profesora en el Borough of Manhattan Community College
de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, es una original y fascinante obra
que sigue las huellas de los felinos devenidos en animales domésticos a través
de la historia para revelar la animalidad en el corazón del marxismo. Para ello
la prestigiosa autora examina un arco temporal de mil doscientos años que
abarca la prehistoria feudal del capitalismo, sus épocas colonialista e
imperialista, las revoluciones burguesas que promovieron el capitalismo y las
revoluciones comunistas que se le opusieron para sostener que los leones, los
tigres, los gatos monteses y también los gatos domésticos han sido fundamentales
en el análisis y la forma en que los marxistas han concebido la teoría
económica. En este bestiario radical, lúdico y generosamente ilustrado, La
Berge demuestra que la lucha de clases es, en última instancia, una
colaboración entre especies…» (Reseña del libro encontrada en https://www.akal.com/)

1312. Instantáneas gatunas - El regreso de miles de palestinos a lo que queda de sus casas en Gaza. El epígrafe en portugués se entiende sin necesidad de traducción. (Encontrado recientemente en Instagram)
1311. “A mi casa llega un gato / pero es un gato
decente / pero es un gato decente / Si yo le tomo la cola / al tiro muestra los
dientes / A mi casa llega un gato / Este gato romano / que es medio cojo / si
lo tratan de cucho / se pone rojo / Este gato romano / que es medio cojo / Se
pone rojo, sí / bajo la parra / No te juegues con gatos / que tienen garras /
¡Anda a cazar ratones / por los rincones!” (“A mi casa llega un gato"
poema canción de Violeta Parra que no sólo creaba canciones con letras vivas de
poesía, vivía haciendo arte, como dejó plasmado también en tantos telares y esculturas.)